5 de octubre de 2008

Del Almanaque Bristol y los matavacas

Rara vez reproduzco por aquí cosas que tengan menos de veinte años de edad, pero hoy haré una excepción, a reserva de que la gente de La prensa gráfica me pide que la quite. (Por favor no, Roberto Valencia.) Se trata de la columna de Cristian Villalta aparecida en el número de hoy de la revista Séptimo sentido. Es el modo en que veo las cosas últimamente, aunque Cristian lo ha escrito mejor. La nota puede encontrarse en este link.

Disiento
Cristian Villalta

Si por más que lo intenta, no logra sacudirse la sonrisa burlona al acordarse del nailon de Norman Quijano, es usted un apátrida.
Si se le ocurre publicitar su convicción sobre el cambio como única salida viable para el país, es usted un irresponsable, inconsciente y chavista, pariente de Evo Suéter, matavacas, botapostes, charranganeador de guitarritas.
Si tiene serias reservas sobre la megalomanía de Mauricio Funes, es usted mínimo un burgués, si no es que un pobre tonto proletario con ínfulas de señorito, títere de las 14, mandilón de los bancos y de seguro hasta se deja pegar por su mujer (no te preocupés, jamás te denunciaría, miamorcito).
Y cuidado, ni se le ocurra revelar a los demás, en un ataque de sinceridad virulento, que considera soso a Rodrigo Ávila o decir que los chistes de sus discursos parecen sacados del Almanaque Bristol porque de fijo usted tiene algo que ver con las FARC.
Las figuras anteriores acaso luzcan superlativas, exageradas, pero así va la cosa por estos días, y con visos de ir empeorando. No es solo que socialmente se le cierre el espacio al comentario irónico, a ese sarcasmo tan saludable porque nos permite burlarnos de nosotros mismos; no es solo que los burdos prejuicios de los circulitos políticos sean tristemente más ruidosos que las opiniones de la gente inteligente; es que ya no se reconoce el inalienable derecho a no estar de acuerdo.
Revise usted en su propio registro ideológico y lo verá: esta televisora es de este color, y aquella, del otro; este periódico aquí, aquel periódico, allá; Fulanito vota rojo y Menganito vota azul. A continuación viene una automática asociación, tan gratuita como perezosa: del centro para acá piensan así y asá del aborto, de la bandera, de la amnistía, del ejército, de la delincuencia, del petróleo, de la dolarización, y cargan con estos crímenes; del centro para allá, aborto, bandera, amnistía, largo etcétera y estos crímenes.
No hay heterogeneidad en ninguno de esos grupos, o en todo caso esas gentes prefieren que entendamos la realidad sin reconocer esos matices. Todos los azules son de un modo, todos los rojos son de otro, tipo indios y vaqueros.
Es el estilo de ver las cosas que nos proponen. ¿Cuántas veces no hemos escuchado que el señor X es amigo (o enemigo) de los valores patrios, de la democracia, de las libertades, de los empresarios, de la justicia, de la verdad, de la selección, de Estados Unidos, de los agricultores...? Bueno, hasta de Dios.
Para infortunio de esos vendedores de locura (solo los locos y los tontos pueden entender el mundo en claroscuro), la democracia, aunque germinal, ya fructifica en las cabezas de muchos de nosotros. ¿Y qué es la democracia, sino la saludable independencia de no creer todo lo que nos dicen, de no actuar contra nuestra voluntad, de no tenerle miedo a lo que no nos da miedo, de tenérselo a lo que sí, y de hacer públicas nuestras burlonas sonrisas sin que nos descalifiquen?

* * *

Esto que sigue ya no es de Cristian, sino mío.
Alguna vez me contaron por qué a los guerrilleros les dicen "matavacas", pero lo he olvidado. Lo que sí recuerdo es lo que me contó un amigo que estaba en el frente de Chalatenango, pero que ya no está; murió en la toma de San José Las Flores en 1983.
Resulta que en su zona se habían quedado sin comida, y tenían a varios cientos de combatientes y civiles con hambre, así que decidieron ir a la ciudad de Chalatenango a "recuperar" algunas vacas para llevárselas al monte y, bueno, comérselas.
Todo muy bien: vestidos de oscuro, camuflados, todo el paquete, llegaron hasta un corral, lo abrieron con cuidado, empezaron a sacar vacas y, ¡bum!, se le fue un disparo a uno de los combatientes. El problema no fue huir de allí, sino la estampida que se armó. Y peor: los del puesto de la Guardia Nacional oyeron el balazo, oyeron la estampida y creyeron que se les venía encima el FMLN en pleno, y empezaron a disparar contra lo que se moviera. Y lo que se movía era un montón de vacas.
Resultado: varios guerrilleros asustados --y después con ataque de risa-- en medio del monte, tratando de llegar a su campamento, y las calles de Chalatenango llenas de vacas muertas y guardias nacionales igualmente asustados. Así que cuando oigo lo de "matavacas" no me acuerdo precisamente de los guerrilleros, sino de aquellos guardias nacionales disparándole a un montón de ganado más asustado que ellos. Quizá por eso no recuerdo el motivo por el cual es a los guerrilleros a los que les decían matavacas.
Se aceptan aclaraciones y versiones.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

reportero ciudadano dijo:

