5 de julio de 2006

Las historias calientes de Juanita

Hace unos días encontré, aquí, que en 2004 existió un programa nacional llamado Las historias calientes de Juanita. Mi primera reacción fue fruncir la nariz y pasar a otra cosa, porque el título no da para mucho, pero me disgustó el aire de "todo tiempo pasado fue mejor" de la nota de EDH y me puse a buscar más información.
Hallé, en uno de esos feos sitios que se dedican a la piratería, los 44 capítulos que compusieron el programa, y que el autor y actor de la serie, Salvador Alas, se negó a calificar de radionovela. (Entiendo que antes hizo otra "radionovela", A las bichas con pisto les gustan los bichos calle, de la que tenía noticia pero que no he escuchado.) Si a los lectores les interesa escuchar el programa, los archivos de Juanita se pueden encontrar aquí, en formato mp3, y que San Francis Drake nos ampare, Azureus mediante.
Lo que oí en un principio fue la representación de varios estereotipos molestos que ya había oído antes, y que no fallan si uno quiere audiencia fácil: el homosexual enclosetado que se hace pasar por macho, la muchacha ninfómana (Juanita, claro) que "quiere" a toda hora y con quien se le atraviese en el camino, el papá macho y medio tonto y el muchacho inocente y tranquilo, novio de la muchacha, que sirve para enfatizar todo lo raro que pasa a su alrededor.
Mi primera reacción fue recordar al gran Guillermo Hernández, alias "Albertico Limonta", y su radionovela Limpiaos Tutuy, que no llegó a concluir debido a su suicidio. (La novela no se llamaba así --Limpiaos era el personaje central--, pero es el modo en que se recuerda. Se agradecerá el dato.) Y me di cuenta de que Albertico usaba la misma fórmula, y que no sus referencias sexuales no eran muy diferentes ni menos toscas que las de Alas, nada más que yo tenía 12 años cuando la oía y me parecía genial. Y me vi ante la alternativa: decir que todo tiempo pasado no sólo no fue mejor, sino también que la vulgaridad (usado en el sentido de "barato", no en su acepción moral) se reproduce a lo largo de los años, o jugar al juego y ponerme a oír la serie. Como lo primero me cae mal cuando viene de otras personas, y en vista de que me gusta el juego, me pasé varias horas de cuatro días oyendo los 44 capítulos mientras trabajaba en lo que tenía que trabajar.
La conclusión es que, con todo y todo, el armado de los personajes es, en general, magistral. El papá de Juanita, Don Abimelec, un ex oficial de la Guardia Nacional que terminó de terrateniente después de la guerra, es más que notable, y su esposa (no recuerdo si se dice el nombre) es casi tan buena como él. Ella siempre habla a gritos y desde lejos, se supone que desde la cocina, y básicamante desde allí mantiene funcionando una casa de locos. Los personajes secundarios son excelentes: "El Chapudo", un ex escuadronero y ex patrullero, fiel a Abimelec; el médico brujo (crea todo un lenguaje sólo para él, o algo que simula un lenguaje), el Inspector Salivas, el chofer de la ambulancia, Mamá Dora... Si Albertico tenía una gran capacidad para crear voces, Alas y la gente que hizo Juanita son muy buenos para la creación de personajes. Juanita y su novio funcionan bien, pero no son mis favoritos; el hermano homosexual de Juanita me dio un poco de roña, con todo y que tenía muy buenas puntadas y, dentro del estereotipo, estaba también armado de manera impecable.
Es evidente que Juanita tenía como objetivo que la gente de la cabina se divirtiera, y así fue. No hay un guión, y podrá ser loable la capacidad de improvisación, pero es también una pena: el talento de los narradores da para mucho más. Sobran las referencias sexuales groseras (en el sentido de "bastas") y las bromas fáciles, pero en medio de todo eso hay mucha inteligencia. Estoy seguro de que, con un buen guión, Alas podría hacer maravillas y no quedarse en una referencia perdida en alguna nota de periódico. (No, no conozco a Alas. No, no sé más de su trabajo. Sólo estoy hablando de esa serie en particular. No, sobre gustos no hay nada escrito.)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo nunca escuche la radionovela a las bichas fresas ( no con pisto) les gustan los bichos calle (algo asi), pero una amiga si lo hacia mientras iba manejando en este lindo trafico de San Salvador. Ella nos las contaba y todas nos moriamos de la risa (sobre todo que la chera era una gran fresa y el novio era uno que al parecer era mecanico) era chistoso, porque te podes imaginar que todas las que estabamos ahi somos algo fresas para hablar. Yo se que tu proposito no era tocar el tema del programa sino hablar de quien lo escribe. Pero, era matado del chiste escuchar a mi amiga contarnos en que se habia quedado el capitulo de "ayer".

Anónimo dijo...

De tu post rescato lo siguiente:

"Estoy seguro de que, con un buen guión, Alas podría hacer maravillas y no quedarse en una referencia perdida en alguna nota de periódico."

