24 de agosto de 2006

El Writely

Un procesador de textos que uno no compra, mucho más interesante que la mayoría de los gratuitos y ni siquiera hay que tenerlo instalado en la máquina.
Con un poco de exageración, suena al mundo de Asimov en el cual todo, absolutamente todo lo que no sea cama, comida, esposa e hijos, está en la pantalla de una terminal conectada a un servidor del tamaño del mundo, Multivac, que llega a crear un Apocalipsis con el objetivo paradójico de salvar a la humanidad.
Y no es que un procesador de textos lo sea todo --al menos no siempre, y no para todo el mundo--, sino que el Writelyes una oficina virtual en la cual se puede trabajar a gusto siempre y cuando uno esté conectado a internet. O ése es el objetivo; aún está en su versión beta, y ya se sabe de las versiones beta. (En el "betómetro", el Writely anda ahora en el 62 por ciento de efectividad, según se lee en el propio sitio.)
Las intenciones son que uno pueda escribir desde una carta hasta un texto largo, o que haya grupos completos de personas colaborando en la escritura de un documento. Tiene buenas capacidades básicas de formato de texto, los documentos pueden guardarse en varios formatos de archivo (Word, RTF, PDF, OpenOffice y HTML), puede imprimirse como en cualquier procesador de textos y acepta justificaciones, numeración, viñetas, sangrados... También dice que se puede publicar el contenido en un blog, y es lo que voy a intentar en unos minutos, con todo y que el nuevo Blogger está ahora también en etapa beta y no promete mucho.
Suena a que, en términos generales, y dure lo que dure, el Writely puede funcionar bien, y más que bien, para gente que, además del internet por cable, no tiene una masa importante de textos con los cuales trabajar o no necesita de un formato demasiado complejo. Como puede importar textos, se me ocurre que se puede trabajar también en la asesoría de tesis, en la revisión de traducciones o de guiones, cosas así (no se me da lo escribir en colaboración, aunque sería un buen modo de intentarlo). En general no le confiaría formatos demasiado complejos a programas que no fueran Word o WordPerfect, y con Word de manera bastante condicional. (Lástima que el WP se use cada vez menos, y que no sea como el WP 5.1; y lástima que me haya acostumbrado demasiado al Word. Cuestión de demanda.) Si se trata de textos llanos, y siempre bajo varias condicionantes estrictas (tener internet por cable, por ejemplo) no suena mal.
Y es un buen modo de quitarse durante unos momentos de encima la dictadura de Microsoft, una dictadura que se ha vuelto necesaria merced a las condiciones del mercado, pero que podría ser de otro modo. Al que me diga de Linux, de acuerdo: sus intenciones son magníficas, pero sus programas aún no alcanzan la depuración de los de Windows, con todo y que hay miles de personas actualizándolo todos los días. Aun así, OpenOffice es un concepto maravilloso y muy avanzado. (Mac, con el perdón, me parece una idea excelente, pero torpe a la hora de entrar en detalles. No es una plataforma a la que le guste entrar en detalles. Mientras más fácil y estándar, mejor, y así estará bien para muchos; a mí me gusta complicarme.)
Ya escribiré mis memorias secretas en el Writely, o algo, mientras los bugs no sean demasiados.

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Pues no, el Blogger no aceptó el envío del Writely. Copy/paste, pues.

1 comentario:

Aldebarán dijo...

A mí por eso me gusta el Abiword. Es portable, es decir que lo puedes llevar contigo en una memoria flash, y tiene corrector ortográfico en castellano. Igual, si no hay nada más a mano, un buen editor de texto es una buena herramienta. Por supuesto, yo no escribo novelas, así que opino desde la llanura.

saludos