La justicia (poética) por propia mano
En la literatura, como en otras artes, existe la costumbre de que "los mayores" validen a los más jóvenes como merecedores de continuar con el oficio. El porqué es obvio: personas con mayor experiencia y trayectoria deberían reconocer a sus futuros iguales y, a través de la validación, lanzarlos al ruedo y llamar la atención sobre ellos para lo que fuere menester, digamos que su obra se lea, se compre o sea al menos considerada como parte de la corriente artística del momento.
En literatura, uno de los modos posibles es la publicación de antologías en las que se da a conocer una muestra del trabajo de los escritores que el antólogo considera representativos o significativos de lo que se esté produciendo. En El Salvador el último intento ocurrio hace diez años, con Alba de otro milenio, de Ricardo Lindo (Dirección de Publicaciones e Impresos). Hace un tiempo escribí una nota acerca de lo mal que se había tratado a Lindo y su antología, de manera injusta: lo que Lindo estaba haciendo era mostrar lo que en ese momento se veía en el panorama poético joven del país, no una apuesta por ciertos escritores (de muchos de ellos no volvió a saberse o no evolucionaron o dejaron la poesía por otras cosas; hubo otros que no fueron incluidos y han sido de gran importancia); tampoco era una profecía, que en este oficio nunca se sabe, en especial con los más jóvenes. Si algo puedo añadir acerca de la antología es que es honesta y muestra un panorama que, hoy, es un punto de comparación obligatorio.
Pero ¿un punto de comparación con qué?
Diez años parece poco tiempo para preparar una nueva antología "joven", pero en El Salvador, en ese poco tiempo, se ha producido un fenómeno importante que los "mayores" aún no logran detectar o no quieren o pueden comprender. Se trata de un florecimiento que podría incluso parecer excesivo de poesía de gente muy joven, con características bastante diferentes a las de las generaciones anteriores, si es que se puede hablar de generaciones en las últimas décadas.
El trabajo de crear la siguiente antología de poetas jóvenes la tomó en sus propias manos uno de ellos mismos, Vladimir Amaya, con el libro Una madrugada del siglo XXI. Poesía joven de El Salvador. Incluye a 34 autores nacidos entre 1980 y 1989, y en el recuento surge una de las primeras y más interesantes características de esa "generación": dieciséis de los antologados son mujeres. No se trata de una cuestión de corrección política o de algún enfoque de equidad de género, sino de que mucha de la mejor poesía joven salvadoreña la están escribiendo, precisamente, mujeres. Los posibles motivos podrán ser muchos y los que uno quiera pero, hasta ahora, la participación de las mujeres en la poesía salvadoreña había sido por lo menos marginal.
Otra característica de los poetas incluidos en la antología es que difícilmente pueden encuadrarse en una "tradición nacional", si algo así existe. Aunque seguramente muchos de ellos --o todos-- conocen a las figuras más importantes de la literatura nacional, es obvio el acceso directo de la mayoría a la gran poesía, quizá a la más importante de principios y mediados del siglo XX. Pero no se percibe una uniformidad en los textos, ni mucho menos. Si algo caracteriza a los poetas antologados es que cada uno posee propuestas propias y diferentes a las de los demás, incluso los autores más débiles, que los hay. También puede encontrarse un énfasis en la técnica poética, en la necesidad de dejar menos a la espontaneidad que al trabajo y mucho más a la efectividad de los textos que a la sensiblería a veces fácil que suele encontrarse en recitales incluso de voz de los poetas de mayor trayectoria.
Creo que Amaya le apostó a la diversidad de propuestas, a veces en detrimento de la calidad. Sin embargo, hay en por lo menos dos tercios de los antologados un nivel de calidad bastante alto, que podría cuestionar seriamente a muchos de los que ahora se toman como poetas respetados y bien establecidos.