Yo también comparto esa certeza. POr alguna razón, que no vale la pena mencionar, estoy ligada a dos Univeridades y en esos espacios que observado a muchos jóvenes que en sus cinco años de estudio, se involucran en actividades artísticas. Luego con el tiempo por falta de incentivos y de reconocimientos, por dedicarse a sus carreras, deciden abandorar esas vocaciones.

Otros en el peor de los casos deciden emigrar. El PNUD lo dijo claro este año en el Informe de Desarrrollo Humano: El Salvador está sangando, porque su mejor capital humano se va al exterior, así también el talento.

Por eso me algra que personas como vos -desde adentro de CONCULTURA- puedan brindar esos espacios que hacen falta para la juventud, hasta ya tienen un reconocimiento.

Te aseguro que no sucede eso en otras ramas artísticas.

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Usuaria: Aquí dice que eran "bichas con pisto". Está rara la entrevista...

Ixquic': Por la entrevista a la que me refiero en el párrafo anterior, no me parece que quiera trabajar con guiones. Es otra opción.
No sé si de algo sirvan los incentivos y reconocimientos; a veces ayudan, las más de las veces tienden a arruinar talentos. Me parece que es porque la gente que en algún momento los ayuda no transmite la idea adecuada: la literatura es trabajo, no un don, y el primer logro no indica más que uno ha llegado a alguna parte, pero no al lugar definitivo, porque a ése no se llega. Y también hay una ley natural bastante dura: la literatura (y el arte en general) no es sólo de talento, trabajo, etcétera; es un oficio más bien de aguante, persistencia y... uh... digamos "pantalones" en el sentido de valor. Me parece --por experiencia y carencias propias-- que lo ideal es hacer una carrera --la que sea-- que le permita a uno dedicarse a la literatura o a lo que quiera hacer. Si en algún momento uno puede dedicarse de lleno a lo verdaderamente suyo, excelente; si no, pos no. Al menos es la hipótesis sobre la que hemos trabajado, y no ha salido mal. Al contrario: da mucha seguridad. Hay economistas, ingenieros, abogados o estudiantes de tales cosas, en La Casa, y son buenos poetas, narradores y allí van con lo del video. (Los de danza aún son estudiantes de secundaria y bachillerato. Antes que nada, deben tener buenas calificaciones para seguir bailando.) Y no hay contradicción: sus respectivas disciplinas les dan un orden mental y una noción de estructura que les hace fácil la vida. Los premios y las publicaciones llegan solos si uno hace su trabajo como debe ser; son parte del proceso natural de la escritura si uno se la toma en serio.
Cierta vez, en una conferencia que di en Arizona, me preguntaron qué pensaba hacer para que los escritores no se fueran del país, y respondí lo que me pareció correcto: eso no puede evitarse, pero al menos hay que intentar que vayan lo mejor preparados que se pueda. Lo importante es que sean lo que son en cualquier lugar, y que lo sean con orgullo y profesionalismo. Lo demás es la vida a secas.
El proyecto de La Casa, como dije en los posts anteriores, es muy simple, su idea es muy simple. Lo difícil es que funcione, por un solo motivo: el ego y la inadecuada comprensión del proceso artístico. Y parte de nuestro trabajo va por ese lado: la noción de que si a uno se le sube, está muerto como artista; si se le baja, también. Ser "humilde" o "soberbio" no tiene que ver con actitudes o máscaras personales, sino con saber dónde está uno parado, qué tiene y qué le falta. Eso es algo que muchos artistas no entienden: que ser artistas no les da derecho a nada, ni los hace diferentes; nada más tienen ciertos conocimientos y ciertas habilidades que otros no tienen, y no tienen algunas que otros sí. Y esas actitudes se transmiten, y son más importantes que enseñar un poco de técnicas básicas que uno aprende de cualquier modo, si ésa es su vocación. (Lleva un poco más de tiempo, pero en serio que no hay secretos.)
Y en general no me meto mucho con el "medio" artístico. Muchas de las veces que se me ocurre hacerlo salgo con un par de mordiscos, y no es mi sensación favorita. Te puedo decir que el rollo de La Casa es sensacional, y me da mucho orgullo que su gente quiera la literatura como la quiero yo, y que el simple placer de platicar valga el viaje que hacen todas las semanas a Loa Planes. Y me sorprende, en serio, que a nadie se le ocurriera antes. Es tan simple... Y podría aplicarse a lo que se quisiera. Pero ya ves.

Anónimo dijo...

Rafael:

Una vez un amigo que toca en la sinfónica me decía que vivimos en la sociedad de “mutuo elogio”, nos damos paja y el “reconocimiento” a algunos artistas hacía perder la cabeza a la gente. Ese cometario siempre lo tengo presente. Entiendo entonces lo que dices sobre ese tema.

Comparto la convicción que el arte es trabajo, muy duro, muy serio, y de aguante. Como lo dijiste pos si se puede si y si no pos no.

Yo trabajo con un grupo de danza independiente y siempre me pregunto ¿qué hago allí? si tengo mi profesión (aboganster) y trabajo en ella, es parte de mi vocación y convicciones propias: trabajo en la defensa de los derechos humanos. Entonces así soy feliz, en parte. Pero crecí haciendo ballet y luego haciendo danza contemporánea.

