Pruebas y otras fotos
Raúl Figueroa, de F&G Editores, ya está jugando con las primeras pruebas para la portada de Trece, que se publicará a finales de febrero. Y ésa, señoras y señores, es la famosa foto que compré en Arizona por dos dólares con cincuenta expresamente para que sirviera de portada para Trece. Da un aire de tristeza y de soledad que va mucho con la idea de la novela.
Me gusta la idea de la tercera portada, con los colores de las otras. Y que la palabra TRECE quede exactamente rozando los márgenes laterales, o de plano que la T y la E queden más cortadas aún. Es una buena idea, en todo caso.
Y Carlos Ábrego me mandó hoy unas fotos que tomó en mi último día en París. Va para el ego trip:
Aquí estoy en el jardín del Museo Rodin. (En el maletín está mi Vaio de combate, que creo haber hecho notar que es verde.) Lo curioso es que, en la foto que estaba tomando (que es la siguiente), aparece Carlos Ábrego tomándome a su vez la foto anterior...
Allá al fondo está Carlos, con sombrero y todo. (Hacía un frío aún no muy intenso, pero sí respetable; eran como las cinco de la tarde.) Y, sí, esa escultura valía la pena fotografiarla por los cuatro lados. Es sensacional.
Aquí, caminando por el mismo jardín con la doctora Elizabeth Burgos.
Y aquí en La Coupole donde, además de Carlos, Thierry, Alain y yo, alguna vez estuvieron André Breton, Jean Paul Sartre, Carlos Gardel y gente así. (Ejem.) Por supuesto traigo puesta La Camisa, en su versión verde. ¿Qué otra cosa podía traer puesta?
Deliciosa la carne. Demasiada gente para mi gusto: hay una sola hilera de sillas, gabinetes y mesas, y uno está codo a codo con el cliente de al lado. Y yo con mi juguito de durazno, como corresponde.
Me gusta la idea de la tercera portada, con los colores de las otras. Y que la palabra TRECE quede exactamente rozando los márgenes laterales, o de plano que la T y la E queden más cortadas aún. Es una buena idea, en todo caso.
Y Carlos Ábrego me mandó hoy unas fotos que tomó en mi último día en París. Va para el ego trip:
Aquí estoy en el jardín del Museo Rodin. (En el maletín está mi Vaio de combate, que creo haber hecho notar que es verde.) Lo curioso es que, en la foto que estaba tomando (que es la siguiente), aparece Carlos Ábrego tomándome a su vez la foto anterior...
Allá al fondo está Carlos, con sombrero y todo. (Hacía un frío aún no muy intenso, pero sí respetable; eran como las cinco de la tarde.) Y, sí, esa escultura valía la pena fotografiarla por los cuatro lados. Es sensacional.
Aquí, caminando por el mismo jardín con la doctora Elizabeth Burgos.
Y aquí en La Coupole donde, además de Carlos, Thierry, Alain y yo, alguna vez estuvieron André Breton, Jean Paul Sartre, Carlos Gardel y gente así. (Ejem.) Por supuesto traigo puesta La Camisa, en su versión verde. ¿Qué otra cosa podía traer puesta?
Deliciosa la carne. Demasiada gente para mi gusto: hay una sola hilera de sillas, gabinetes y mesas, y uno está codo a codo con el cliente de al lado. Y yo con mi juguito de durazno, como corresponde.
4 comentarios:
Don Rafa, me gusta mas la segunda, sin embargo yo pondría la palabra "Trece" más grande siempre con esa misma fuente y abajo pondría su nombre tal y como está pero más pequeño.
Interesantes las fotos de los fotógrafos fotografiados.
Me gusta la tercera, tiene concepto, las letras no deben comenzar ni terminar.
Me cayó en gracia lo de los fotografos. que curioso instante!
Otro de los "grandes" que frecuentaron La Coupole fue Vladimir Mayakovski, el poeta de la blusa amarilla. ¿Qué tal le hubiera parecido tu vaio verde? ejem...
Publicar un comentario