16 de marzo de 2006

Violeta Menjívar y el FMLN

Según el recuento del Tribunal Supremo Electoral, Violeta Menjívar --no somos parientes-- es la nueva alcaldesa de San Salvador, y felicidades por eso. Pero me parece que el FMLN ha salido más dañado que favorecido, y además por méritos propios.
La experiencia electoral anterior indica que, en principio, no era necesario llegar a un punto en el que hubiera que contar voto por voto para darle el triunfo al candidato efemelenista; un buen candidato y, listo, quince o veinte por ciento de margen a favor, como en las tres elecciones pasadas. Pero hubo dos legados de Schafik Hándal que llevaron a ese punto.
La primera, la expulsión de varios militantes y candidatos viables (como el actual alcalde de San Salvador, Carlos Rivas Zamora, quien corrió por la alianza CD-PNL-FDR); la segunda, la propia Violeta Menjívar, que se movió siempre a la sombra de Hándal y ahora deberá adquirir personalidad propia para poder gobernar a gusto. Quizá el hecho de estar tan identificada con Hándal le haya permitido, tras la muerte del viejo dirigente comunista, obtener una cierta cantidad de votos, los suficientes para ganar, pero no los necesarios para gobernar sin fuertes presiones.
Un dato curioso: la peor votación del FMLN para la Alcaldía de San Salvador la obtuvo el propio Hándal, derrotado por el candidato de ARENA, Mario Valiente, en 1997; en 2000, Valiente sería ampliamente vencido por Héctor Silva, expulsado del FMLN en 2003. Y mäs: una de los votaciones más bajas de la izquierda en las presidenciales la obtuvo en 2004, con Hándal como candidato contra el actual presidente, Antonio Saca. Más todavía, y al parecer paradójico: Hándal se considera el líder histórico de la izquierda salvadoreña (quizá lo fuera de la actual izquierda institucional actual), y lograba movilizar a miles de personas, pero nunca ganó un puesto de elección popular. Como diputado, siempre entró por las plurinominales, y en la misma categoría debía ir este año al Parlamento Centroamericano.
Si la petición de recuento de votos del candidato de ARENA a la alcaldía capitalina, Rodrigo Samayoa, fue una maniobra política, se trató de una maniobra hábil y de perspectivas estratégicas. Quizá para ARENA no fuera tan importante ganar como dejar constancia de que el FMLN había perdido su indudable fuerza en San Salvador. Es cierto que hay bastantes matices de por medio, pero también que no importa tanto el apoyo recibido por ARENA (que pudo ser un "voto de castigo" dedicado a la izquierda), sino la fragilidad del FMLN tras las draconianas purgas del año pasado. Quizá la candidata no era todo lo viable que se requería, quizá Rivas Zamora tenía aún una buena oportunidad ante los ojos de los electores y su expulsión provocó más irritación que sumisión por parte del "voto duro". (No alcanzó un 7 por ciento de los votos. Punto en mi contra en este aspecto.)
Los retrasos para dar los resultados también pudieron ser o no parte de la supuesta maniobra, pero llevaron a algo que era previsible desde el principio: mientras el Tribunal Supremo Electoral estaba reunido, una manifestación del FMLN rodeó el hotel Sheraton, arrojó piedras contra la policía y trató de forzar el cerco de seguridad. Las cámaras reportaron cómo se lanzó gases lacrimógenos a los manifestantes, y también registraron explosiones del lado de éstos que bien pudieron ser disparos, bien pudo ser algo más inocente, pero igualmente inoportuno. Poco después, la revisión de votos se realizó frente a las cámaras de la prensa, con observadores internacionales y delegados de todos los partidos, incluidos los del FMLN, que gritaron "Fraude" un par de veces cuando se adjudicó algún voto a ARENA. Y, frente a las cámaras de televisión, resultó claro que la triunfadora era Violeta Menjívar, por un margen peligrosamente pequeño.
El representante del FMLN en el Tribunal no se presentó. Y es obvio que no podía hacerlo: si se oponía a la aprobación de votos de ARENA que claramente eran válidos, se hubiera visto mal; si los hubiera validado, se hubiera visto mal. Mal dentro de la mecánica de confrontación planteada por el FMLN. Y peor si hubiera rechazado los seis votos rescatados para ARENA --hasta donde llegué-- y aprobado los dos para el FMLN.
Es seguro que el FMLN se atribuya que evitó un fraude que se quería cometer en su contra, que gracias a la movilización logró que no se consumara. El problema es que lo que se vio fue un recuento de votos que en cualquier país regido por ese tipo de elecciones es legal, correcto y a veces necesario. Y Violeta Menjívar ganó sólo por unos cuarenta votos, no por los miles y miles acostumbrados hasta ahora en la capital.
Eso en el caso de que sólo se hable del proceso electoral, que no deja de ser una relativa manifestación de la democracia. El problema de fondo, me parece, estriba en lo que es actualmente el FMLN, y para dónde va.
