Curiosamente fuertes
Uno de nuestros vicios más recientes (y por lo tanto más incontenibles: nos hemos acabado una cajita en un día) son las pastillas Altoids, de menta y de yerbabuena. Su característica principal es que son --disculpen la palabra, pero no hay otra-- encabronadamente fuertes en relación con otras cosas similares, Mentitas (mr) incluidas.
Otra característica menos obvia, pero bien interesante, es el modo en que se anuncian a sí mismas: "Las originales y celebradas ALTOIDS. Mentas curiosamente fuertes."
El adverbio "curiosamente" --que la hace de adjetivo también-- es... uh... curioso. La mayoría de productos se anuncian como excelentes, deliciosos, grandiosos, únicos, etcétera, no como "curiosos". En este caso, pareciera que los propios fabricantes de las Altoids compartieran la sorpresa del consumidor cuando se pone una pastilla en la lengua, y dijeran: "¡Son fuertísimas! ¿Cómo le hacemos para lograrlo?" Hay un guiño al consumidor, y también sentido del humor, que se agradece en cualquier circunstancia. Y no poco de vanidad: "¡Qué buenos somos que hemos fabricado unas pastillas más fuertes de lo que esperábamos!"
Es interesante también que no haya letreros de Altoids por todas partes: el propio producto es la publicidad. Primero, por la... eh... curiosa caja de metal en la que vienen las pastillas, de las que ya no se hacen, en aras del plástico y las bolsitas de papel metálico. Luego, por el "lema" que rodea el nombre del producto y, si uno se toma la molestia o tiene vista suficiente, porque se declara que las pastillas en cuestión se fabrican ¡desde 1750! No es en vano que uno pague dos dólares con varios centavos por cada cajita: uno está comprando una tradición, está siendo parte de algo que empezó hace doscientos y pico de años. No se trata de que la empresa venda o no sus productos: se trata de que uno tiene el privilegio de comprarlos. Y eso se ve desde que uno está en la caja del súper y nota que, en medio de Snickers y Salvavidas diversos, hay "algo" diferente que vale la pena de comprar, sin necesidad de que le hayan bombardeado a uno el cerebro con publicidad agresiva ni conductismos baratos.
Altoids tiene un sitio en internet que es una delicia. No se lo pierdan. (Y hay muchos más sabores de los que venden en el Selectos... Lo que es el subdesarrollo, chale.)
Otra característica menos obvia, pero bien interesante, es el modo en que se anuncian a sí mismas: "Las originales y celebradas ALTOIDS. Mentas curiosamente fuertes."
El adverbio "curiosamente" --que la hace de adjetivo también-- es... uh... curioso. La mayoría de productos se anuncian como excelentes, deliciosos, grandiosos, únicos, etcétera, no como "curiosos". En este caso, pareciera que los propios fabricantes de las Altoids compartieran la sorpresa del consumidor cuando se pone una pastilla en la lengua, y dijeran: "¡Son fuertísimas! ¿Cómo le hacemos para lograrlo?" Hay un guiño al consumidor, y también sentido del humor, que se agradece en cualquier circunstancia. Y no poco de vanidad: "¡Qué buenos somos que hemos fabricado unas pastillas más fuertes de lo que esperábamos!"
Es interesante también que no haya letreros de Altoids por todas partes: el propio producto es la publicidad. Primero, por la... eh... curiosa caja de metal en la que vienen las pastillas, de las que ya no se hacen, en aras del plástico y las bolsitas de papel metálico. Luego, por el "lema" que rodea el nombre del producto y, si uno se toma la molestia o tiene vista suficiente, porque se declara que las pastillas en cuestión se fabrican ¡desde 1750! No es en vano que uno pague dos dólares con varios centavos por cada cajita: uno está comprando una tradición, está siendo parte de algo que empezó hace doscientos y pico de años. No se trata de que la empresa venda o no sus productos: se trata de que uno tiene el privilegio de comprarlos. Y eso se ve desde que uno está en la caja del súper y nota que, en medio de Snickers y Salvavidas diversos, hay "algo" diferente que vale la pena de comprar, sin necesidad de que le hayan bombardeado a uno el cerebro con publicidad agresiva ni conductismos baratos.
Altoids tiene un sitio en internet que es una delicia. No se lo pierdan. (Y hay muchos más sabores de los que venden en el Selectos... Lo que es el subdesarrollo, chale.)
5 comentarios:
Yo he probado las de canela y no son curiosamente sino endiabladamente fuertes. Nunca pude comer más de dos seguidas.
Por cierto, hay toda una subcultura en Internet sobre lo que puede hacerse con las cajas que "sobran"
Creo que compraré una cajita, ya me hiciste extrañar lo curioso de su sabor.
¿endiabladamente? ¿Por qué no usar angelicalmente? ;-)
porque son como fuego! ...mas endiablado q angelical...voy por la 5 en este momento y no puedo parar. ..
porque son como fuego...mas parecido al diablo que a un angel...voy x la 5 y no puedo parar
Son una chingoneria aparte las cajitas las uso para todo y algunas veces las regalo a mis familiares ,cuando me las ven las envidian
Publicar un comentario