"Bello amigo, atardece..."
De Ricardo Lindo conocía pocos poemas, algunos publicados aquí y allá, otros escuchados en recitales, y algunos hasta ahora inéditos, grabados con la ayuda de Carlos Clará para el proyecto Sólo la voz de La Casa del Escritor.
De algo no me cabe duda: Ricardo es un poeta de corazón y entraña. Basta verlo y escucharlo en los recitales para saberlo: mientras lee sus textos en voz alta, los sufre, los disfruta, los vive. Es algo que nunca ha dejado de darme envidia: la intensidad con la que enfrenta sus propios textos, que habla de una gran honestidad, de una vocación indudable.
Hace un par de días, Clará vino a cenar a casa junto con otros amigos y nos trajo el libro Bello amigo, atardece..., publicado por su sello Índole Editores, una larga e importante recopilación de textos poéticos de Ricardo Lindo. (Hablar de su narrativa y de su teatro es asunto aparte.) Es el número 1 de la colección de poesía, lo que no deja de ser significativo para una editorial pequeña e independiente.
Es significativo porque una colección hay que comenzarla --o eso se supondría-- con un título o un autor de peso, que marque una pauta a seguir para el futuro de la colección. Y, sí, como en otras ocasiones, Clará ha dado en el clavo; es ya un editor con colmillos, y ha madurado después de su paso por la Dirección de Publicaciones e Impresos. (Me contó de algunos de sus planes para las próximas semanas, de las que hablaré en su momento. Audaz, francamente.)
La misma noche en que nos dio el poemario --el "nos" no es mayestático; también se lo trajo a Krisma-- nos pusimos a leerlo con interés, porque la poesía de Ricardo Lindo siempre nos había intrigado. Lo que encontramos fue a un poeta sólido, quizá de lo más interesante de su camada.
Hubo partes que me gustaron más que otras, como sucede en toda selección de cosas disímiles, pero en ningún momento quedé defraudado.
El libro está dividido en siete apartados; intuyo que cada uno es un poemario o una unidad independiente. En lo personal disfruté más los textos de "Estampas de un reino", "Leve" y "Bello amigo, atardece..."; habrá quien prefiera otros, pero ése es el encanto de recopilaciones de este tipo: uno tiene enfrente un panorama amplio y puede escoger, algo que con Ricardo ha sido difícil por lo poco que ha publicado en poesía y lo lejos que están en el tiempo sus publicaciones.
En suma, si alguien busca algo de buena poesía salvadoreña, la puede encontrar en este libro.
De algo no me cabe duda: Ricardo es un poeta de corazón y entraña. Basta verlo y escucharlo en los recitales para saberlo: mientras lee sus textos en voz alta, los sufre, los disfruta, los vive. Es algo que nunca ha dejado de darme envidia: la intensidad con la que enfrenta sus propios textos, que habla de una gran honestidad, de una vocación indudable.
Hace un par de días, Clará vino a cenar a casa junto con otros amigos y nos trajo el libro Bello amigo, atardece..., publicado por su sello Índole Editores, una larga e importante recopilación de textos poéticos de Ricardo Lindo. (Hablar de su narrativa y de su teatro es asunto aparte.) Es el número 1 de la colección de poesía, lo que no deja de ser significativo para una editorial pequeña e independiente.
Es significativo porque una colección hay que comenzarla --o eso se supondría-- con un título o un autor de peso, que marque una pauta a seguir para el futuro de la colección. Y, sí, como en otras ocasiones, Clará ha dado en el clavo; es ya un editor con colmillos, y ha madurado después de su paso por la Dirección de Publicaciones e Impresos. (Me contó de algunos de sus planes para las próximas semanas, de las que hablaré en su momento. Audaz, francamente.)
La misma noche en que nos dio el poemario --el "nos" no es mayestático; también se lo trajo a Krisma-- nos pusimos a leerlo con interés, porque la poesía de Ricardo Lindo siempre nos había intrigado. Lo que encontramos fue a un poeta sólido, quizá de lo más interesante de su camada.
Hubo partes que me gustaron más que otras, como sucede en toda selección de cosas disímiles, pero en ningún momento quedé defraudado.
El libro está dividido en siete apartados; intuyo que cada uno es un poemario o una unidad independiente. En lo personal disfruté más los textos de "Estampas de un reino", "Leve" y "Bello amigo, atardece..."; habrá quien prefiera otros, pero ése es el encanto de recopilaciones de este tipo: uno tiene enfrente un panorama amplio y puede escoger, algo que con Ricardo ha sido difícil por lo poco que ha publicado en poesía y lo lejos que están en el tiempo sus publicaciones.
En suma, si alguien busca algo de buena poesía salvadoreña, la puede encontrar en este libro.
4 comentarios:
Emmanuel Pocasangre
Corrigeme si me equivoco!!..xD pero él esta vivo?
hace dos años con Roger fuimos a traer a Marcelo su hijo y cuando regresabamos de paso tuvimo que pasar por Metrocentro.. entoces fue que Roger hasta me dejo hablndo solo cuando se habia desplazado hacia un cafe donde estaba una persona de edad!! muy amigable por cierto que casi no hablba mucho y solo contestaba las palabras de roger con gestos y sonrisas roger me dijo que era Ricardo Lindo pero yo no entendi mucho porque lo confundia con su padre(luego Roger me lo explico)..xD
Sí, está vivito y coleando. Es hijo de Hugo Lindo, otro poeta de respeto. Y seguro vieron a Ricardo en el Cofee Cup; allí se va algunas tardes.
Bien, por este nuevo libro de Ricardo
Bien, por este nuevo libro de Ricardo.
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