16 de mayo de 2008

Listo el (otro) libro

Pues no, no he posteado desde hace varios días, y ya hace falta. Tengo por allí un par de ideas, apuntes, etcétera, pero no he tenido mucha cabeza para eso.
Entre otros asuntos --por ejemplo el trabajo regular de La Casa--, terminé de darle la última revisión al libro acerca del suicidio de Salvador Cayetano Carpio y el asesinato de Mélida Anaya Montes. La semana pasada había mandado a los editores una versión bastante limpia, pero nunca está de más una última pasada, ésa en la que uno está pensando: "Bueno, lo que estoy leyendo lo va a leer alguien más. ¿Quiero que lo lea exactamente así. como está?" Y salen detalles que uno no había visto antes, y hay que poner palabras aquí, quitar algunas allá, aclarar algo en la redacción, etcétera.
Siempre, al final del libro, hago constar dónde lo escribí y en qué fechas. A veces se publica, a veces no. Es algo que le aprendí a Carpentier; es útil para recordar uno lo que ha hecho, y cuándo, y a alguien habrá que le interese para sacar conclusiones. Al final del libro se lee, entonces:

San Salvador, abril/mayo de 2001.–
Octubre de 2002.– Abril de 2004.–
Noviembre de 2005.– Julio de 2006.–
Mayo de 2008.

Da la impresión de que es un libro que escribí a saltitos y, sí, casi fue de ese modo. Cada vez que lo agarraba ponía cosas nuevas, quitaba algunas, matizaba otras, según los comentarios de amigos, y decía: "Esta sí es la versión buena." Y cada versión ha tenido su encanto.
En 2001, por ejemplo, lo que hice fue un artículo muy largo y una entrevista, y un primer borrador del libro. El año y medio siguiente me pasé buscando documentos, verificando datos, entrevistando gente, etcétera. Para octubre de 2002 tenía un libro grueso: unas 130 cuartillas
de texto y otro tanto de apéndices, donde iban desde la carta de suicidio de Marcial hasta las propuestas de negociación lanzadas desde... uh... creo que 1981 (los primeros contactos después de la ofensiva final de enero de ese año).
Huo una posibilidad de publicación en España, y no me pareció mala idea, pero había varias cosas que me molestaban. Por ejemplo el carácter del libro --más bien testimonial-- y la documentación de los anexos no eran muy compatibles. Parecía que la documentación era una justificación a lo demás, y no debía ser así; había que lograr que el libro se sostuviera por sí mismo y, de ser posible, deshacerse de la documentación, o ponerla en otra parte.
Hay un principio básico para que un texto funcione como tal: que toda la información que se requiere para entender el texto esté dentro del texto mismo. Eso vale para un tanto como para Moby Dick o La guerra y la paz. Así que me pasé un buen rato dándole coherencia al texto principal y recortando lo más posible los apéndices, y de modo que fueran sólo eso, apéndices, que pudieran leerse o no y que la lectura no fuera incompleta. Es decir: el libro ya era publicable, pero no me pareció suficiente motivo para... uh... publicarlo.
Había dos cosas más: España está muy lejos, y los libros llegan caros aquí, si llegan. Quería que el libro se publicara en El Salvador. Por otra parte, me di cuenta de que aún había demasiado apego emocional a muchas partes del texto, y así no funciona. Es otra premisa básica: si uno está aún apegado emocionalmente a un texto --así sea un poema de lo más conmovedor--, existen hartas posibilidades de que no funcione, no como uno quisiera. A desapegarse, pues.
En noviembre de 2005 ya estaba terminando Tiempos de locura, y tomé una decisión: muchos de los materiales, tesis, etcétera, del libro que estaba escribiendo los pasaría para allá. Además, me permitió --porque era necesario-- hablar extensamente del papel de Marcial y Ana María dentro del proceso político de la izquierda, y con eso podía quitarle al otro libro un poco de la densidad de datos. Publicado Tiempos de locura y agotadas dos ediciones, me puse a hacer los ajustes necesarios y llegué a algo: dejar el simple texto, con algunos documentos en el cuerpo del libro o como referencias, y obtener un libro lo más "limpio" que se pudiera.
La versión final es casi minimalista: sólo viene lo que debe venir, del modo en que debe venir, sin palabras de más o menos. Muy a la Occam: le explicación y la información mínima posible que explique lo más que se pueda. Hay detalles del sumario judicial que me pareció que no valía la pena poner, porque desviaba la atención hacia discusiones secundarias, y éstas hacia otras, y se hubiera perdido el hilo principal. Por ejemplo, según la autopsia, unas horas antes de su muerte Ana María había mantenido relaciones sexuales. Al principio pudo creerse que se trató de una violación. Se hizo un peritaje y se llegó a la persona con la que había estado, y el asunto podía tener repercusiones políticas muy fuertes, incluso para los motivos de su asesinato. Pero, lo siento, es algo que no tuve hígado para escribir. Hubo un momento en que sólo por ese hecho estuve a punto de desechar el libro; me dio una náusea moral de lo más fuerte, y es algo que no podía ni puedo superar. Dejé esa "ramificación" por la paz, porque no necesariamente contribuye a entender el todo --o eso quiero pensar--, y ya que venga otro a averiguar lo que pasó. No es mi intención meterme en chismes, o en cosas que parezcan chismes, y menos en la vida personal de le gente, viva o muerta.
La última-última versión, pues, tiene unas 130-140 cuartillas. Hay partes que casi no cambiaron desde que escribí la primera versión, y la estructura es la misma. Ha habido actualizaciones, y algunas de ellas se ponen con fecha y todo, para contrastarlas con el "texto madre".
Al final me gustó el libro. Logré, después de siete años, un buen distanciamiento emocional, y por lo tanto un mayor control sobre el texto. Todo lo que está allí es discutible, refutable, lo que se quiera. Pero hay pistas importantes que no se han publicado en otras partes, con las evidentes y esperables imprecisiones de algo tan cerrado y compartimentado, de lo que además no fui testigo de primera mano. Y allí estará el encanto del libro: que se discuta y que se desmienta o matice o complemente con los testimonios de otros. Yo, por mi parte, con su publicación termino un proceso que debía terminar, por el bien de mi salud mental y hasta física.
Por de pronto he recibido llamadas acerca de los tres artículos que aparecieron en El Mundo, sobre el tema, y que pueden hallarse apenas unos posts atrás. En orden cronológico, están aquí, aquí y aquí. Han sido positivas, con matices: está bien la información, alguna hay que verificarla con otras fuentes, en lo que estoy de acuerdo. La más interesante: ahora el asunto está muy "caliente" para muchos, pero hay datos que en algún momento los historiadores podrán investigar, y hará por dónde empezar. Y estoy seguro de que encontrarán muchas cosas. Esto es un primer paso, nada más, si descontamos los artículos de El Mundo, que son un resumen bastante escueto de lo que viene en el libro, y sin el carácter del libro. Por mi parte, con la publicación, es un asunto concluido para mí; los que lean el libro sabrán por qué.
Ya seguiré posteando otro día.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

