Entrevista con H. Castellanos Moya
La prensa gráfica publica hoy una entrevista con Horacio Castellanos Moya. Me parece que usa un modo bastante elegante de encarar las preguntas del periodista, que intenta obtener ciertas respuestas. Horacio es un viejo y hábil periodista, que no se cuece a la primera.
Agradezco la mención a los compañeros de La Casa del Escritor. (También la mención a Claudia Hernández, aunque no me corresponda.)
Agradezco la mención a los compañeros de La Casa del Escritor. (También la mención a Claudia Hernández, aunque no me corresponda.)
8 comentarios:
Tengo entendido que este escritor es algo asi como un mito, verdad. Nunca nadie sabe por donde anda. Y si alguien lo ve por aqui en El Salvador, es probable que solo haya sido producto de su imaginacion. Su literatura es muy interesante.
Hace poco se anunció que está en Pittsburg, creo. Lo envidio: me han dicho que en el estadio de los Piratas venden los mejores hot dogs del mundo. Antes estuvo en Alemania. Y antes en Guatemala. Y antes en España. Y así.
Jajaja. Quiero ser igual que H. Castellanos Moya. Porque viaja tanto? Cual es su pretexto?
Que mejores hot dogs del mundo no son los choripanes que venden a la salida de la u?
Uuhhhh, qué entrevista!!!(las respuestas, digo, porque si yo fuera el periodista la hiciera un rato de avestruz)
Definitivamente Castellanos sabe lo que hace, lo que habla y lo que escribe. Me llega lo que dice de Claudia y de La Casa. Buena Onda.
P.D. Eso pasa cuando se es sólo periodista.
"Yo escribo una novela porque tengo una historia que contar y si los personajes de esa historia tienen una doble moral, pues eso es parte de su encanto literario".
Vaya ¿Y qué quería? ¿Un manifiesto comunista?
Ernesto: No sé.
Anónimo: No creo.
Ricardo: Cabal.
"le advirtieron que no me mencionara más, que a mí se me detestaba en el país"
¡Ufa! Si realmente hay salvadoreños cuya reacción a El Asco es tan troglodita, entonces no hacen más que darle la razón a Thomas Bernhard.
Leí El Asco en 1997, cuando trabajaba en la PDDH (ahí deambulaban buenos libros) y tenía 24 años (a penas), y lo he leído varias veces. Fue para mí un descubrimiento mayor. Me redefinió muchas cosas y otras me las confirmó. Me reí mucho.
He descubierto entonces que existen dos clases de salvadoreños (salvo excepciones, claro): los intolerantes y los que no aguantan ni las bromas. Saludos.
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