Un viejo amor
I
Uno está en ocasiones 
atroz como una puerta 
y es —si acaso es algo— 
mano, bisagra y llanto    
Y ya nunca llorar    
Cuando uno está entrenado 
—dar vuelta de campana, ladrar 
fingirse muerto— 
las cosas no caminan como deben 
El tiempo pasa lento 
los taxis huyen lentos 
el sueño se desvela y uno se cree santo 
y triste 
y en realidad sólo piensa en otra cosa 
Cuando se acaba el día 
si es que se acaba 
duelen los pies en serio 
la pomada no ayuda, los suspiros 
no ayudan ni para estar insomne 
Cuando acaba la noche
si es que se acaba 
se recuerdan los sueños de tres noches atrás 
saludan de lejos con manecitas tristes 
y eso, amor, es irse al diablo 
(Es oscuro el cementerio de los sueños) 
En fin, que arden los ojos 
al despertar y cuando el dormir falta 
y cuando se está lejos de uno mismo 
cerca de nadie en especial 
rozando el limbo. 
Arden los ojos de agua
arden de tanto ver y de estar ciego 
Todo color es vano y no existe memoria 
más que de este ardor que ya desangra 
Uno camina de nuevo 
y duelen más los pies de tantos pasos 
de estarse quieto y rayos: 
mañana es domingo 
nada más que domingo 
Quizá sea otro día si lo suplico a rastras 
Quizá si fuera lunes sólo tendría la náusea 
que da cuando se pierden los calendarios patrios 
y las fechas profanas 
En fin, amor, que está la casa en calma 
y que no tengo casa 
Nadie tiene una casa
Fotografía de Mélanie Morand 



13 comentarios:
Se te extraña mucho, buen amigo, y todavía se te siente en el aire, en tus hijos y en tus libros.
Vaya, Rafa, ¿has visto el montonazo de cosas que están pasando? Vaya de temas que ya nunca hablaremos.
Bueno, un abrazo, muy fuerte y apretado, vos sabés, que anduvimos muy cerca y distantes a la vez.
Gracias, hermano, por volver a saludarnos. Gracias por tranquilizarnos diciéndonos "No digo que no he muerto, sino que estoy ausente" (Paisajes de agua). Gracias hermano.
RMO gracias, se te recuerda a cada paso.
Señorón, me encanta su blog y lo que ahí se encuentra, deseo seguirlo por correo electrónico pero no encuentro esa opción en su blog (¿o seré yo la que no la veo?) un fuerte abrazo, desde Chicago.
Ilka.
Excelente “Un viejo amor”, lo voy a imprimir, saludos.
Rafa...a veces todavía te busco y curiosa y afortunadamente, todavía te encuentro.
"fingirse muerto"...
¡Eso quisiera que estuvieras haciendo mi muy buen amigo!
¡Se te extraña RMenjivar!
¡mUCHos salUCHos donde quiera que estés! :]
Le conocí en el ISSS. Como su blog perdura, entonces no debe costarme comunicarme con ud. ya muerto. Fuí de Ud. el más médico de sus médicos. Lo digo porque entendí que la mano ante sus ojos, ocultando la visión macabra de la muerte que venía, era el equivalente voluntario al último deseo. En su mas alla, de ateo confeso, seguramente se sigue negando que esta muerto. Por ese entendimiento secreto siguió viniendo a mis consultas aunque la verdad, no era necesario. Al final, me negó la mirada, porque no sabía si allí encontraría justificación y complicidad, o desaprobación por su evasiva. Cuando lo alcance en su viaje, nos comunicamos y vemos, algo de seguro habrá que hablar.
Chido
--
www.richardsite.com.mx
Señor Rafael: Tal vez no sean las palabras más correctas, ni el lugar más apropiado, pero agradezco a usted el hecho de dejarme uno de sus más preciados tesoros.
P.D. Siéntase orgulloso, sus palabras perduran aunque usted nos observe desde las estrellas.
Es cierto.
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