13 de julio de 2010

Dos años

Ayer hace dos años que murió mi madre. Como buen viajero de los de los fenómenos psicosomáticos, fue quizá el peor día, en un par de meses, de mi larga convalecencia. No todo fue malo: en el trabajo me dieron una computadora con una rápida conexión a internet. En lugar de Microsoft Office le instalaron OpenOffice, por aquello de que las licencias son carísimas y hay que evitar la piratería. (En las máquinas nuevas están instalando Linux, me dijeron. A mí me tocó XP.) Conozco bien el software y sé que me voy a divertir. Por la noche, en Cinemax, dieron Pasqualino Sietebellezas, con Giancarlo Giannini, uno de esos actores que ya no se hacen. Krisma no la había visto, y a mi me hizo reír y me hizo que se me cerrara la garganta. No sabía que era tan vieja: 1975. Para que vean que hay cine antes de Iron Man (que también me gusta).
Sólo una vez he soñado con mi madre desde que murió. Fue mientras estaba internado en el Médico Quirúrgico, por allí de septiembre pasado, con quién sabe qué medicamentos en la sangre y la conciencia partida en dos.
Ella estaba sentada en una banca de madera, en una playa de arena negra, viendo hacia el mar en una noche sin luna. Había luz, pero salía de ella. Se veía muy joven --unos 15 o 16 años-- y bella. Tenía la vista clavada por encima de donde debía estar el horizonte, con el cuello ligeramente doblado y las manos sobre el regazo, con un vestido de una sola pieza, inconcebiblemente blanco.
El agua casi llegaba a sus pies, y yo trataba de advertírselo. (Mi madre adoraba el mar y a la vez le tenía terror. No sabía nadar. Ese miedo hizo que me metiera a clases de natación a los cuatro años, al igual que a mi hermana Ana. Terminé como seleccionado infantil, a los 10 años, y me negué a competir. Creo que es de las tantas cosas que le costó perdonarme.) Ella no me oía ni me miraba; simplemente estaba allí, siendo bonita, rodeada de luz.
Pensé y pensé y me di cuenta de que no podía verme: ella era demasiado joven, y yo nací cuando tenía veinticuatro años. Tampoco había nacido mi hermana María Elena, que murió en el parto un año y medio antes, algo que tampoco creo que le haya perdonado a nadie, la vida incluida.
No sé qué quería decirle. Quizá decirle lo que sería su vida en los casi sesenta años posteriores. Quizá sólo quería saber cómo era su voz. (En el sueño yo tenía los cincuenta años que tenía.) Y ella seguía sin verme ni oírme.
Entendí que era inútil, así que la miré durante unos minutos más y me fui por la playa. A los pocos pasos había desaparecido, aunque la banca de madera seguía allí. Creo que esa vez logré dormir profundamente un par de horas, y creo que durante ese tiempo no tuve dolor.
La mayor parte de las veces en que me llevé muy bien con mi madre fue mientras estábamos en silencio. Hablar no siempre es lo mejor para la gente.

2 comentarios:

Leonardo Franco dijo...

Intenso sueño el que tuvo, soñar con los muertos es siempre una tarea puesto que cuando se hace hay una cantidad de símbolos por descubrir, un mensaje que sustraer, en algunos casos hay que hacerlas de detective Dupin.
Por otro lado quisiera decirle que compre hace poco una antología de cuentos de Álvaro Menen Desleal, nota preliminar de usted, índole editores, me pareció muy nutritiva puesto que de este autor sólo tengo la ilustre familia androide y , por supuesto, luz negra.
Me encantaría que me pudiese dar alguna recomendación en un cuento que estoy escribiendo, he leído su otro blog de reseñas literarias y es genial, aunque dejo de actualizar entradas. No sé si podría mandarle mi correo con el cuento a algún apartado. Un saludo

Anónimo dijo...

No sabia que habias estado enfermo.
--Espero que ya estes mejor--

Y tambien,yo estaba pensando...

¿Que diria tu papa si viviera de todo lo que esta pasando hoy en dia?

¿O que diria Cayetano Carpio?

La cosa es que las sociedades y los seres humanos no somos predecibles,lo unico que podemos predecir es que un dia nos vamos a morir.

y como vos decis...ALGUNAS VECES ES MEJOR NO HABLAR, NI DECIR NADA.

el vandelium

PS SOS UNO DE LOS SUPER-VIVIENTES QUE SALEN VIVO DEL ISSS, -te lo aseguro- pues esos medicos lo matan a uno bien facil,y nadie les dice nada. y tambien sos uno de los pocos mortales que cuando estas enfermo,esta a tu lado tu esposa. yo me enferme y la mia se fue a los estados unidos con sus parientes-pa que sepas-