29 de abril de 2009

Manual deontológico del perfecto asesino profesional (20/II/1989)

1. No mates por placer o por venganza; es estúpido.
2. No mates por lástima; nadie te lo reconocerá y puedes meterte en problemas.
3. No mates si no estás seguro de mantener la cabeza fría; algo saldrá mal.
4. Un disparo es el mejor método. Mientras más complejo sea el trabajo, mientras más elaborado, más posibilidades de dejar pistas.
5. El precio no es proporcional a la complejidad del trabajo o al peligro que se corre, sino a la calidad de la ejecución.
6. Asegúrate de que tu cliente no se arrepentirá a última hora; es engorroso. No te importan sus motivos ni su validez, pero tu propia seguridad está de por medio.
7. No hables con tu víctima, no le des explicaciones. No tiene sentido.
8. Cuando te dispongas a hacer un trabajo, trata de pasar desapercibido, pero no te obsesiones. Nadie se fijará en ti.
9. Cuando una persona normal oye un disparo, no corre de inmediato a la ventana a ver qué ocurrió. Primero duda si realmente oyó un disparo; si cree que fue así, duda sobre si es pertinente salir a la ventana. Si sale a la ventana, duda sobre la dirección de donde vino el disparo, etcétera. Tienes dos posibilidades: retírate de inmediato (un minuto o dos) o espera a que la atención haya decaído y no seas sospechoso por el simple hecho de estar allí; diez minutos después de disparar serás sólo un transeúnte más.
10. No robes, no mientas innecesariamente, no te metas en líos con la mujer de tu prójimo, no envidies, no te enfurezcas de manera notoria. En suma, no te hagas sospechoso.
11. No te ensañes con tu víctima. Eso es de aficionados.
12. Respeta a tus muertos. Gracias a ellos eres lo que eres y, en fin, son seres humanos.
13. Evita los cómplices. Si necesitas a alguien más para un trabajo, no lo aceptes. Si, de hecho, siempre necesitas de alguien mas, consigue trabajo dentro de una organización. Es mejor.

14. No abras cuentas de banco a tu nombre, no uses tarjetas de crédito, no declares impuestos, no caigas en la tentación de tener casas o terrenos. Simplemente no existas. Consulta a tu abogado; él comprenderá.
15. Tu red de contactos debe ser lo suficientemente compleja para que a las autoridades les sea difícil encontrarte, y lo suficientemente simple para no dificultar la consecución de clientes. Los contactos con los bajos fondos están bien, pero tu abogado también puede ayudarte; sabe mucho de la vida.
16. No mates a nadie que haya salido varios días seguidos en el periódico. En todo caso, espera a que los diarios lo ignoren.
17. No aceptes trabajos de alto riesgo con demasiada frecuencia. La policía puede empezar a conocerte.
18. Vive donde vive la gente normal, no seas hosco, pero tampoco des explicaciones. Evita las visitas. Haz tus citas en lugares comunes y frente a mucha gente, si así lo deseas. En realidad no le importas a nadie.
19. Si algo no te gusta, no aceptes el trabajo.
20. No engañes a tus iguales. Puede ser dañino para tu salud.

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Este ejercicio (que en realidad no es una deontología, pero así lo dejo) lo escribí mientras trabajaba la novela De vez en cuando la muerte. De un capítulo malogrado --porque no cabía allí, no porque fuera malo-- comencé a escribir Los héroes tienen sueño, y usé el ejercicio como base para un capítulo, que tampoco funcionó. Lo convertí en el cuento "El cubano", que aparece en el libro (publicado en francés, inédito en español) Un mundo en el que el cielo cae y cae. Hubo algunas ideas que sí se quedaron en Los héroes....
He encontrado cosas interesantes en ese diario de 1989.

6 comentarios:

Raúl Esquivel Martínez dijo...

¡Está buenísimo! lo tomaré en cuenta, especialmente ahora que, después de leerme los libros que me mandaste, comenzó a salir mi lado negro, jejeje
Un abrazo

Gabriel Otero dijo...

Rafael:

Necesito leer su obra, sólo un narrador nato puede llegar a esas profundidades.

Saludos
GO

Anónimo dijo...

¡ES LO MÁS INFANTIL QUE HE LEÍDO O ESCUCHADO!

Anónimo dijo...

Ola

Anónimo dijo...

Interesante

Anónimo dijo...

Puede ser dañino para tu salud, ajajajaja!!!