Uno de los puntos que puede resultar incómodo lo hace notar Amaya en el prólogo: la poca influencia de Roque Dalton en los poetas de la muestra. Durante años, escribir "como Roque" era --y quizá siga siendo para muchos-- condición necesaria para que la poesía de alguien fuera tomada en serio: temáticas, giros, estructuras, etcétera. Esto daba --y quizá aún dé-- una poesía que tiende a la uniformidad --también lo anota Amaya--, a la larga poco interesante y contradictoria con uno de los principios del arte, que es la originalidad. Talvez a los "mayores" se les pasó la mano con la apología de Dalton --que tiene su lugar y que estaba en lo suyo; no le echo la culpa a él--, generaron un canon inaceptable y ahora los jóvenes han declarado una sana rebelión poética: ¿no es acaso la rebelión de los jóvenes una necesidad para todos nosotros?
En fin, la de Amaya es una iniciativa audaz y válida. En general estoy en desacuerdo con las autoediciones, pero me parece que en este caso era necesaria; los "mayores", en serio, no terminan de entender lo que está sucediendo, y la tendencia es a ignorarla, rechazarla y, en el mejor de los casos, malinterpretarla.
Una madrugada del siglo XXI me parece un hito importante e inevitable, una lectura obligatoria para quienes estén interesados en la poesía.
En literatura, uno de los modos posibles es la publicación de antologías en las que se da a conocer una muestra del trabajo de los escritores que el antólogo considera representativos o significativos de lo que se esté produciendo. En El Salvador el último intento ocurrio hace diez años, con Alba de otro milenio, de Ricardo Lindo (Dirección de Publicaciones e Impresos). Hace un tiempo escribí una nota acerca de lo mal que se había tratado a Lindo y su antología, de manera injusta: lo que Lindo estaba haciendo era mostrar lo que en ese momento se veía en el panorama poético joven del país, no una apuesta por ciertos escritores (de muchos de ellos no volvió a saberse o no evolucionaron o dejaron la poesía por otras cosas; hubo otros que no fueron incluidos y han sido de gran importancia); tampoco era una profecía, que en este oficio nunca se sabe, en especial con los más jóvenes. Si algo puedo añadir acerca de la antología es que es honesta y muestra un panorama que, hoy, es un punto de comparación obligatorio.
Pero ¿un punto de comparación con qué?
Diez años parece poco tiempo para preparar una nueva antología "joven", pero en El Salvador, en ese poco tiempo, se ha producido un fenómeno importante que los "mayores" aún no logran detectar o no quieren o pueden comprender. Se trata de un florecimiento que podría incluso parecer excesivo de poesía de gente muy joven, con características bastante diferentes a las de las generaciones anteriores, si es que se puede hablar de generaciones en las últimas décadas.
El trabajo de crear la siguiente antología de poetas jóvenes la tomó en sus propias manos uno de ellos mismos, Vladimir Amaya, con el libro Una madrugada del siglo XXI. Poesía joven de El Salvador. Incluye a 34 autores nacidos entre 1980 y 1989, y en el recuento surge una de las primeras y más interesantes características de esa "generación": dieciséis de los antologados son mujeres. No se trata de una cuestión de corrección política o de algún enfoque de equidad de género, sino de que mucha de la mejor poesía joven salvadoreña la están escribiendo, precisamente, mujeres. Los posibles motivos podrán ser muchos y los que uno quiera pero, hasta ahora, la participación de las mujeres en la poesía salvadoreña había sido por lo menos marginal.
Otra característica de los poetas incluidos en la antología es que difícilmente pueden encuadrarse en una "tradición nacional", si algo así existe. Aunque seguramente muchos de ellos --o todos-- conocen a las figuras más importantes de la literatura nacional, es obvio el acceso directo de la mayoría a la gran poesía, quizá a la más importante de principios y mediados del siglo XX. Pero no se percibe una uniformidad en los textos, ni mucho menos. Si algo caracteriza a los poetas antologados es que cada uno posee propuestas propias y diferentes a las de los demás, incluso los autores más débiles, que los hay. También puede encontrarse un énfasis en la técnica poética, en la necesidad de dejar menos a la espontaneidad que al trabajo y mucho más a la efectividad de los textos que a la sensiblería a veces fácil que suele encontrarse en recitales incluso de voz de los poetas de mayor trayectoria.
