Entrevista con Violeta Menjívar
Ya fuera del calor de la campaña electoral, Violeta Menjívar --no, no es mi pariente-- da una buena entrevista a La Jornada de México. Se puede encontrar aquí.
Me parece interesante --y alarmante incluso-- cómo cambia la gente cuando está en campaña y cuando ha ganado. Para ganar, se recurre a recursos poco razonables y poco razonados de llamar al voto; ya lo vimos por la televisión en ésta y otras campañas. Después vienen la madurez y la reflexión. O sea que uno en realidad no vota por la persona a la que ve en campaña, sino por un señor o una señora gritón o gritona, agresivo o agresiva, que llama al entrentamiento (¿o enfrentamienta?) y descalifica a medio mundo (o sea a "los otros", que son cualquiera que no esté irracionalmente a favor, los del propio partido incluidos). Y resulta que no, que a la hora de las horas siempre fue una persona muy cauta y madura, que lo otro ocurría al calor de la contienda.
Esto no lo digo por molestar, al contrario: sería interesante que los candidatos se dedicaran a ser ellos mismos, que en lugar de gritarle a la gente se pusieran a platicar, y en lugar de prometer cosas hicieran un balance de la situación y las posibilidades reales de enfrentarla; ya uno decidirá en frío. Y sería peor, cómo no, que estos señores y estas señoras (pocas señoritas habrá en estos niveles de la política, valga la misoginia del comentario) siguieran portándose igual cuando ganan.
Hyde hace campaña. Jeckyll gobierna. Algo es algo. Aún recuerdo épocas en que podía ser al revés, y quizá sean estas mismas épocas.
(Y, claro, había que darle a la entrevista un leve enfoque de género. Hasta me dan ganas de contradecir mi post anterior.)
Me parece interesante --y alarmante incluso-- cómo cambia la gente cuando está en campaña y cuando ha ganado. Para ganar, se recurre a recursos poco razonables y poco razonados de llamar al voto; ya lo vimos por la televisión en ésta y otras campañas. Después vienen la madurez y la reflexión. O sea que uno en realidad no vota por la persona a la que ve en campaña, sino por un señor o una señora gritón o gritona, agresivo o agresiva, que llama al entrentamiento (¿o enfrentamienta?) y descalifica a medio mundo (o sea a "los otros", que son cualquiera que no esté irracionalmente a favor, los del propio partido incluidos). Y resulta que no, que a la hora de las horas siempre fue una persona muy cauta y madura, que lo otro ocurría al calor de la contienda.
Esto no lo digo por molestar, al contrario: sería interesante que los candidatos se dedicaran a ser ellos mismos, que en lugar de gritarle a la gente se pusieran a platicar, y en lugar de prometer cosas hicieran un balance de la situación y las posibilidades reales de enfrentarla; ya uno decidirá en frío. Y sería peor, cómo no, que estos señores y estas señoras (pocas señoritas habrá en estos niveles de la política, valga la misoginia del comentario) siguieran portándose igual cuando ganan.
Hyde hace campaña. Jeckyll gobierna. Algo es algo. Aún recuerdo épocas en que podía ser al revés, y quizá sean estas mismas épocas.
(Y, claro, había que darle a la entrevista un leve enfoque de género. Hasta me dan ganas de contradecir mi post anterior.)
2 comentarios:
No trate e imitar a los gacupines en su estilo, eso de Cómo no me suena a gilipollas.
Corrección :
No trate de imitar a los gachupines en su estilo, eso de Cómo no me suena a gilipollas.
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