4 de junio de 2007

Miscelánea de los lunes y columna

El diario de hoy publica que en Polonia se quiere quitar de los planes de estudio a maestros de la literatura como Kafka, Dostoyevsky, Goethe y Conrad porque el ministro de educación dice que "ya es hora de romper con un modelo de cultura ligado a figuras que han pasado de moda".
Si la moda es lo que define lo que es buena o mala cultura, tendríamos a Dan Brown y a Pablo Coelho como máximos representantes de la literatura contemporánea, y habría que quitar... híjole... a Cervantes, digamos, que se vende muchísimo precisamente porque está en los planes de estudio y es best-seller obligatorio.
Sospecho que el ministro de educación polaco debe ser poeta, hijo además de algún poeta salvadoreño de los que cada cierto tiempo proclaman que, después de ellos, el diluvio, y antes de ellos, muy poco. Junto con esa declaración viene la de que no hay que corregir los textos para no pierdan frescura y espontaneidad, que no hay que leer para no contaminarse y que nadie ha leído a Shakespeare y quienes lo tienen en su biblioteca es por pura vanidad.
Esto último, en serio, pasó. Recién regresado a El Salvador, en cosa de un mes, aparecieron dos artículos en dos revistas diferentes, en plumas de un crítico y un periodista (ambos muy respetados, eso sí), que aseguraban que el que dijera que había leído a Shakespeare en El Salvador, mentía, que sólo se le citaba por vanidad. Y supongo que habría quién se lo creyera, poetas espontáneos incluidos.

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Hace unas semanas me mandaron un link bien interesante. Siempre me había preguntado cómo se mueve el puntero de un ratón de computadora, pero no me había atrevido a preguntarlo para no parecer demasiado ignorante. La respuesta está aquí. De preferencia, encienda sus bocinas para enterarse también a qué suena.

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El día de la inauguración de La Casa del Escritor tuvo su lado solemne, y también su lado... uh... extraño. Inauguraba el presidente Flores, porque la idea de comprar y abrir la casa de Salarrué fue suya y de Gustavo Herodier, y decidieron fundir el proyecto con La Casa del Escritor, que era otra cosa, aunque a la larga complementaria.
Desde temprano, como es normal, llegaron guardias presidenciales de civil, muy discretos y amables, y se colocaron por toda la propiedad. También a lo largo de la ex calle Balboa (ahora Avenida Salvador Salazar Arrué, gracias a Johanna Marroquín, la otra mitad del personal de La Casa), más un operativo de la PNC y todo lo que se acostumbra.
Cuando ya casi empezaba el discurso de Flores, apareció Teresa Andrade, fundadora del taller de La Casa y una poeta excelente. Venía como siempre: pantalón vaquero, playera azul desteñida, zapatos de gamuza ya bastante gastados y dos piercings. Es alta y morena y, aunque es un pollito de corazón, por fuera suele ser seria. De inmediato los guardias la rodearon y le dijeron que no podía entrar. Otros compañeros de La Casa la rodearon a su vez, y Judith Barrientos les dijo que ella tenía más derecho de estar allí que ellos, que era "dueña de casa" y que entraba porque entraba. Y entró.
Se armó una danza divertida, que apenas alcancé a ver de lejos, porque andaba de anfitrión. (No, no me puse traje.) Cuando los compañeros se alejaban un poco de Tere, los guardias se acercaban proporcionalmente; si se alejaban de más (había como cien personas, sin incluir guardias. y La Casa es pequeña), estaban a punto de agarrarla para sacarla, y allí iban los demás al rescate. Mientras, Flores improvisó una bonita plática acerca de Salarrué y su obra.
En la edición de esta semana de Centroamérica 21, Tere cuenta, en una columna, cómo no le permiten entrar en el Ministerio de Gobernación a hacer su trabajo como periodista si no se quita los tres piercings que trae puestos (al de la ceja y la boca añadió uno en la oreja), y liga eso con la libertad de expresión. Y, sí, la libertad de expresarse no sólo tiene que ver con los medios de comunicación, sino con la comunicación individual con el entorno. Me parece interesante el enfoque al respecto y, no, durante la inauguración de La Casa no lograron agarrar a Tere para correrla, pero casi.

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Y va la columna, que puede encontrarse aquí. Me ha agarrado por la política, pero igual para la próxima semana regreso con la literatura.