Lo que la danza me da -que no es material- es la sensación de mucha felicidad, mi ser, yo dependo de ella en cierta forma y la vida no es lo mismo sin ella. Obviamente no podría vivir de ella y lo que le doy a ella es mucho esfuerzo físico y mental, dieta, tiempo, dinero, sacrificios...

Mi trabajo como abogada me ha dado muchos insumos para bailar, para interpretar situaciones humanas. En lugar de decir, por ejemplo, soy salvadoreña en EEUU, no puedo hacer valer mis derechos y extraño mi país, lo manifiesto bailando esos sentimientos en una coreografía es decir, siento lo que se siente porque he visto el rostro de muchos migrantes en difíciles situaciones. Entonces mis actividades se complementan. Pero en el fondo es una falsa quimera.

Creo que abuso, porque debería ser respetuosa y no bailar y dedicarme a mi profesión. Pero repito: no puedo. Yo también estoy convencida que al arte hay que dedicarse por completo, hay que profesionalizarse en ello y crecer, de otra forma, sólo se ofrece mala calidad.

En el mundo de la danza la visión es clara: no hay que quedarse en este país. hay que salir a estudiarla y ejercerla afuera.

Tengo una hija, preciosa de ocho años. También baila, a veces lo hemos hecho juntas y si ella elige ese camino yo seré la primera en apoyarla, no se puede partir en dos y tedría que elegir el estudio de la danza como carrera profesional.

Ayer leía un libro de la Mastreta esta frase: “la vida valdrá la pena mientras haya en el mundo seres capaces de hacer magia cuando profesan una pasión”, en horabuena el esfuerzo de los que se dedican al arte por completo.
creeme que este tu comentario me tocó profundamente....

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Ixquic*: Una de las características de la gente de La Casa es que se dedican a otras cosas, pero escriben porque no pueden evitarlo. Como he contado, hay de todo, desde bodegueros hasta abogados (¡Diocuarde!) e ingenieros, estudiantes de medicina y economía y qué sé yo. Y no es que la literatura sea un hobbie; es simplemente lo que son (somos, dijo el otro), y también está el oficio con el que uno se gana la vida y que también es importante en muchos sentidos, por ejemplo en el servicio a... ¿cómo se llamaba?... la patria, o la satisfacción personal, o lo que sea.
Es decir: bienvenida al club de los que hacen lo que hacen porque no pueden dejar de hacerlo.
Y no te conflictúes por eso. Contrario a lo que dice la doctrina cristiana, uno vino para ser feliz, no para sufrir. Y nuestra obligación es ser felices, por nuestros vivos y por nuestros muertos. Y si bailando eres feliz, baila. (Es un don que no tengo ni entiendo. Lástima. Eso sí, alguna vez aprendí a bailar danzón y algo de tango. Y cumbia, cómo no.)

Anónimo dijo...

Gracias por la Bienvenida, siempre pensé que mi amor por la danza es un amor contrariado, pero que que me hace muy feliz. ... y perdón por el arranque existencialista
Saludos!

Anónimo dijo...

Buscando información de la radionovela de "Limpiaos Tutuy" -que nunca escuché porque era muy chico cuando tuve la referencia, en la casa de mi abuela, en Santa Ana, a mediados de los 70-, me encontré con este estupendo espacio y con la noticia de "Las Historias Calientes de Juanita". Lamentablemente no pude bajar el archivo con la liga que nos ofreciste porque no estaba disponible y alegremente me puse a usar el Ares, en donde se pueden encontrar algunos capítulos.
Desafortunadamente me topé con el mismo patrón que he visto en otros productos que se basan en la gracia e inteligencia de los actores -como mi "paisana" Tenchis Celiber- y con un guión inexistente como tal. La verdad es que no pude disfrutar los dos capítulos que escuché porque me desagradó sobremanera su autocomplaciente improvisación. Pero ya sabemos a qué se debe. No hay suficiente presupuesto en los medios de comunicación de El Salvador para financiar a humoristas de tiempo completo quienes deben perseguir la chuleta de cada día trabajando de profesores, publicistas, animadores de fiestas infantiles o vaya uno a saber qué otro folclórico oficio.
El único producto de humor salvadoreño al que le he visto algo de estructura, de visión y de rumbo me lo encontré en youtube con unos muchachos liderados por un paisano que se hace llamar "koki el bayunco" y cuyo sitio lo pueden encontrar aquí.
Se trata de sketches que pasaban en un canal local de Los Ángeles orientados a la comunidad guanaca y que estuvieron saliendo en un periodo de dos años, según me comentó este muchacho. Incluso se puede apreciar cierta habilidad para organizar los encuadres y contar una historia. Me dijo que ya tenía pláticas con una televisora salvadoreña, aunque todavía nada concreto. No me lo declaró, pero me imagino que el principal obstáculo va a ser el dinero.
Yo soy muy pesimista al respecto.