De locuras, héroes y Burt Lancaster
Ayer fue la presentación ante la prensa de la tercera edición de Tiempos de locura. El Salvador 1979-1981. Fue en el Mesón de Goya, en el ITCA, y al final hubo sanguchitos de jamón y queso. No, no de ésos a los que sólo les ponen un poco de margarina y luego unas lasquitas de jamón y de queso amarillo, sino Sándwiches de Jamón y Queso, con mayúsculas. Coca-Cola, té helado o café. En mi caso, té helado.
Cuando llegué al Mesón, a eso de las 9:45, decidí fumarme antes un cigarro. Lo acababa de encender y aparecieron de la nada un montón de personas con cámaras de televisión, grabadoras, celulares y libretas, y a ponerme a contestar preguntas, sin siquiera poder darle una fumada al cigarro, que se consumió solo, el pobrecito. Me hicieron la de siempre: --"¿Por qué Tiempos de locura?"--, pero ampliada: ¿no me parecía que lo que estaba en juego no podía calificarse de locura, que era la lucha de un pueblo, que había toda una ideología estructurada y un proyecto de país, etcétera? Como todavía no me había fumado el cigarro, me agarré de una idea de Knut Walter, quien hizo la introducción de la tercera edición. Lo cito, porque lo dice más bonito que yo:
Y, bueno, aquí en este blog sabemos que lo que Knut dijo es cierto, pero que el título fue un hallazgo de Carlos Briones, el director de Flacso-El Salvador: un título que pegara, de impacto, etc. Puro instinto de editor. A mí no me gustó en un principio (no recuerdo cuál había propuesto), pero siempre estuve de acuerdo en que es muy bueno. Ahora, gracias a Knut, ya sabemos por qué, je.
Después los periodistas se fueron adentro, encendí otro cigarro, me lo fumé a gusto y pude empezar a pensar para la presentación formal.
Fue muy agradable y fluido. Estuvimos Carlos Briones, director de Flacso-El Salvador; Knut Walter, historiador salvadoreño-guatemalteco, como su nombre lo indica; el embajador Ernesto Arrieta Peralta, quien en 1979 tomó parte en las negociaciones para la designación de Mario Andino como representante del sector privado en la Junta Revolucionaria de Gobierno; Juan Ramón Medrano, el comandante Balta del ERP; Carlos Clará, director de Indole Editores, que hizo la coedición junto con Flacso, y yo, que nada más soy yo.
En fin, el libro ya está a la venta y el precio sugerido es de $8.50, al menos en el país. (En el post anterior se dice cómo conseguirlo si no lo halla en librerías o no vive en El Salvador.) Nada mal para un animal de más de 400 páginas (y como 650 cuartillas de 250 palabras por cuartilla). La edición está muy bien hecha y me encantó el acabado mate de la portada. Carlos Clará ha hecho malabares para que el precio se mantenga bajo; la idea es que se lea.
Cuando llegué al Mesón, a eso de las 9:45, decidí fumarme antes un cigarro. Lo acababa de encender y aparecieron de la nada un montón de personas con cámaras de televisión, grabadoras, celulares y libretas, y a ponerme a contestar preguntas, sin siquiera poder darle una fumada al cigarro, que se consumió solo, el pobrecito. Me hicieron la de siempre: --"¿Por qué Tiempos de locura?"--, pero ampliada: ¿no me parecía que lo que estaba en juego no podía calificarse de locura, que era la lucha de un pueblo, que había toda una ideología estructurada y un proyecto de país, etcétera? Como todavía no me había fumado el cigarro, me agarré de una idea de Knut Walter, quien hizo la introducción de la tercera edición. Lo cito, porque lo dice más bonito que yo:
A primera vista, el título del libro parece un poco impertinente: para los protagonistas --y para los observadores-- fueron tiempos de extrema gravedad, una crisis mayúscula donde cada uno de los bandos (y fueron más de dos) terminó jugándose el todo por el todo. La "locura" tiene que ver más con los niveles de exaltación que caracterizaron las posiciones de los diversos actores que con alguna condición mental, aunque no hay duda de que la irrealidad también jugó un papel importante. No resultaba nada fácil desarrollar planteamientos de análisis y acción, medianamente racionales y objetivos, en un entorno donde los acontecimientos se sucedían uno al otro en medio de violencia extrema, en un constante medir de fuerzas políticas y militares.
Algunos estaban seguros de la certeza de sus posiciones y de la inevitable victoria de su causa, mientras que otros se preocupaban por comprender las voluntades y los recursos del adversario, todavía no convencidos de que era el momento de alcanzar un desenlace definitivo. Y hubo otros que se dedicaron a buscar mecanismos y caminos de resolución política mientras el país se acercaba a un enfrentamiento armado en gran escala. Pero todos, sin excepción, estaban caminando sobre terreno desconocido. Quizás por eso creían que los "tiempos de locura" habrían de pasar rápido, sobre todo cuando se tenía frente a sí la muy reciente experiencia del triunfo sandinista en Nicaragua, el modelo obvio tanto para los que intentaban llevar adelante la revolución y la lección obvia para los que se esforzaban por detenerla.
Y, bueno, aquí en este blog sabemos que lo que Knut dijo es cierto, pero que el título fue un hallazgo de Carlos Briones, el director de Flacso-El Salvador: un título que pegara, de impacto, etc. Puro instinto de editor. A mí no me gustó en un principio (no recuerdo cuál había propuesto), pero siempre estuve de acuerdo en que es muy bueno. Ahora, gracias a Knut, ya sabemos por qué, je.
Después los periodistas se fueron adentro, encendí otro cigarro, me lo fumé a gusto y pude empezar a pensar para la presentación formal.
