1 de junio de 2007

Frases de Nicolás

Mi hermano mayor Nicolás Doljanin, quien se pasó nueve años en Chalatenango y ahora vive en su natal Argentina (y no por eso es menos salvadoreño; quizá al contrario), escribe en Raíces, en un artículo, unas frases que me impactan y, como muchas de las suyas, me hacen pensar más de lo que quisiera, y quizá menos de lo que debiera:

La guerra sigue. No se terminó la ley del revólver. Mutó. Los muertos ofenden porque no se trata de muertos de dios. Y ellos no mutan, permanecen iguales a tu pesadilla junto al mar, a tu calma junto al lago y a tu desasosiego en la 4x4. Iguales a sí mismos se ríen de todos nuestros ritos y mojitos. Son empecinados e irreverentes. Ágiles y ácidos.
No pueden creer lo que están oyendo. Ni lo barrigones que se nos ve. Ni lo palabreros que nos hemos vuelto. Es mentira que Ramón no esté caminando por aquellos mismos sitios donde tántas y tántos hemos quedado. Sin querer ni aceptar la felicidad que nos trajeron los eufemismos de la nada.
Es desolador sentir cómo se dejan poner la mano encima los gestores de las revoluciones desarmadas...

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