Su carencia más importante es una perspectiva estratégica no de la lucha, sino del país en el que quieren luchar o hacer lo que hagan los partidos institucionalizados de la izquierda radical. Por ahora están inmersos, desde los Acuerdos de Paz de 1992, en los "mecanismos burgueses" de confrontación política, que tienen reglas claras: el que gana en las elecciones es el que manda, y el que pierde, pierde, y ejerce un cierto tipo de oposición, dentro de márgenes bien definidos. Y hay cosas que no pueden condicionarse, so riesgo de perder una buena dosis de capital político. Por ejemplo, cuando perdió ante Saca, Hándal reconoció el triunfo de su rival, pero dijo que no lo felicitaba y que la oposición iba a ser aún más activa. No felicitar al que le gana a uno es poco elegante, pero tampoco es para morirse. El problema es que unas semanas después, también ante las cámaras de televisión, hubo en el centro de la ciudad agresiones contra la policía, quemas de teléfonos públicos, automóviles y puestos callejeros y un despliegue de delincuentes, en la zona del mercado central, que apoyaban al FMLN. Lo de "delincuentes" no es una expresión moralista, ideológica o ñoña: en serio que los hubo; mi hijo andaba por allí y le tocó ver a mareros agarrándose a pedradas con la policía y quemando cosas. Si ARENA hizo --no sé con cuántra justicia-- una acusación al respecto, quizá quería en buena medida referirse a "eso". (Krisma, con ocho meses de embarazo, venía de casa de sus papás y recibió un buen susto y una dosis no muy grave de gases lacrimógenos a un par de cuadras de la Catedral. Yo estaba trabajando en Los Planes y mordiéndome las uñas, porque no había modo de bajar a San Salvador.) En esa ocasión, creo, hubo una fuerte pérdida de capital político del Frente, que ahora puede estar expresándose.
El FMLN también expulsó al alcalde de Santa Ana que --¡ah, los virajes ideológicos!-- se reeligió con los colores del Partido Demócrata Cristiano, dejando al Frente como tercera fuerza electoral en una plaza que era indudablemente suya. Algo similar pasó en Nejapa, donde el alcalde se reeligió por segunda o tercera vez con la bandera del CD-PNL y el apoyo del FDR, es decir los expulsados del Frente. Fallaron los intentos de correr al alcalde de Santa Tecla, Óscar Ortiz, quien triunfó un poco menos estrepitosamente que en los comicios anteriores, pero sin lugar a dudas. En Panchimalco, donde vivo, por primera vez perdió el FMLN, severamente, ante ARENA. Y el candidato de ARENA no era de lo más atractivo que había.
Resulta triste ver a la agrupación tradicional de la izquierda salvadoreña --y aquí está mi queja-- reducida a pelear treinta o cuarenta votos y movilizando a media humanidad para hacerlo. No porque no sea necesaria --cuando es necesaria-- la defensa del voto, de la voluntad popular y todo eso, sino porque su papel debería ser otro. Pero las pugnas eternas han evitado, desde su fundación, en septiembre de 1980, que haya logrado estructurar un proyecto de país, una estrategia coherente y una unidad política al menos básica. Con todo eso, una alcaldía sería lo de menos, y no habría siquiera que pelearla.
Y ya me voy a dormir; tengo tres reuniones mañana, desde temprano, y esta gripe no va a ayudar a que esté demasiado coherente. Así que, señores, no estoy vendido a la derecha por escribir lo anterior: tengo gripe. (Y me parece que la izquierda institucional estará cerca de una tuberculosis pulmonar si no se revisa a sí misma.)
Ah: el presidente Saca puso una buena parte de su propio capital político en las elecciones capitalinas. Aún es pronto para saber si estuvo bien invertido.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Comento por partes:

Estoy de acuerdo contigo. El perdedor en la elección de la alcaldía de San Salvador ha sido el FMLN. ¡Tanto dejó que se acercara el partido oficialista que ha ganado por menos de cien votos!

Anónimo dijo...

Interesante lo que apuntas sobre la elección de Shafick. La verdad es que el engendro de la plancha nacional servía para garantizar la presencia de un grupo de personas en la asamblea, sin importar dónde se habían ganado los votos.
¿Habría ganado un curul si hubiese corrido por un departamento en específico? Nunca lo sabremos.

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Si nos vamos a lo que decían las estadísticas, no. De dos elecciones (externas al PC y al FMLN, claro), perdió dos. Al menos en México Cuauhtémoc Cárdenas ganó la primera, perdió la segunda, ganó la tercera y perdió la cuarta. Quizá Schafik iba en otro orden...
Saludos.

Anónimo dijo...

Usted dice que con Handal el fmln saco la menor votacion de la las presidenciales, cuando que fue mayor que la de Guardado. Segun Ud el ganador es perdedor!!. Vaya logica!!

Y que del fraude? y otras irregularidades.