El dominio, ejem
No, no me refiero a poder absoluto (o relativo, que puede ser relativamente absoluto), ni al control de la gente, sino a un dominio propio para La Casa del Escritor. A partir de hoy somos http://www.casadelescritor.org, faltaría más. Aún está en construcción, y por cuestiones técnicas (mías) tardará un par de días en estar al aire, pero no podía dejar de decirlo.
El dominio lo debemos a un muy buen amigo, Salvador de la Mora, con quien compartimos más de alguna aventura extrema, si ser nerd (como lo somos, aunque de diferentes especies) es algo extremo. (Me parece que sí, y a Salvador le consta.)
Entre otras cosas, cuando yo era editor ejecutivo (se oye impresionante) de la revista Personal Computing México, que ahora vive el sueño de los bytes perdidos, él tenía una muy buena columna sobre comunicaciones y hacía unos artículos acerca de programación orientada a objetos y programación estructurada que no tenían desperdicio. Él era el gurú de la Gerencia de Informática y Telecomunicaciones de la Comisión Federal de Electricidad, y durante una temporada trabajé allí haciendo manuales del software que desarrollaban, porque los programadores son programadores, y para ellos es obvio que las cosas sirven para lo que sirven, y allí está uno tratando de entender para qué sirve ese botoncito que dice "Borrar todo". Desde luego que buena parte de los servidores a su cargo, si no todos, los cambió de SCO Unix a Linux, y corrían bien y bonito. (Es de la gente que anda metida en eso del software libre, aquí y en otras partes.) Eso ahorró una buena cantidad de miles de dólares, y más aún cuando logró bajar decenas de licencias de Oracle a unas cuantas, gracias a un diseño de acceso a la base de datos de lo más sencillo y con cualquier browser, no con interfaces caras y complicadas.
Fue gracias a Salvador que conocí los libros de José Saramago. Por algún motivo me resistía a leerlos, hasta que un día me llevó a la librería Gandhi, me puso en las manos El evangelio según Jescucristo e Historia del cerco de Lisboa y la vida tuvo otro sentido. Luego compré los demás, y en buena parte de ellos he encontrado cosas serias y sabias. (Escribí algo sobre Saramago aquí, acerca de la vez que vino a El Salvador.) También me dio a conocer libros sensacionales como La muerte de Virgilio, de Hermann Broch, y qué sé yo. Es uno de los amigos que, también, una noche de tantas le salvan la vida a uno, o por lo menos hacen que ese momento no sea tan terrible; fue en su casa, mientras oíamos The yellow shark, de Frank Zappa, y tomábamos unas dosis indecentes de coca de dieta. (Creo que eso es lo que nos une más que cualquier otra cosa: la adicción a la coca de dieta. Además de la teología y de las tortas y tacos exóticos y... uts... la lista es larga.)
Fue con Salvador, en la CFE, que trabajé por primera vez como servidor público. Hablamos largo y tendido sobre el tema, sobre la responsabilidad que implica, sobre lo que uno es cuando anda en ésas. Podría resumirse en una frase: no se trata de un medio de vida, sino un modo de vida. Gracias a sus reflexiones y consejos no me perdí demasiado cuando entré a trabajar en Concultura. El día anterior a que saliera de México nos la pasamos platicando en casa toda la tarde hasta bien entrada la madrugada; necesitaba saber qué rayos haría, porque seguro se me perdería el norte, y lo que me dijo todavía lo aplico y sigue funcionando. Sonará a que es un tipo bastante viejo, barbón y trasnochado, pero no: es de mi edad y se afeita tan bien que da envidia, se levanta a las cinco de la mañana, va al gimnasio a hacer ejercicio y usa traje y corbata. Pero hay que verlo frente a una computadora...
La página y el dominio de La Casa estarán alojados en su host, en ColegioWeb, una empresa que tiene desde hace varios años con servicios bastante interesantes. O sea que dejaremos el servidor en Alemania para caer en uno en México. Más rápido, más efectivo y entre amigos.
Gracias, gracias, gracias.
El dominio lo debemos a un muy buen amigo, Salvador de la Mora, con quien compartimos más de alguna aventura extrema, si ser nerd (como lo somos, aunque de diferentes especies) es algo extremo. (Me parece que sí, y a Salvador le consta.)
