1 de noviembre de 2008

"¡La tele se arruinó!"

Al fin llegamos a un acuerdo: Valeria se ha quedado con el televisor grande, que está en la sala "de adentro" (la "de afuera" es el estudio, y de sala tiene poco), y nosotros con el televisor pequeño, un Sony del año de la canica que era de la abuela Mina y que hemos puesto en nuestra recámara. Eso sí: como la de Vale tiene conectado el cable, nos hemos reservado el derecho de quedarnos con el aparato de DVD, para evitarnos la penuria de ver televisión nacional. (Perdonen la tristeza, que diría Vallejo.)
Nos aventamos tres noches de maratón para ver la primera serie de Jericho (la segunda fue sólo de siete capítulos, perdonen otra vez la tristeza), y estábamos en los últimos cuando oímos el llanto desgarrado (en serio: desgarrado) de Valeria, que veía el canal de Disney (no el Disney Channel, sino el que está en el número 69, lo que son las cosas). Krisma dio el salto y fue a ver qué pasaba, y desde la cama oí otro grito más desgarrado aún: "¡La tele se arruinó!" A renglón seguido, la carcajada de Krisma.
En la pantalla estaba el presidente Saca, en el discurso de inauguración de la cumbre iberoamericana. Técnicamente no se había arruinado la tele, sino la programación; no sé para qué rayos ponen en un canal para niños las cosas de cadena nacional, sobre todo si uno paga precisamente para evitárselas. ¿Libre mercado? Ja. Ya vimos los 700,000 millones que le costó al erario estadounidense la no intervención en los asuntos de la empresa privada, en especial cuando hace estupideces, que no es infrecuente. En otras palabras: no, no se había arruinado la tele, nomás habían interferido la programación de Amnet, como acostumbran.
Así, pues, la Vale se fue a la recámara con nosotros, con su libro de colorear y sus lápices, todavía con algunas lágrimas, y Krisma me echó una mirada. "Sí, qué diablos", le dije. Pausamos Jericho y pusimos el 6. Allí estaba Saca con el discurso de inauguración, y de verdad que tratamos de sacar algo sustancial de lo que dijo, pero sólo había llamados a la unidad iberoamericana y un montón de lugares comunes; quizá no les pagan bien a los que hacen los discursos, porque en serio que lo hicieron leer frases que hace muchos años ya eran viejas.
Dejamos el 6, porque estaba la Sinfónica Juvenil y queríamos ver a mis sobrinas Silvana y Andrea, hijas de mi hermana Lorena, que estarían allí tocando violín y cello, respectivamente.
Y, sí, las alcanzamos a ver: a Silvana muchas veces, de espaldas, y tres veces de frente. A Andrea, metida en un rinconcito y muy seria; así es ella.
Lo del potpurrí latinoamericano estuvo chistoso. Entre otras cosas, y supongo que en la sección correspondiente a Cuba, tocaron un mambo de Pérez Prado. Lo interesante es que Pérez Prado negaba que el mambo fuera cubano, y decía que era mexicano, porque él lo había creado y él era mexicano. Me tocó ver una entrevista en la que le decían: "Pero si usted es cubano..." "No. Soy mexicano. El mambo es mexicano." Y háganle.
En rigor, el mambo se creó en Estados Unidos, hasta donde sé. Allí Pérez Prado trabajó con el percusionista Chano Pozo para --precisamente-- crearlo. O sea que en una de ésas hasta gringo resulta el ritmo, a reserva de que Chano Pozo fuera cubano y Pérez Prado mexicano. Otra curiosidad es que Chano Pozo fue el "co-creador" del jazz latino, junto con Dizzy Gillespie, con la mítica pieza "Manteca". En fin.
Después vino el joven talento pianístico que tocó algo de Franz Liszt (no, Chano Pozo no tuvo que ver con las Rapsodias Húngaras; no había nacido, o seguro también hubiese estado metido en ese ajo). De entrada no me gustó la sonrisa del chavo ni su modo de encarar al público, en el plan de "Miren, soy un joven talento". Me pareció que tenía la mano un tanto pesada para tocar a Liszt, y su actitud me recordó a la de Roger Daltrey (sí, el cantante de The Who) en la mítica película Lisztomania, en el papel de Liszt himself, rodeado de adolescentes que gritaban y langudecían por él, nomás que Daltrey estaba actuando, y el joven talento no. Cosas de la química; a lo mejor toca tan bien como su actitud haría esperar, pero no logré percibirlo.
¡Y llegó Alejandro Fernández! Y allí sí el montón de jovencitas gritaron y languidecieron, que para eso está Alejandro Fernández. ¡Y cantó "El carbonero", de Pancho Lara!
Tenía apuntadores en las dos orejas --sí, eran dos; las conté--, pero algo estaba fallando. Se brincó el tercer verso, creo, el de "con mi carboncito negro", y de repente se trababa en cosas como "chaperno" "copi... ¿qué?" y algunas más. Creo que cantó lo que le dictaban porque así se lo dictaban, en automático, pero salió muy bien librado. Y luego "Granada", de Agustín Lara.
Después de ver la posición oficial salvadoreña con respecto a la juventud (con una pequeña ayuda del arzobispado, why of course), y visto que la producción de Lara, por cantidad, tenía menos que ver con lugares españoles que con lupanares veracruzanos, donde se ganó la cicatriz en la mejilla, consideramos con Krisma que lo correcto hubiera sido que cantara "Aventurera" o, ya en plan metalero, "Pervertida". Quizá el rey Juan Carlos no lo hubiera entendido muy bien, pero de todas maneras no parecía muy divertido, y ya esperábamos que le dijera al Potrillo: "¿Por qué no te callas?" Pero la diplomacia es la diplomacia, y sin Hugo Chávez cerca no tenía sentido.
Después la canción de Parker y los muchachos que la cantaron moviendo las manos como poetisa municipal en velada infantil. En serio: ¿por qué no les enseñan a ser más naturales? Los chavos no tienen la culpa de los vicios de sus maestros, y levantar las caras así, con ese gesto de "mirar al futuro", les va a sacar arrugas antes de tiempo.
¡Y por fin se compuso la televisión! Es decir: terminó la cadena nacional. Valeria volvió a su tele y nosotros seguimos con Jericho, con gente matándose en una época post apocalíptica, amigos traicionando a sus amigos, un agente de la CIA viendo cómo diablos se dehace de un arma nuclear, una niña de 15 años que mata a una mercenaria y, en fin, lo que hace la vida cotidiana.
No vi lo que había en el canal 69 de Disney. Después de la cadena nacional no sé si lo hubiera soportado.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Nosotros limitamos a las niñas a que vieran televisión solo los fines de semana y con horas contadas porque comenzó a interferir en las tareas. Pero imaginate como son... la mayor, a los diez años, ahorró a escondidas para comprarse un micro-televisor. Nosotros no lo supimos hasta varios años después cuando accidentalmente descubrimos el aparatito en su cuarto :-)

