4 de noviembre de 2004

En casa. Octubre de 2004.


La camisa ya es vieja; si no me equivoco, la compré en México en 1997 o 1998. El cabello y la barba también están destiñéndose. La computadora que aparece en la foto ya estaba fallando en ese momento, y hubo que comprar otra, más potente, más efectiva, más nueva y sin las manchas que la otra había acumulado en sus años de existencia. El monitor lo compré el mismo año que la camisa; ahora uso uno un poco más grande, un poco más brillante, con un poco más de resolución, que gasta menos energía. Y, en fin, la vida continúa, como ha venido continuando desde hace 45 años y como continuará durante un tiempo indeterminado, pero cierto.