Creo que Amaya le apostó a la diversidad de propuestas, a veces en detrimento de la calidad. Sin embargo, hay en por lo menos dos tercios de los antologados un nivel de calidad bastante alto, que podría cuestionar seriamente a muchos de los que ahora se toman como poetas respetados y bien establecidos.
Uno de los puntos que puede resultar incómodo lo hace notar Amaya en el prólogo: la poca influencia de Roque Dalton en los poetas de la muestra. Durante años, escribir "como Roque" era --y quizá siga siendo para muchos-- condición necesaria para que la poesía de alguien fuera tomada en serio: temáticas, giros, estructuras, etcétera. Esto daba --y quizá aún dé-- una poesía que tiende a la uniformidad --también lo anota Amaya--, a la larga poco interesante y contradictoria con uno de los principios del arte, que es la originalidad. Talvez a los "mayores" se les pasó la mano con la apología de Dalton --que tiene su lugar y que estaba en lo suyo; no le echo la culpa a él--, generaron un canon inaceptable y ahora los jóvenes han declarado una sana rebelión poética: ¿no es acaso la rebelión de los jóvenes una necesidad para todos nosotros?
En fin, la de Amaya es una iniciativa audaz y válida. En general estoy en desacuerdo con las autoediciones, pero me parece que en este caso era necesaria; los "mayores", en serio, no terminan de entender lo que está sucediendo, y la tendencia es a ignorarla, rechazarla y, en el mejor de los casos, malinterpretarla.
Una madrugada del siglo XXI me parece un hito importante e inevitable, una lectura obligatoria para quienes estén interesados en la poesía.
9 comentarios:
ta gueno bichos de la poesia joven
escriban cosas nuevas
ya me tiene hasta el copete el mismo rollo "cultural" que no pasa de dalton neruda benedeti y vallejo
me da retorcijon esas fotocopiadoras nueva trova
y salgo corriendo por la poesia vomitiva de algunos dis que poetas "comprometidos" con sus infulas revolucionarias pero que durante la guerra estuvieron debajo de la cama o fuera del pais
ojala pase igual con la narrativa, por que ya me tiene hasta el sereguete "Un dia en la vida"...
los felicito bichos:
Jenrry Miler
Estoy muy de acuerdo con la importancia dada a la antología. Sin embargo, creo que no existe un elemento fuerte en nuestra generación, como para poder denominarla una "generación" per se. Creo atinado, reciclar la frase de su nota sobre "Alba..." para describir esta antología: "Es más, una fotografía de grupo..." (del grupo de locos que escribimos actualmente, y a penas salimos de la pubertad…) que una radiografía de generación. Sin embargo, creo que lo más representativo de los escritores jóvenes esta en esa antología.
Miguel Huezo Mixco hace una interesante cita del prologo cuando Vladimir dice "Roque esta y no está". Me gusta pensar eso, por lo de la "originalidad" sin embargo, creo que lo de estar o no estar, depende de la nube en el ojo del lector. Me atrevo a decir, por lo menos hablando por mi persona, que nuestra mayor influencia no es Roque (al menos, ya no) si no que los medios de comunicación y las vivencias de la cotidianidad urbana. Tal vez algo en común con Roque, si.
Por cierto, ahora que lo pienso, y sin ánimos de ser adulante, gracias a los esfuerzos de Rafael Menjivar, el potencial de un buen numero de los seleccionados, ha podido ser pulido. (Ojo, no digo que gracias a Rafael son lo que son, si no que gracias a el, hay aun mas fuerza en esas voces.) Sin duda alguna, felicidades Rafa, porque este libro es una muestra de tus esfuerzos como facilitador. Esto siempre lo he pensado, y lo saben algunos de los aludidos, asi como lo saben hasta en Francia.