Fue muy agradable y fluido. Estuvimos Carlos Briones, director de Flacso-El Salvador; Knut Walter, historiador salvadoreño-guatemalteco, como su nombre lo indica; el embajador Ernesto Arrieta Peralta, quien en 1979 tomó parte en las negociaciones para la designación de Mario Andino como representante del sector privado en la Junta Revolucionaria de Gobierno; Juan Ramón Medrano, el comandante Balta del ERP; Carlos Clará, director de Indole Editores, que hizo la coedición junto con Flacso, y yo, que nada más soy yo.
En fin, el libro ya está a la venta y el precio sugerido es de $8.50, al menos en el país. (En el post anterior se dice cómo conseguirlo si no lo halla en librerías o no vive en El Salvador.) Nada mal para un animal de más de 400 páginas (y como 650 cuartillas de 250 palabras por cuartilla). La edición está muy bien hecha y me encantó el acabado mate de la portada. Carlos Clará ha hecho malabares para que el precio se mantenga bajo; la idea es que se lea.
* * *
Mientras escribía lo anterior el embajador Arrieta y Carlos Clará me enviaron unos videos de Canal 33 y Canal 12 en los cuales se habló de la presentación. (También estuvo Canal 10 y otro que no identifiqué.) Le dedicaron como dos minutos y medio cada uno; nada mal. Hay una nota en La prensa gráfica, que puede hallarse en este link.
Van los videos. (Nótese que tengo una gripe de los mil diablos, pero intento ocultarla.)
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Y como casi no salgo de Los Planes de Renderos, aproveché para pasar por la Dirección de Publicaciones e Impresos por los ejemplares que me corresponden por la reedición de Los héroes tienen sueño. La novela aún no está en librerías ni se ha presentado, pero se puede conseguir en el local de la DPI. Cuesta $2.75. Igual hicieron todo lo posible para mantener bajo el precio; en la edición anterior, costaba $2.29.
La portada, como se puede ver, cambió mucho con respecto a la de 1998, que está aquí a la izquierda. La anterior estaba basada en un cuadro de David Méndez, fotógrafo y pintor salvadoreño que ahora vive en Nueva Orleans. David tomó muchas de las más importantes fotos de los inicios de la guerra, antes de tener que asilarse en México por motivos de salud. (A su esposa, Nelly, la conozco desde que nació, literalmente. Es de la edad de mi hermana Ana, y fueron muy amigas desde bebés.) Una de las costumbres de David, a.k.a. "El Papo", era que siempre quedaba en medio de los balazos del ejército o la guardia y la guerrilla o la seguridad de los grupos de masas. Es un tipo pausado, incluso en esas circunstancias, y no creo que en su vida se le haya ocurrido caminar rápido siquiera. Entonces tomaba fotos de gente disparando exactamente a donde él se encontraba, pero jamás tuvo siquiera un raspón en las rodillas. En México trabajó como camarógrafo para empresas de publicidad, y luego se fue a Nueva Orleans, donde se hizo socio de su hermano en una taquería. Se dedicó, pues, a levantar la taquería, y hace poco la vendió para dedicarse a lo suyo, que es la fotografía y la pintura. Ya ha hecho exposiciones aquí en El Salvador desde hace más de diez años.
En fin, la nueva portada, con ilustración de Antonio Romero, me parece bien de acuerdo con lo que se estila en el género negro, en las publicaciones pulp (que, con todo lo que dice Wikipedia, no sólo se aplicaba a las revistas, sino también a los libros). Me refiero al diseño; los materiales son de buena calidad.
Y, claro, me puse a leer la novela; no lo hacía desde hacía unos siete u ocho años. Me está gustando. (Uno escribe los libros que quiere leer, etc. No, no me inventé yo la frase, pero el concepto me funciona muy bien.) Había algunos errores en la primera edición que se corrigieron para ésta. Y había uno en especial que pongo a continuación:
La película en cuestión se llama The Swimmer. La vi por primera vez quizá en 1969 o 70, y no entendí mucho; tenía como 10 años, y a mis primos mayores, que me llevaron, les pareció genial. Luego la he visto unas cuatro o cinco más, pero después de haber escrito Los héroes tienen sueño. El error es que la película es con Burt Lancaster, no con Charlton Heston, y eso me lo dijo mi tío Eduardo Ochoa (hermano de mi mamá, que por supuesto es nueve años menor que yo) hace ya varios años. Lo corregí en el texto original, etcétera.
A la hora de plantearse la reedición, pensé en cambiar el nombre, y ya estábamos en ésas cuando pensé: ¿y para qué cambiarlo? El personaje es un policía medio estudiado, pero bastante basto en ciertas cosas, como el cine, y para él es igual Burt Lancaster, Charlton Heston o Hedi Lamarr. Así que les dije que quedara Charlton Heston.
Si leyeron la primera edición, sí, fue un error grave, y fue mi error; si leen la segunda, el error es del personaje narrador, y ya no es tan grave. (La onda de Pierre Menard, pues: el mismo texto tiene valores diferentes si se escribe en diferentes contextos.) Así que mejor lean la segunda edición; allí todo está bien.
2 comentarios:
Rafa: Felicitaciones por tu libro
he visto los videos y los comentarios. Estas fiestas literarias debieran repetirse cada semana. Lo deseable es que el publico compre el libro. Bueno y que lo lea. Digo que los leamos, Ya pasare a la libreria a buscar el libro. Un abrazo de:
Trotski
Rafa: Felicitaciones por tu libro
he visto los videos y los comentarios. Estas fiestas literarias debieran repetirse cada semana. Lo deseable es que el publico compre el libro. Bueno y que lo lea. Digo que los leamos, Ya pasare a la libreria a buscar el libro. Un abrazo de:
Trotski
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