Insurrecciones fallidas
Rafael Menjívar Ochoa

En 1981, cuando el FMLN lanzó la “ofensiva final”, el temor de los militares no era enfrentar a la guerrilla; sus recursos, entrenamiento y efectivos eran superiores. El verdadero problema vendría si la población salía a las calles para apoyar a los insurgentes. Ni siquiera sería necesario que combatiera, sólo que saliera y mostrara su apoyo a los guerrilleros y su repudio al ejército.
No era igual reprimir manifestaciones, desalojar fábricas o combatir guerrilleros que enfrentar a la población pura y simple: la insurrección no necesariamente implica el uso de las armas, sino el ejercicio activo de la rebeldía. Si el ejército “defendía” al pueblo de los enemigos “externos”, y si esos enemigos eran la oposición organizada –que se suponía guiada por potencias extranjeras–, combatir directamente al pueblo hubiera sido, en los valores militares, un contrasentido.
La población en general no hizo explícito su apoyo a la ofensiva ni al FMLN. Lo que hubo fue el enfrentamiento entre dos fuerzas militares y sus grupos de apoyo: paramilitares, milicianos, etcétera. Lo mismo de antes, a mayor escala.
La pregunta es, desde entonces, por qué la población no se insurreccionó, si faltaba tan poco para una toma del poder por la guerrilla.
La explicación que se da es la falta de organización y coordinación. La ofensiva se lanzó conjuntamente, pero cada fuerza actuó por su cuenta, según un plan previo, que tampoco se cumplió: esperaban que “el pueblo” supliera las carencias y acelerara la toma del poder.
Otra explicación es que durante 1980 se lanzó una implacable campaña de represión y terror, que obligó a retirar de la lucha abierta a cuadros de masas y minó la voluntad de la población. El asesinato del arzobispo Óscar Romero y la matanza en el día de su entierro, en marzo, habrían sido puntos de quiebre, junto con el asesinato, en noviembre, de los dirigentes del Frente Democrático Revolucionario.
Y la pregunta sigue en pie. Los frentes de masas declaraban entre 700 mil y 800 mil afiliados; quizá no bajaran de medio millón. Las huelgas y combates no reflejaron esas cifras, ni los apoyos civiles. Poco antes era evidente la combatividad de esa gente, y los “ensayos” para la ofensiva habían sido satisfactorios.
Quizá el problema de fondo no fuera la combatividad o cohesión de la población, sino las expectativas de un triunfo del FMLN. Éste ofrecía un “gobierno democrático revolucionario”, que derivaría en un sistema socialista cuyo referente más cercano era Cuba, no la Nicaragua sandinista, más “moderada”.
Talvez las expectativas de la gente que peleaba en las calles eran más simples: no un cambio de sistema, sino libertades básicas, salarios dignos, servicios decentes y que los militares dejaran el poder. No debe olvidarse que el arzobispo Romero era capaz de convocar, con esas exigencias, a tanta gente como las organizaciones del FMLN.
Para la ofensiva de 1989, la izquierda hizo llamados para que la población se insurreccionara. No fueron acatados. Ese año la derecha radical había ganado la presidencia, y desde entonces el partido que llevó a Alfredo Cristiani al poder en 1989, ARENA, ha puesto allí consecutivamente a tres presidentes más, con el FMLN como contraparte.
Las presidenciales de 2004 se veían como probables para el recambio. Varios precandidatos “moderados” fueron mencionados –como el periodista Mauricio Funes–, pero algo debió convencer a la dirigencia del FMLN de que cualquiera tenía posibilidades de triunfar, y nombró candidato a Schafik Hándal. Casi toda la campaña se movió entre el discurso “radical” de Hándal y los ataques frontales de ARENA a ese discurso. La derrota del FMLN fue apabullante.
En la campaña para 2009, que ya comenzó, se intuye algo parecido: el anuncio anticipado de la precandidatura de Funes y, paralelamente, un endurecimiento del discurso de la izquierda institucionalizada. ARENA ha comenzado a disparar las mismas baterías de antes.
Ni en la guerra ni en las elecciones ha funcionado un discurso como el que empieza a manejar la izquierda, y los mecanismos de neutralización están afilados y probados.
¿Es posible un quinto periodo para la derecha? Si la historia da lecciones, sí. Y todos pueden aprender de ellas. O ignorarlas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pregunta sin intenciones de polemizar: ¿porque muchos escritores e intelectuales no se ponen nunca un traje y visten siempre (sin importar ocasiones ni momentos) de jeanz, camisas de manta o similares?
¿Si lo hacen traicionarían algun decalogo o carta de principios?

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Está bueno eso del decálogo y la carta de principios...
Yo uso jeans, por lo menos una talla más grande, porque son cómodos para pasarte diez o quince horas sentado trabajando. Imagínate con saco y corbata, con este clima (o con cualquiera)... No es funcional.
Lo de las camisas de manta o similares, no sé. Yo uso camisas de cuadritos, también una o dos tallas más grandes, por lo mismo que los pantalones, y zapatos lo más holgados que se pueda. Pero te hablo de ropa de trabajo.
Conozco gente que luce bufandas, boinas y gorros, y todo negro (¡con este clima, insisto!) para que de lejos se sepa que son artistas. Creo que los artistas de verdad nomás usan ropa cómoda. No es "vestirse mal", sino sentirse bien.

