Watson, Holmes y Sidney Paget,
La imagen de Sherlock Holmes que conocemos no la creó el autor de las ilustraciones, sino su hermano. Y fue precisamente porque las viñetas que acompañaban Adventures of Sherlock Holmes las dibujó su hermano, no el autor. O al menos el autor que originalmente debía hacerlas. O algo así.
En 1980 compré baratísima, en lo que luego sería la famosa librería El Parnaso, una edición facsimilar de Las aventuras de Sherlock Holmes, El regreso de Sherlock Holmes y El sabueso de los Baskerville según aparecieron en The Strand Magazine (los publicó Avenel Books, NY, 1976), que tengo por aquí, y en la que se cuenta la historia.
Strand quería encargar las ilustraciones de Holmes a Walter Paget, quien había tenido un gran éxito como ilustrador de Robinson Crusoe, La isla del tesoro, Las minas del rey Salomón y otros. Su hermano, Sidney, era un pintor de algún reconocimiento, y por error enviaron la correspondencia con la propuesta a su nombre. Paget, aunque intuyó que el encargo no era para él, no se puso a averiguar y comenzó a elaborar las ilustraciones, y así pasó a la historia como el creador visual de Holmes. Lo interesante es que, si se dan cuenta, Paget utilizó como modelo a sí mismo (ver la foto)... y funcionó muy bien.
Hay otro detalle que vale la pena destacar de las ilustraciones de Paget, y tiene que ver con el doctor John Watson. La imaginería "moderna" lo pone como un señor gordito y medio tonto, y no tiene nada que ver con eso. El tipo era un médico de campaña en la guerra de Afganistán, según se cuenta en El signo de los cuatro, y fue dado de baja por una herida recibida en batalla. El tipo que está arriba junto a Holmes es el doctor Watson, que además tiene una estatura respetable: si Holmes andaba alrededor de los dos metros de estatura, Watson andaría en el 1.90. Y, lo más importante, es Watson el que escribe las aventuras de Holmes, y se coloca por debajo de él a propósito: lo suyo no es tontería, sino modestia, o mejor: se crea a sí mismo como personaje un tanto bobo y asombradizo para que Holmes brille.
El Watson gordito e ingenuo viene de la imagen que le dio el actor Nigel Bruce en la serie de películas que protagonizó en los años treinta y cuarenta junto a Basil Rathbone, quien hacía un Holmes excelente, quizá el mejor que ha dado el cine. Es en esta serie en la que se pronunció por primera vez la frase "Elemental, mi querido Watson"; ni a sir Arthur Conan Doyle ni a Holmes se les hubiera ocurrido decir algo así, por respeto a Watson.
Las películas tienen detalles divertidos. Por ejemplo, es sabido que Holmes toca el violín bastante bien y que su némesis, el doctor Moriarty, es un virtuoso del fagot. En una de las películas, para no aburrirse, Watson decide aprender a tocar un instrumento... y se compra una tuba. Por supuesto no llega muy lejos, pero va mucho con la personalidad que le dio el cine.
En 1980 compré baratísima, en lo que luego sería la famosa librería El Parnaso, una edición facsimilar de Las aventuras de Sherlock Holmes, El regreso de Sherlock Holmes y El sabueso de los Baskerville según aparecieron en The Strand Magazine (los publicó Avenel Books, NY, 1976), que tengo por aquí, y en la que se cuenta la historia.
Strand quería encargar las ilustraciones de Holmes a Walter Paget, quien había tenido un gran éxito como ilustrador de Robinson Crusoe, La isla del tesoro, Las minas del rey Salomón y otros. Su hermano, Sidney, era un pintor de algún reconocimiento, y por error enviaron la correspondencia con la propuesta a su nombre. Paget, aunque intuyó que el encargo no era para él, no se puso a averiguar y comenzó a elaborar las ilustraciones, y así pasó a la historia como el creador visual de Holmes. Lo interesante es que, si se dan cuenta, Paget utilizó como modelo a sí mismo (ver la foto)... y funcionó muy bien.
Hay otro detalle que vale la pena destacar de las ilustraciones de Paget, y tiene que ver con el doctor John Watson. La imaginería "moderna" lo pone como un señor gordito y medio tonto, y no tiene nada que ver con eso. El tipo era un médico de campaña en la guerra de Afganistán, según se cuenta en El signo de los cuatro, y fue dado de baja por una herida recibida en batalla. El tipo que está arriba junto a Holmes es el doctor Watson, que además tiene una estatura respetable: si Holmes andaba alrededor de los dos metros de estatura, Watson andaría en el 1.90. Y, lo más importante, es Watson el que escribe las aventuras de Holmes, y se coloca por debajo de él a propósito: lo suyo no es tontería, sino modestia, o mejor: se crea a sí mismo como personaje un tanto bobo y asombradizo para que Holmes brille.
El Watson gordito e ingenuo viene de la imagen que le dio el actor Nigel Bruce en la serie de películas que protagonizó en los años treinta y cuarenta junto a Basil Rathbone, quien hacía un Holmes excelente, quizá el mejor que ha dado el cine. Es en esta serie en la que se pronunció por primera vez la frase "Elemental, mi querido Watson"; ni a sir Arthur Conan Doyle ni a Holmes se les hubiera ocurrido decir algo así, por respeto a Watson.
Las películas tienen detalles divertidos. Por ejemplo, es sabido que Holmes toca el violín bastante bien y que su némesis, el doctor Moriarty, es un virtuoso del fagot. En una de las películas, para no aburrirse, Watson decide aprender a tocar un instrumento... y se compra una tuba. Por supuesto no llega muy lejos, pero va mucho con la personalidad que le dio el cine.
1 comentario:
Ahora que escribes sobre los diferentes estereotipos de Holmes, recuerdo otro: el de la típica pipa calabash, con la que las antiguas películas mostraban al detective. No estoy seguro cuál tipo usaba S.H, pero no creo que usara exclusivamente este tipo. En fin, las herencias del cine de Hollywood.
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