15 de mayo de 2009

Diálogos Borges-Sabato

Diálogos Borges-Sabato,
compaginados por Orlando Barone.
Emecé Editores, Buenos Aires,
8a edición, 2007, 213 pp.

Podría resultar lógico suponer que basta con poner a platicar a Jorge Luis Borges con Ernesto Sabato para obtener un libro por lo menos excelente, pero no es necesariamente el caso, como lo demuestra Diálogos Borges-Sabato, una colección de conversaciones entre los dos escritores argentinos "compaginadas" por el también escritor Orlando Barone entre 1974 y 1975.
Eran famosas las tertulias entre Sabato, Bioy Casares, Silvina Ocampo y Borges, en las que se hablaba "de todo", o sea de espejos, enciclopedias, laberintos y autores exóticos o terriblemente canónicos. Pero, quizá, la simple reproducción de los diálogos, aun con la contextualización necesaria (la crónica de los gestos y de los cuchicheos, las miradas o el modo de manejar la ceguera) no baste para obtener algo apasionante. Si uno se descuida, puede llegar a ser, como Borges y Sabato dicen en el mismo libro, algo muy parecido a escuchar el diálogo entre dos enamorados en la banca de un parque: aburridísimo, en tanto lo que se dice sólo tiene sentido para los participantes. La grandeza de Shakespeare fue convertir en metáforas vibrantes lo que en suma sería sólo la plática de dos adolescentes enamorados; el equivalente, en este caso, sería leer la "metaforización" de las pláticas en bruto y el resultado final de la tan particular manera de pensar de los protagonistas, es decir meterse en sus libros y, si es el caso, disfrutarlos.
Las conversaciones "espontáneas" entre Borges y Sabato corren a trancos; la mayor parte del tiempo se la pasan tratando de ponerse de acuerdo en el tema a abordar, algo a lo que Borges no se muestra demasiado permeable. En la mayor parte de los casos, Sabato plantea un tema, Borges hace algunas observaciones casuales y Barone suda para que el asunto tenga sentido. En el mejor de los casos, el libro lo lee uno --y antes de eso lo compra-- por un asunto de fetichismo y de voyeurismo, con la esperanza de que los participantes muestren lo más posible de la manera más abierta posible. Ocho ediciones desde 1976 demuestran que no son pocos los que han caído en tentación, aunque tampoco sean para tanto si se considera el peso de los nombres involucrados.
Como es de esperarse, hay frases, referencias e ideas muy buenas de ambos:
BORGES: [...] Si al final, cuando termina la obra, el autor piensa que hizo lo que se propuso, la obra no vale nada.

No sé qué escritor dijo: [...] "Las ideas nacen dulces y envejecen feroces."

Es que creo en la teología como literatura fantástica: es la perfección del género.

SABATO: Bernard Shaw dijo: "Una lengua común nos separa." Un aforismo casi hegeliano.

Claro, pensemos en Shakespeare, que tomaba argumentos de autores secundarios. Con esos esquemas triviales hacía sus grandes tragedias. Lo que significa que el argumento es casi nada.

BORGES: Es el gran descubrimiento de los políticos, que no necesitan ser coherentes.
SABATO: No, claro, apelan al corazón. El principio de identidad no fue descubierto por ningún político. (Risas.)

BORGES: Cualquiera recuerda eso que dice "el animal arranca la fusta de manos de su dueño y se castiga hasta convertirse en el dueño y no comprende que no es más que una ilusión producida por un nuevo nudo en la fusta..."

SABATO: De todas las formas de contar, la más falsa es la naturalista. Porque la realidad es infinita y el naturalismo no puede abarcarla.
BORGES: Stevenson dice que el que tenía la culpa era Walter Scott. Pero que él lo había hecho para escribir ambientes medievales y entonces era lógico para describir un castillo, sus puentes levadizos, sus murallas, etcétera. Luego, este procedimiento del detalle fue aplicado por autores contemporáneos, y eso ya no tenía sentido.
SABATO: En Moby Dick, por ejemplo, hay detalles naturalistas sobre la caza de la ballena o la navegación. Pero es una novela metafísica. También hay descripciones naturalistas en Kafka, lo que le confiere fuerza y credibilidad a lo otro, a lo metafísico.
Casi al final hay una sección dedicada al suicidio, en la que Sabato habla en serio de su propensión a matarse (desmentida por su edad actual, claro) y Borges se dedica a hacer bromas al respecto:
SABATO: [...] Pensé en el suicidio muchas veces en mi vida.
BORGES: Yo también. Hace setenta y cinco años que vengo suicidándome. Tengo más experiencia que usted, Sabato.
SABATO: Con muy poca eficacia, por lo que se ve.
BORGES: Sí, pero con mucha vocación, realmente.
Este libro lo compré y leí por allá de 1980, y lo recordaba un poco más interesante. Volví a comprarlo y, sí, me pasé un buen rato, especialmente en la búsqueda de cosas interesantes, que a veces llegaron. Unos subrayados más de los que he transcrito y ha valido la pena.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Sacame de una duda, Rafa. Yo recuerdo que este libro lo hicieron cuando Borges y Sábato se volvieron a hablar. Se mantuvieron distanciados durante algunos años y este libro fue como el sello de la reconciliación. ¿Es así la cosa o se enojaron luego de la publicación del libro?

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

No tengo la menor idea; no sigo mucho las vidas personales de los escritores, que me pueden nublar el juicio literario.
Sé que Sabato, por allí por los sesenta y principios de los setenta, publicó unas notas con juicios bastante severos e injustos acerca de Borges. Lo acusaba de que su literatura y sus actitudes personales NO eran lo que a él le hubiera gustado que fueran, es decir: que hablara de eso que llaman "la realidad" y se fijaran a un patrón de izquierda, algo que Borges no hubiera hecho simplemente porque no era de izquierda y porque no era así.
No sé, pues. Igual se hubieran dado la mano y todos felices :)
Eso sí, los dislates que decía Borges con respecto al franquismo --y que los periódicos y revistas le sacaban por toneladas-- eran para enojarse con él. Y después del libro lo que dijo de las dictaduras de Chile y Argentina...

Anónimo dijo...

Emmanuel Pocasangre

pues nosostros no estamos muy atras de las tertuliaS, CREO QUE algunos dentro de algunos años sacraan un libro llamado la Casa y Rafa y La Coca Cola y las tertulias con Zetino, Loida etc pero a diferencia nostros tenemos Cocacola, y de suicidarse ni se hable..zD