BUENO, ESPERARE ESE LIBRO PARA LEERLO Y TAMBIEN ESPERO QUE A ESA COPIA POR LO MENOS ME LE PONGAS LA FIRMA. SALUDES A TUS MUJERES.

Anónimo dijo...

Cuando sale a venta? Donde podre conseguir Tiempos de Locura y este libro sobre el asunto Marcial/Ana Maria?

Vivo en Los Angeles y en el pasado ha sido muy dificil conseguir libros publicados en El Salvador aqui. recientemente encontre un libro tuyo en una libreria local. Sera que podre obtener estos libros en la misma libreria una vez se publiquen. La libreria se llama "Azteca". Ojala que si, de lo contrario podrias decirme donde en El Salvador estaran a la venta, quiza cuando algun conocido vaya para alla pueda conseguirmelos. Gracias.

Anónimo dijo...

Del más o menos extenso "post" me queda el gusto y la impresión que he leído la exposición de un escritor muy profesional. Enhorabuena por el otro libro.

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Usuaria Anónima: Con firma cuesta otra lana. Un beso para tu bebé.

Anónimo de Los Angeles: Se supone que Tiempos de locura estará fuera la próxima semana, y el otro en cosa de mes y medio. En la Librería Azteca se hizo una pequeña feria del libro hace unos meses; allí quedaron unos ejemplares de Cualquier forma de morir. Es probable que se pueda nmandar para allá, para la librería, pero no conozco los mecanismos; yo nomás fui como escritor invitado. Si no, aquí en librerías, y habrá alguien que te los pueda enviar.

Javier: Gracias. Con Tiempos de locura me pasó que se publicó muy rápido, porque era para una fecha específica, y luego hubo una revisión para la segunda edición, con varios añadidos. Y el libro está bien, pero yo quería un libro bonito, con un texto bien limpio, etc. La tercera edición es el que me hubiera gustado publicar desde el principio. Los otros, insisto, tienen lo que deben tener; nomás es manía perfeccionista.