El-Visitador dijo...

«por qué la población no se insurreccionó, si faltaba tan poco para una toma del poder por la guerrilla»


Aunque en al menos una docena de sitios en sus escritos publicados a lo largo de medio siglo Marx y Engels hablan de violenta revolución y de la dictadura del proletariado, el Marx canónico predice que con la crisis final del colapso del capitalismo, los trabajadores espontáneamente asumirán su utópico rol gobernante/trabajador, y entraremos al paraíso comunista.

Lenin, aunque se abanderó como el apóstol puro y único de Marx, comprendió que dicho utópico alzamiento pacífico nunca ocurriría y que era necesaria la violenta toma del poder, la dictadura bolchevique, la Cheka, los fusilamientos, los gulags, las purgas, la nomenklatura, en fin, el absolutismo del Politburó. La guerra total contra la burguesía y contra los contra-revolucionarios, claramente esbozada en El Estado y la Revolución.

¿Quizá el FMLN se quedó mucho con la ortodoxia romántica pero utópica de Marx-Engels y demasiado poco con el sangriento realismo pragmático de Lenin? En retrospectiva, cualquiera puede ver que el Socialismo Revolucionario ortodoxo de Kerensky siempre pierde contra los sangrientos (pero pragmáticos) Bolcheviques de Lenin.

Si el FMLN le apostaba a la insurrección popular, el FMLN apostaba a un caballo históricamente demostrado perdedor. En realidad, dicha "insurrección" sólo hubiese podido ocurrir si hubiesen tenido ya férreo e indiviso control de sindicatos, iglesias, universidades, cooperativas, editoriales y otros medios, magisterio, y quintacolumnistas militares.

Pero para la "insurrección" aquí propuesta hubiese hecho falta más habilidad organizativa, más férreo control de las instituciones controladas... y menos evidencia histórica.

Lenin, después de todo, ofrecía utopía en una pizarra en blanco. El FMLN, siete décadas más tarde, tenía que luchar contra la horrorosa evidencia de Cuba, la URSS, China, Corea y Camboya.

ixquic* dijo...

Es un post muy cargado. A ver si puedo ser concreta.

1. Me gustó tu comentario y reflexión que parte de la ridícula posición del ministro de Polonia. Pero hay más cosas, y un compañero de trabajo –lector de tu blog—me lo hizo ver hoy. Este Ministro y Vicepresidente no sólo están proponiendo sacar a Dostoievski y otros. Que ya es un gran retroceso. Además Quieren eliminar a Darwin! :

http://archive.laprensa.com.sv/20061203/dominical/01.asp

Él y su Vice ministro pertenecen a Liga de las Familias Polacas y desde allí promueven cada cosa:
http://archive.laprensa.com.sv/20061203/dominical/01.asp

Encontré otro enlace sobre este tema, el Ministro dijo esto: "que hay que modificar la lista de libros obligatorios en el programa escolar, ya que la situación histórica ha cambiado y reemplazarlas por las de escritores católicos y nacionalistas polacos". Aquí hay algo neo conservador...

2. el mouse: ¿puros hombres? (muy ingenioso)

3.Me gustó este artículo, mucho. Muy coherente en las argumentaciones: son los hechos, están allí colocados lógicamente en el tiempo.

Sólo resta decir, que los mismos caminos nos llevan a los mismos destinos,


Saludos cordiales,

Ixquic*

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

El-Vis: Fíjate que no estoy muy de acuerdo con lo que dices, pero me gustó una frase por terriblemente ingeniosa:

"Pero para la 'insurrección' aquí propuesta hubiese hecho falta más habilidad organizativa, más férreo control de las instituciones controladas... y menos evidencia histórica."

En realidad creo que la habilidad existía, aunque no el "férreo control". Y, sí, el problema fue confrontar a un pueblo en general conservador (que no de derecha, como se cree) a la evidencia histórica, o a lo que se creía que lo era.

Ixquic*: 1. Qué terrible eso que dices del ministro polaco. Que pase en Kansas (o un lugar de ésos) ya es bastante feo. En Polonia, que en general ha sido un país lleno de artistas y pensadores interesantes, da frío.
2. No veo a muchas mujeres prestarse para esas tonterías, je. Pero es buenísimo.
3. Depende de la temporada: los caminos son diferentes en verano, en invierno, en primavera y en otoño. Uno que te puede llevar a un sitio agradable, en la temporada inadecuada puede llevarte --si ne disculpas la expresión-- al mismísimo carajo.
Dialéctica, que le mientan.