13 de febrero de 2010

Mi yo externo y el sindicato

Pues siguió el rollo de mi enfermedad terminal y supuestos voceros del sindicato de trabajadores de la Secretaría de Cultura hablando de mí, en el blog Crónicas de El Salvador, que después de revisarlo un poco parece más un libelo que un órgano... uh... informativo. (Los antecedentes están en el post anterior.) En esta ocasión, como puede leerse aquí (no voy a molestarme en reproducir nada; me dedican media nota) los supuestos sindicalistas no sólo insisten en que yo pedí ayuda del sindicato, sino que me insultan, desde luego de manera anónima, como anónima es la persona que escribe la nota.
Como no tengo demasiado tiempo para estupideces (o no para ese tipo de estupideces), averigüé el nombre de alguno de los principales dirigentes del Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Cultura (SITRASEC) para aclarar el asunto de una vez. Y vieran que sin anonimatos las cosas funcionan mucho mejor.
Me comuniqué con Delmy Zaragoza quien trabaja en la Dirección de Publicaciones e Impresos, y evidentemente me quejé del par de entrevistas en las que gente del SITRASEC se refería a mí, y en qué términos. Le leí incluso la parte en la que me llaman... uh... cosas feas.
Lo primero que la extrañó fue que alguien (en este caso cuatro personas) dieran una entrevista a quien fuera sin la aprobación de la directiva del sindicato, y ni idea de que existiera algo que se llamara Crónicas de El Salvador. Le hice notar que el asunto era anónimo, y me dijo que no era costumbre de la gente del sindicato ocultar sus nombres; hasta me dio completo el directorio de dirigentes, con cargos y todo. (No lo apunté, me perdonarán; tampoco colecciono listas de gente.) En fin, me dijo que para el SITRASEC las supuestas entrevistas son apócrifas, y me pidió una disculpa. Más aún: me prometió que se publicaría una aclaración en el boletín del sindicato.
Y listo. Hablando se entiende la gente. Y el anonimato sigue pareciéndome ruin en las ocasiones en las que está pensado precisamente para ser ruin.
Para que vean que sí estoy bien --o no tan mal como dicen--, reproduzco allá arriba un retrato que me hizo la Vale con la licencia del cabello amarillo. Lo de arriba son nubes, lo de en medio es lluvia de colores y lo de abajo soy yo, a quien el agua no toca, ejem.

5 comentarios:

Carlos Abrego dijo...

Rafa: lo arreglado, arreglado y muy bien. Lo importante es que estés mejor y de seguro ya pronto vas a ponerle acelerador a tu actividad. Un fuerte y fraternal abrazo.

Thierry dijo...

Obviamente, Vale tiene mucho más talento que tus médicos, a la hora de dibujar... Me imagino que su "querida presencia" también tendrá un efecto mucho más euforizante que cualquier producto químico. Un abrazo para todos y sinceramente, qué cosas más tristes. A veces me pregunto. Siempre nos critican a los europeos por egoístas e indeferentes. Y es cierto que acá, como en "Pedro Nabaja" alguien puede morir y nadie se da cuenta, o se da cuenta y no le importa. Pero la cosa también tiene sus ventajas, y es que nadie se mete contigo. ¿Hasta qué punto no es el egoísmo una forma de respeto?

Anónimo dijo...

chido el dibujo, chida la lluvia de colores, chhdio el cabello ¿amarrillo?
la ultima vez que te vi no eras precisamente rubio.
cosas de niños supongo.
mala onda lo de lso anonimos.
espero etes mejor saludos a vale y a krisma.
Eduardo

Ingrid dijo...

Rafa, mi amigo, acordate que al shit no se le para bolas, deciles que se dediquen a la coprofagia, en buen salvadoreño pues que coman "mientras" vos te fumas un cigarrillo jaja
Los anónimos, haaa la máxima expresión de la cobardía.

saluuu

Anónimo dijo...

Y qué endemoniada enfermedad tenías pues?

Tento que leo y leo y no acierto. Que estés bien, pues.