Otra novela negra
Hace unos minutos puse el punto final al primer borrador de una novela negra que comencé en enero pasado. En realidad no es un primer borrador; apenas es la versión manuscrita, que ocupó todo un cuaderno que Karina Luna me envió de Canadá en enero pasado. (Ahora Karina está en el Defe. Gracias por el cuaderno.)
Es la primera vez que escribo una novela de un tirón. Generalmente escribo un par de capítulos, los paso en la computadora, imprimo, corrijo y escribo otro par de capítulos. Y vuelta a empezar, hasta que completo los diez o doce capítulos que me lleva una novela policial. Luego ajusto todo hasta donde es posible, y eso es el primer borrador. Luego vuelvo a corregir, paso las correcciones a máquina, corrijo de nuevo en pantalla, imprimo, corrijo sobre la impresión, paso las correcciones y eso es el segundo borrador. Y lo mismo para el tercero. De éste sale una versión casi final, esto es: imprimo la novela y la dejo por la paz durante unos meses, y luego doy un par de revisadas finales. Y listo. Hay otro par de correcciones antes de publicarla, pero no son significativas después de las masacres que hago en las versiones anteriores.
De esta novela imprimí y corregí dos capítulos y medio, en marzo o a principios de abril, porque el manuscrito ya era totalmente ilegible con tantas tachaduras y flechitas y frases insertadas por todas partes. Después, sólo ajustes y correcciones a medida que escribía.
Como a medida que uno escribe va cambiando la historia y se van definiendo los personajes, habrá un montón de situaciones que están en el cuaderno que ni siquiera tipearé, o que ya sé que no funcionan y deberé modificar radicalmente. Espero que no me dé amnesia antes de pasarla en la compu, o estaré en un problema.
Generalmente uso plumas de gel con punto 0.5, y esta vez así se fue el 70 por ciento del manuscrito. Hace unos días compré una pluma fuente Parker de modelo antiguo, parecida a una que usaba cuando estaba en quinto o sexto grado de primaria. Es una maravilla. La usé para los capítulos 8 a 11 y, como el papel del cuaderno también es una delicia, me la disfruté bastante. Era como si la novela se estuviera escribiendo sola.
Ahora supongo que deberé sufrir de la consabida depresión post parto. No lo sé, porque usualmente me ocurre después de terminar el primer borrador completo.
Tengo desde el año pasado otra novela pendiente, también policial. Me trabé a mitad del sexto capítulo, y calculo unos 12. Allí está esperándome en otro cuaderno. Un día de éstos la retomaré para ver qué falló y terminarla; no debería ser tan difícil, porque ya tenía casi todo claro. Creo que no debí matar a un dirigente sindical que aparece por allí. Eso debe ser.
Y hay otra novela más, creo que lo más cercano que he escrito a una historia de amor, nada que ver con lo policial. Hace medio año me parecía que la terminaría en días; ahora me daré por bien servido si para mediados de 2006 tengo un buen borrador.
Es la primera vez que escribo una novela de un tirón. Generalmente escribo un par de capítulos, los paso en la computadora, imprimo, corrijo y escribo otro par de capítulos. Y vuelta a empezar, hasta que completo los diez o doce capítulos que me lleva una novela policial. Luego ajusto todo hasta donde es posible, y eso es el primer borrador. Luego vuelvo a corregir, paso las correcciones a máquina, corrijo de nuevo en pantalla, imprimo, corrijo sobre la impresión, paso las correcciones y eso es el segundo borrador. Y lo mismo para el tercero. De éste sale una versión casi final, esto es: imprimo la novela y la dejo por la paz durante unos meses, y luego doy un par de revisadas finales. Y listo. Hay otro par de correcciones antes de publicarla, pero no son significativas después de las masacres que hago en las versiones anteriores.
De esta novela imprimí y corregí dos capítulos y medio, en marzo o a principios de abril, porque el manuscrito ya era totalmente ilegible con tantas tachaduras y flechitas y frases insertadas por todas partes. Después, sólo ajustes y correcciones a medida que escribía.
Como a medida que uno escribe va cambiando la historia y se van definiendo los personajes, habrá un montón de situaciones que están en el cuaderno que ni siquiera tipearé, o que ya sé que no funcionan y deberé modificar radicalmente. Espero que no me dé amnesia antes de pasarla en la compu, o estaré en un problema.
Generalmente uso plumas de gel con punto 0.5, y esta vez así se fue el 70 por ciento del manuscrito. Hace unos días compré una pluma fuente Parker de modelo antiguo, parecida a una que usaba cuando estaba en quinto o sexto grado de primaria. Es una maravilla. La usé para los capítulos 8 a 11 y, como el papel del cuaderno también es una delicia, me la disfruté bastante. Era como si la novela se estuviera escribiendo sola.
Ahora supongo que deberé sufrir de la consabida depresión post parto. No lo sé, porque usualmente me ocurre después de terminar el primer borrador completo.
Tengo desde el año pasado otra novela pendiente, también policial. Me trabé a mitad del sexto capítulo, y calculo unos 12. Allí está esperándome en otro cuaderno. Un día de éstos la retomaré para ver qué falló y terminarla; no debería ser tan difícil, porque ya tenía casi todo claro. Creo que no debí matar a un dirigente sindical que aparece por allí. Eso debe ser.
Y hay otra novela más, creo que lo más cercano que he escrito a una historia de amor, nada que ver con lo policial. Hace medio año me parecía que la terminaría en días; ahora me daré por bien servido si para mediados de 2006 tengo un buen borrador.
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