Ah, y la época de los cuarenta en el jazz es fascinante. Frank "Machito" Grillo y su cuñado Mario Bauzá ya venían fundiendo la música cubana con el jazz. En efecto, creo que Tanga salió poco antes que Manteca y esa pieza ya traía los ingredientes básicos del jazz latino. Y mirá como son las cosas... fue Mario Bauzá quien puso en contacto a Chano Pozo con Dizzy Gillespie. El resto es historia: Manteca se convirtió en la primera obra cumbre del jazz latino. Sin embargo, en ese momento le llamaron cubop porque representaba la fusión del bebop de Gillespie con la percusión cubana y la voz en lukumí de Chano Pozo. En todo caso, Manteca fue un éxito arrasador.

Aldebarán dijo...

bien dicen que de la boca de los niños siempre sale la verdad.

Carlos Abrego dijo...

Rafa: Pues aquí nos ha encantado la ocurrencia de Valeria.
Me he reído con ganas y he tenido que contarle al resto de la familia.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

"Tenía la tele / pero me fastidiaba / la puse al revés / el otro lado es fascinante". Boris Vian. Un abrazo. Thierry

A. R. Columnas dijo...

www.losevangelicos.blogspot.com

Anónimo dijo...

Emmanuel Pocasangre

pues si yo comprendo a la vale,xD
la tele es como..... pues si TODO,
jajajja
la vale

Anónimo dijo...

Emmanuel Pocasangre

pues si yo comprendo a la vale,xD
la tele es como..... pues si TODO,
jajajja
la vale

Raúl Esquivel Martínez dijo...

¡Mira lo que son las cosas! justo hace unos días pasó algo similar aquí en México: Silvio estaba viendo la tv cuando de pronto interrumpieron su prograa para pasar una declaración de Felipe Calderón con motivo del fallecimiento del Secretario de Gobernación, y de inmediato el enano comenzó a decir con cara de enojo "¡No, no, ese no! y como Calder´´on no le respondía y seguía con la perorata, se paró de su silla y apagó el televisor con un coraje que mataba y comía del muerto...
Por otra parte, hace años que no sabía mayor cosa de ti, y tras tantas cosas, preciso ahora que me decidí a echar a volar un blog, me puse de ocioso a buscar y me encontré con tu espacio. Es bueno leerte de nuevo, aunque una lástima no haberte podido ver ahora que anduviste por acá (por cierto, me dijo Mary que habías presentado un libro y que tienes varios títulos más pubicados aquí en México).
Me da gusto saber de ti y que todo va bien, y bueno, yo ahí voy, tengo algunas canas, un poco de pancita, esposa colombiana y dos hijos; pero no es el lugar para extenderse en estas historias, espero que podamos establecer contacto nuevamente; ojalá te pudieras dar una vuelta por mi blog www.rotundovagabundo.blogspot.com, a ver qué te parece, pues bastantes letras y palabras han corrido desde la última vez que me hiciste el favor de leer mis primeras cosas hace unos 15 años; pero no me olvido que la primera orientación, el primer contacto formal que tuve con un escritor de verdad fue, precisamente, contigo.
Un abrazo, y nos estamos leyendo.
Raúl Esquivel
erefil@gmail.com

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

¡Hola! Estuve hablando con Eunice de ti y de tus hermanas ahora que estuve por allá. Me da gusto que escribas, y que me hayas escrito también. Eunice precisamente viene para acá en unos días, y ya te comentará qué onda.
Sí, hace un rato que no nos vemos. No perdamos el contacto, pues.
Un abrazo y saludos.