Al otro lado del charco
Me están invitando a Francia para el mes de octubre. Hasta ahora no he pasado de la frontera Costa Rica-Panamá (al sur), de Los Ángeles (al norte) y de Miami (creo que eso está a la derecha; debe ser el este).
Invita Espacios latinos, que hace unos meses publicó una reseña a un libro mío, Instructions pour vivre sans peau. Aquí está la lista de la gente a la que han invitado. Me va a dar gusto ver otra vez a Rodrigo Rey Rosa.
Ayer Thierry me avisó que ya terminó la traducción de Treize (Trece, para los cuates), y que la entrega hoy, para que salga en abril. Para cuando vaya --se supone que a hablar de Terceras personas-- ya habrá tres libros míos publicados, sin contar con la Historia del traidor, de la que ojalá queden ejemplares después de 18 años. (Claro que preferiría que se hubiera agotado...)
Como sea, por fin voy a cruzar el charco, y desde ese momento seré cosmopolita, si debo creerle a las películas gringas de los años cincuenta. Me emociona, aunque detesto --desde luego-- los viajes en avión, más si son de doce horas y sin fumar. Ya me eché uno más o menos del mismo tiempo, y en el aeropuerto de destino me agarró un guardia de seguridad para revisarme todo. "Está demasiado nervioso", me dijo. Le expliqué que me dan terror los aviones, y que a mí el terror me da ganas de fumar, y que por lo tanto había pasado como nueve o diez horas en un círculo viciosísimo (él lo que buscaba eran drogas, y lo mío era peor). Me dejó ir y me dijo dónde podía fumar.
Claro que hubo un viaje en autobús de diecinueve horas, de Chiapas al Defe, y otro de 14 de ida y vuelta, también del Defe, a la Comarca Lagunera, que fueron mucho menos cómodos y también sin fumar. Creo que el asunto es más de distancia que de tiempo; ya me enteraré.
Y no hablo ni gota de francés. Leo lo suficiente para saber dónde están los baños, siempre que el letrero tenga dibujito.
Invita Espacios latinos, que hace unos meses publicó una reseña a un libro mío, Instructions pour vivre sans peau. Aquí está la lista de la gente a la que han invitado. Me va a dar gusto ver otra vez a Rodrigo Rey Rosa.
Ayer Thierry me avisó que ya terminó la traducción de Treize (Trece, para los cuates), y que la entrega hoy, para que salga en abril. Para cuando vaya --se supone que a hablar de Terceras personas-- ya habrá tres libros míos publicados, sin contar con la Historia del traidor, de la que ojalá queden ejemplares después de 18 años. (Claro que preferiría que se hubiera agotado...)
Como sea, por fin voy a cruzar el charco, y desde ese momento seré cosmopolita, si debo creerle a las películas gringas de los años cincuenta. Me emociona, aunque detesto --desde luego-- los viajes en avión, más si son de doce horas y sin fumar. Ya me eché uno más o menos del mismo tiempo, y en el aeropuerto de destino me agarró un guardia de seguridad para revisarme todo. "Está demasiado nervioso", me dijo. Le expliqué que me dan terror los aviones, y que a mí el terror me da ganas de fumar, y que por lo tanto había pasado como nueve o diez horas en un círculo viciosísimo (él lo que buscaba eran drogas, y lo mío era peor). Me dejó ir y me dijo dónde podía fumar.
Claro que hubo un viaje en autobús de diecinueve horas, de Chiapas al Defe, y otro de 14 de ida y vuelta, también del Defe, a la Comarca Lagunera, que fueron mucho menos cómodos y también sin fumar. Creo que el asunto es más de distancia que de tiempo; ya me enteraré.
Y no hablo ni gota de francés. Leo lo suficiente para saber dónde están los baños, siempre que el letrero tenga dibujito.
1 comentario:
Me parece muy interesante la lista de personas invitadas. ¡Sólo sencillitos!
;-)
Publicar un comentario