Entre otras cosas, cuando yo era editor ejecutivo (se oye impresionante) de la revista Personal Computing México, que ahora vive el sueño de los bytes perdidos, él tenía una muy buena columna sobre comunicaciones y hacía unos artículos acerca de programación orientada a objetos y programación estructurada que no tenían desperdicio. Él era el gurú de la Gerencia de Informática y Telecomunicaciones de la Comisión Federal de Electricidad, y durante una temporada trabajé allí haciendo manuales del software que desarrollaban, porque los programadores son programadores, y para ellos es obvio que las cosas sirven para lo que sirven, y allí está uno tratando de entender para qué sirve ese botoncito que dice "Borrar todo". Desde luego que buena parte de los servidores a su cargo, si no todos, los cambió de SCO Unix a Linux, y corrían bien y bonito. (Es de la gente que anda metida en eso del software libre, aquí y en otras partes.) Eso ahorró una buena cantidad de miles de dólares, y más aún cuando logró bajar decenas de licencias de Oracle a unas cuantas, gracias a un diseño de acceso a la base de datos de lo más sencillo y con cualquier browser, no con interfaces caras y complicadas.
Fue gracias a Salvador que conocí los libros de José Saramago. Por algún motivo me resistía a leerlos, hasta que un día me llevó a la librería Gandhi, me puso en las manos El evangelio según Jescucristo e Historia del cerco de Lisboa y la vida tuvo otro sentido. Luego compré los demás, y en buena parte de ellos he encontrado cosas serias y sabias. (Escribí algo sobre Saramago aquí, acerca de la vez que vino a El Salvador.) También me dio a conocer libros sensacionales como La muerte de Virgilio, de Hermann Broch, y qué sé yo. Es uno de los amigos que, también, una noche de tantas le salvan la vida a uno, o por lo menos hacen que ese momento no sea tan terrible; fue en su casa, mientras oíamos The yellow shark, de Frank Zappa, y tomábamos unas dosis indecentes de coca de dieta. (Creo que eso es lo que nos une más que cualquier otra cosa: la adicción a la coca de dieta. Además de la teología y de las tortas y tacos exóticos y... uts... la lista es larga.)
Fue con Salvador, en la CFE, que trabajé por primera vez como servidor público. Hablamos largo y tendido sobre el tema, sobre la responsabilidad que implica, sobre lo que uno es cuando anda en ésas. Podría resumirse en una frase: no se trata de un medio de vida, sino un modo de vida. Gracias a sus reflexiones y consejos no me perdí demasiado cuando entré a trabajar en Concultura. El día anterior a que saliera de México nos la pasamos platicando en casa toda la tarde hasta bien entrada la madrugada; necesitaba saber qué rayos haría, porque seguro se me perdería el norte, y lo que me dijo todavía lo aplico y sigue funcionando. Sonará a que es un tipo bastante viejo, barbón y trasnochado, pero no: es de mi edad y se afeita tan bien que da envidia, se levanta a las cinco de la mañana, va al gimnasio a hacer ejercicio y usa traje y corbata. Pero hay que verlo frente a una computadora...
La página y el dominio de La Casa estarán alojados en su host, en ColegioWeb, una empresa que tiene desde hace varios años con servicios bastante interesantes. O sea que dejaremos el servidor en Alemania para caer en uno en México. Más rápido, más efectivo y entre amigos.
Gracias, gracias, gracias.
6 comentarios:
Qué bueno que la Casa ya va a tener casa! virtual, que se yo, pero casa. Ánimo, éste es un buen medio para hacerle difusión.
Mis respetos a Salvador de la Mora por todo lo que ha hecho y otro pucho más por el dominio y el hosting de la página de La Casa del Escritor.
Creo que la mudanza ya era necesaria, por la manera que ha ido creciendo el material en las últimas semanas.
saludos
que bueno. Espero encontrar un buen espacio para el grupo de danza! ese será un buen lugar para su proyección. Alguien debería hacer relatos sobre cada una de sus coreografías, su valor y significado. Con fotitos y todo,
Saludos
bueno, segun lo que leo como que la pagina va a tardar un poco, no se si lees los comentarios, pero si quieres te puedo hechar una manita con el sitio y de paso te explico algunas cosas, eso si, sin ningun costo, nada mas por el placer de ayudar a la casa de la cultura, si te interesa comunicate conmigo a ericklarios@gmail.com
Que linda direccion... tan bonita... :O
Hasta ahorita que dice en construcción lo veo bonito.
Creo que estan los cimientos... el piso... las paredes... a ver cuando será habitable la casita.
:P
Que curioso!!. Desde siempre he comprado PC Magazine (desde 1995, mas o menos) y cuando aqui DISSAL empezo a distribuir Personal Computing la empeze a comprar y preferir mas que la PC Magazine por su estilo desenfadado y ameno con la que presentaba los adelantos de tecnologia y daba tips. Igual con la PC World. Lamentablemente ambas dejaron de distribuirse, excepto PC Magazine, de la que cuento ya con una coleccion de casi 10 años. Nunca supe que aquella PC Computing fue dirigida por un salvadoreño... le felicito.!
El dia que me atreva aca a sacar una revista de informatica, que sustituya a los horribles suplementos de LPG o EDH de computacion, se a quien podria pedir consejo :)
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