5 de mayo de 2008

Mélanie Morand, Ana María y, sí, que se sepa y se discuta

Por fin me llegó el libro Memographies #9, de Mélanie Morand, que estaba esperando desde enero. Unas fotos de lo más extrañas, en blanco y negro --¡por supuesto!--, oscuras y bastante perturbadoras. Se pueden ver algunas en el sitio de Eclectik Lab, en este link. También pueden hallarse en el sitio de Mélanie, que tiene cosas interesantísimas, más concretamente en este link.
Entre otras características, las fotos están impresas sobre papel fotográfico de verdad. Lo que uno tiene en las manos no es sólo una reproducción de las fotos en forma del libro, sino las fotos en sí. Me explicó Mélanie que están lanzándolos de 20 en 20, esto es: venden 20 y, cuando se está acabando, imprimen 20 más. Espero que ya lleven muchos veintes; el libro es sensacional.

Por algún motivo, como ya lo he dicho por acá --también he dicho que la conocí en Lyon en octubre pasado--, Mélanie me pidió que escribiera una pequeña nota de presentación para el libro, y fue un gusto y un honor. La nota se puede leer aquí.
Como ella habla tanto español como yo francés, y como el otro idioma que maneja es el italiano y yo a lo mucho lo leo con problemas, nos comunicamos en inglés. Junto con el libro me mandó una cartita, y me llamó la atención que la haya escrito en la hoja arrancada de una revista. Hacía mucho que no veía eso, digamos desde hace unos treinta y tantos años. La prima Sonia --ahora vive en Chiquimula con familia y todo-- arrancaba hojas de revistas y allí me escribía cartas desde Guatemala (Guatemala), donde estudiaba primero medicina y después psicología, hasta San José (Costa Rica), donde vivía yo. No sé si haya tenido que ver con que fuera campeona intrercolegial --salvadoreña-- de natación en equipos; intuyo que no, porque Mélanie hace yoga. O habría que buscar la relación entre el yoga y la natación, o algo.
Gracias a Mélanie. Me estoy disfrutando el libro.


* * *

El faro anuncia en un podcast que se presentó el libro Mélida, un canto a la vida, que obviamente trata acerca de la comandante Ana María, asesinada en Managua el 6 de abril de 1983. Del crimen se culpó a Salvador Cayetano Carpio, Marcial, quien se suicidó el día 12 del mismo mes.
La semana pasada aparecieron en El mundo, y reproduje en este blog, tres notas acerca del caso, visto desde el punto de vista de la gente cercana a Marcial, y me dicen que el libro que escribí al respecto aparecerá para junio. Son las tres notas anteriores a este post, para quien no las haya leído.
Me parece excelente que por fin, aun desde puntos de vista diversos, e incluso contradictorios, el asunto empiece a salir a la luz, así sea 25 años más tarde. Es un hecho que partió la historia de la guerra en dos, y que determinó qué es ahora es el país, lo que pudo ser, lo que no fue, es decir: lo que de algún modo somos.
Me pareció interesante, también, que entre las reivindicaciones de Las Mélidas --que fueron quienes publicaron el libro-- esté la investigación del caso y, en suma, que hable la gente que estuvo involucrada.
El podcast se puede encontrar aquí, al menos durante esta semana. En enlace directo es éste, y el audio se puede descargar a la compu.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por lo visto, San Salvador queda más cerca de Lyon que Reims, ya que yo todavía no he recibido mi ejemplar... Pero la técnica utilizada, esto de reimprimir el libro cada vez que se agoten las ediciones de 20 sea la causa. Al mismo tiempo es garantía de calidad. O sea que voy a seguir esperando. Thierry

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

A mí me lo envió como en la cuarta o quinta impresión de veinte; me dijo que te lo enviaba dos o tres semanas después que a mí. O sea que ya debe estar por llegarte. Allí depende de la editora, creo, que por cierto está en Marsella, cerca de If.
(If she would...)

Anónimo dijo...

Tú y yo sabemos bastante de editores artesanales, que hacen un trabajo que merece la pena, pero que tienen que hacerlo todo solitos, incluso rascar el fondo de sus gavetas como el Coronel de la novela de García Márquez rasca la herrumbre del tarro de café, para no tener prisa. Cuando me caiga el libro estéré contento, mientras tanto estoy contento de que exista. Y además voy a comprar más ejemplares, para regalar. Thierry