En conclusión, excelente reseña. Ojala pudiéramos masificar la venta del librito, no solo por Vladi, si no por un "cambio de paradigmas" (según Khun) sobre la literatura salvadoreña.
¡Un abrazo!
¿Ya lo publicaron? ¡Que bien! Yo fui testigo de cuando se estaba cocinando, nos guardan un ejemplar para cuando regresemos.
Lean el comentario de Mixco, es claro ue no hay novedad en los nuevos, no nos demos demasiada carreta, rafael, no pique de maestro
Leí el artículo de Miguel y, AMDG, pongo aquí el link.
De verdad que no están viendo el panorama completo. La visceralidad o la condescendencia de algunos comentarios prueban mi punto.
Y no me pico de nada. Yo nomás voy pasando... como todos.
muy bueno sigan adelante. enhorabuena.
Un interesante debate en tono a la poesía salvadoreña está pasando a partir del comentario suyo, Rafael, y del de Miguel H, en su blog cada uno. Los han visto?
Por qué no hacer algo asemejante en su Taller en La Casa de Salarrué? En general, hay mucho respeto en los post que e cuelgan, no como en otros blogs llenos de ataques y malcreadeces.
soy roger guzman:aunque no he tenido la oportunidad de leer la antología todavia,y me sorprende el nivel de discusion al que se ha llegado;debido a que conozco a muchos de los publicados en el libro,y que conozco la literatura de vallejo, de huidobro, de joaquin pasos o de roque dalton,y que comprendo las bases tecnicas necesarias para distinguir entre un poeta bueno o malo,creo que ciertas valoraciones en los comentarios que he leido son solo y nada mas que mal intencionadas,cosa que no entiendo.debemos aceptar, y ya casi nos lo gritan en la cara desde fuera del pais y desde dentro,que queremos salir de toda la influencia poco productiva de los poetas anteriores,y no por desvalorarlos,sino por la buena salud cultural, el lo colectivo, e intelectual, en lo individual.no hemos podido superar la influencia de roque o de geofroy porque nos sorprendieron con su inteligencia.pero ellos vivieron su espacio de tiempo y este es otro,hasta estúpido se siente tener que aclararlo.y los poetas anteriores,posroque, estan tratando de demostrar en su literatura que son inteligentes,no lo estan siendo.roque lo fue y lo demostró.yo entiendo que el ser poeta u otro tipo de artista implique vanidad,pero ¿son tan pateticos que necesitan sentirse inteligentes?.
no sé el porqué de la poca ética de los escritores anteriores, que siempre tienden a desvalorarse entre ellos, y quienes se admiran, lo hacen solo por adulacion.
yo tengo mucha influencia de roque y de vallejo y de mi mama y de mi papa y de mi vecina y del vendedor de piedra y de la vendedora de fresco y de segismundo y de medio mundo,y solo trato de ser yo mismo.en este pais es bien dificil
tener la influencia directa de los llamados grandes.el sistema educativo practicamente nos condiciona a seguir encerrados en una provincia.y los que se rasgan las vestiduras por la ineficiencia del sistema,han colaborado en gran manera en ello.
he leido el comentario de el señor miguel huezo mixco, y de los que han escrito en su blog, y en sus comentarios no encuentro nada malo,estoy de acuerdo.pero sí en algunos de los demas comentarista, por eso me atrevo a dirigirme de esta manera.
no me desvaloren y obtendrán mi respeto.aunque me ha costado educarme hasta donde lo he hecho,y quizas sea poco para algunos,para mi es demasiado.si desvaloran una antologia en la que estoy publicado,me desvaloran.y si son mejores que yo,demuestrenmelo.
disculpas Rafa si mis comentarios se pasan.
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