MATAVACAS
A mitad de la guerra, en la táctica de sabotage a la economía, que el FMLN miraba todo del mismo color, así la economía era de guerra y no de otra cosa. Por tanto la ganadería de grandes haciendas eran objetivo militar y se tenían que sabotear como los postes del tendido eléctrico,como las presas eléctricas o lo que se pusiera por delante. con ese plan de sabotage El ERP mató un montón de vacas Holstein o Browswiss o no se sabe que raza en la hacienda de un gran terratemiente de Oriente, de allí los "mata vacas".

los "COME VACA"
Desde antes de la guerra los campesinos de las zonas controladas no pudieron hacer cultivos por la represión del ejército. Cuando comenzó la guerra no había maiz ni frijol ni nada. En los campamentos habia una escuadra especial dedicada a "requisar" vacas en caseríos perifericos a los campamentos. Para los guerrilleros todos los campesinos de esos pueblos eran enemigos, por lo tanto habia que "requisarles" sus bienes, antes las vacas.

Un saludín, desde mi sala de redacción.

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Gracias :)

(Matar vacas lecheras con el hambre que debían estar pasando ellos mismos... Qué locos...)

Rioplatense dijo...

Hola Rafael, déjeme decirle que su padre es uno de los intelectuales salvadoreños que más he admirado, y su libro, Desarrollo del Capitalismo en El Salvador, (al igual que El Capital de Marx) es uno de mis cinco favoritos en materia económica.

Con el gran historial político de su padre, me sorprende ver en este blog las duras críticas que usted hace, no solo al partido FMLN que su padre ayudó a construir, sino contra cualquier otro Partido, o agrupación de Izquierda en el mundo.
Perdone si no he revisado bien todo sus archivos, (porque necesitaría muchísimo tiempo) pero de los pocos artículos que leído, - por cierto bien redactados - en ninguno veo que critique a la derecha; esa derecha contra la que su padre tanto luchó.

Como usted puede darse cuenta, no comparto su posición política pero también la respeto. Y por lo tanto le digo, que de no ser por su calidad literaria, en la que uno aprende a leer y escribir un poco mejor, le aseguro, yo no estaría ni escribiéndole mi comentario en este espacio.

Espero su respuesta.

Saludos.

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Mi respuesta es que no tengo mucho que responder.
Sé algo, y lo he dicho aquí en varias ocasiones: la derecha está en su papel, o sea hacer cosas feas que sostienen un sistema injusto. Es la izquierda salvadoreña la que no ha cumplido con su papel, y ya sería hora de que lo hiciera.
Y, sí, mi padre contribuyó a la creación del FMLN, y por suerte logró escapar en mayo de 1983 para que no lo enviaran preso a Cuba por el delito de ser... uh... de izquierda. (Lo he contado también.) Hasta exactamente el día de su muerte, el partido que él contribuyó a crear se pasó hablando cosas bien feas de él, aunque siempre tuvo --y tengo-- buenos amigos allí. A mí me expulsaron de las FPL en abril de 1982, o sea que desde entonces no me querían, aunque seguí trabajando en cosas que no viene al caso mencionar, con las FPL, hasta el 12 de abril de 1983, más o menos hasta las 9:15 de la noche.
Me da gusto que piense bien de mi padre y de mi modo de escribir, y lo agradezco, y, sí, Acumulación originaria y desarrollo del capitalismo en El Salvador es un excelente libro.
Ojalá entienda algo: mi problema no es que la derecha sea lo que es, porque por algo es "la derecha", sino que la izquierda no sea lo que debe ser. Si quiere críticas diarias a la derecha, en términos más o menos obvios, puedo remitirlo a otros blogs. Si quiere leer sobre cosas de literatura, cine, ver fotos de animales raros o de mi familia, cosas que converso con mis amigos y algunas reflexiones personales (lea donde dice "Cosa personal de Rafael Menjívar Ochoa", en el encabezado del blog) acerca de lo que sea, política, teología o fútbol incluidos, bienvenido. Esto no es un espacio público sujeto a discusión en sus contenidos: es mi blog. Si quiere mis "críticas a la derecha", lea mis artículos y, a partir del martes próximo, quizá alguien pueda mandarle Tiempos de locura. Si eso no lo conforma, tengo unos ejemplares de El rebelde que le puedo escanear.
Servido con la respuesta.

(Un poco extraña la foto de su perfil para hablar con la seriedad con la que lo hace... Después de verla, una pregunta para la que espero respuesta, visto que cumplí su petición: ¿cómo le gustaría que fueran mis "críticas a la derecha"? Dentro de la misma tónica, ¿cómo quisiera que hablara de la izquierda? Mientras, espero que haya disfrutado, como yo, el artículo de Cristian Villalta. Es buenísimo.)

GuanacoEH dijo...

Estimado Rafael

Es un honor que mencione cualquiera de los artículos de la revista en su blog; puede hacerlo ésta y todas las veces que quiera.
Un saludo. Roberto.

Rioplatense dijo...

Rafael, gracias por su respuesta, he quedado claro.
Sin embargo, le insisto que había notado mucho sesgo en sus comentarios, pero usted ya lo explicó.

Mi perfil es así, porque así son de irreverentes mis comentarios y algunos artículos que he publicado, pero en este caso, por tratarse de una persona como usted, decidí guardarle el debido respeto.

Hasta pronto.