
18 de febrero de 2010
Intervención en La Casa

13 de febrero de 2010
Mi yo externo y el sindicato

Como no tengo demasiado tiempo para estupideces (o no para ese tipo de estupideces), averigüé el nombre de alguno de los principales dirigentes del Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Cultura (SITRASEC) para aclarar el asunto de una vez. Y vieran que sin anonimatos las cosas funcionan mucho mejor.
Me comuniqué con Delmy Zaragoza quien trabaja en la Dirección de Publicaciones e Impresos, y evidentemente me quejé del par de entrevistas en las que gente del SITRASEC se refería a mí, y en qué términos. Le leí incluso la parte en la que me llaman... uh... cosas feas.
Lo primero que la extrañó fue que alguien (en este caso cuatro personas) dieran una entrevista a quien fuera sin la aprobación de la directiva del sindicato, y ni idea de que existiera algo que se llamara Crónicas de El Salvador. Le hice notar que el asunto era anónimo, y me dijo que no era costumbre de la gente del sindicato ocultar sus nombres; hasta me dio completo el directorio de dirigentes, con cargos y todo. (No lo apunté, me perdonarán; tampoco colecciono listas de gente.) En fin, me dijo que para el SITRASEC las supuestas entrevistas son apócrifas, y me pidió una disculpa. Más aún: me prometió que se publicaría una aclaración en el boletín del sindicato.
Y listo. Hablando se entiende la gente. Y el anonimato sigue pareciéndome ruin en las ocasiones en las que está pensado precisamente para ser ruin.
Para que vean que sí estoy bien --o no tan mal como dicen--, reproduzco allá arriba un retrato que me hizo la Vale con la licencia del cabello amarillo. Lo de arriba son nubes, lo de en medio es lluvia de colores y lo de abajo soy yo, a quien el agua no toca, ejem.