Terceras personas y un escritor salvadoreño que no existe
Hace unos días apareció un artículo bastante divertido en Francia, que me enviaron Carlos Cañas-Dinarte y Thierry Davo, y que transcribo en parte:
Il n'est pas facile d'écrire dans un pays où la littérature n'existe pas. Au Salvador, un écrivain n'apas d'éditeur. En général, il n'a pas davantage de lecteurs. Il vit sa passion comme une confidence faite à des sourds. Le Salvador a de bons poètes (lire page III); il n'a pas, comme le Nicaragua avec Rubén Darío, de figure littéraire symbolisant le destin et la mémoire de son peuple.
Désormais, il existe un excellent romancier salvadorien : Horacio Castellanos Moya. Bien entendu, il vit à l'étranger. Il n'est pas consensuel et d'ailleurs il n'est pas édité sur place. Un seulroman, le Dégoût, est vendu sur le territoire...
La nota es de Phillippe Lançon, del diario Liberation, y borra en la primera línea a un montón de gente, entre la que me cuento, y entre quienes se cuentan Jacinta Escudos, a cuya página pueden llegar mediante el link que está aquí a la derecha, y a Claudia Hernández y a Manlio Argueta y a Álvaro Menen Desleal y a Carlos Castro y a Mauricio Orellana y a Salarrué...
Un motivo más para que me caigan mal los críticos; al menos deberían enterarse de lo que hablan, pero entonces los mataría el pudor o no podrían escribir y se morirían de hambre. Por ejemplo, de Horacio no sólo El asco se vende por acá, sino también Baile con serpientes y La diáspora (aún quedan bastantes ejemplares en la Dirección de Publicaciones e Impresos), La diabla en el espejo (importada por un par de librerías) y dos libros de relatos publicados por la UCA hace unos 10 años. Los he visto, y hasta vendemos algunos en La Casa del Escritor, así que el señor Lançon no me va a contar. Pero no creo que los lectores franceses se preocupen por averiguar, y leerán al escritor de la guerra que es el único sobreviviente de entre un montón de escritores fantasmas.
Un motivo más para que me caigan mal los críticos; al menos deberían enterarse de lo que hablan, pero entonces los mataría el pudor o no podrían escribir y se morirían de hambre. Por ejemplo, de Horacio no sólo El asco se vende por acá, sino también Baile con serpientes y La diáspora (aún quedan bastantes ejemplares en la Dirección de Publicaciones e Impresos), La diabla en el espejo (importada por un par de librerías) y dos libros de relatos publicados por la UCA hace unos 10 años. Los he visto, y hasta vendemos algunos en La Casa del Escritor, así que el señor Lançon no me va a contar. Pero no creo que los lectores franceses se preocupen por averiguar, y leerán al escritor de la guerra que es el único sobreviviente de entre un montón de escritores fantasmas.
Mientras, Alain Mala, mi editor en Francia, me mandó hace un rato la portada y las pruebas de Terceras personas, mi libro favorito entre los que he escrito, publicado en México en 1996 (UAM, colección Molinos de Viento). Es el tercero que se editará allá, en la editorial Cénomane, con el auspicio del Centro Nacional del Libro. Thierry, traductor y gran amigo, me dice que Alain, preocupado, ha mandado cartas a los críticos que han repetido lo que dice Lançon, junto con otras barbaridades, como que "por fin El Salvador tiene un escritor", o sea Horacio, que entre otras cosas es cuate y no es con él la cosa. Y les dice que fui el primer salvadoreño con un libro que se haya publicado en Francia (L'Histoire du Traître de Jamais Plus, Cénomane, 1988), sin contar con cuentos de Álvaro Menen Desleal, mi maestro, que aparecieron por allá en los años sesenta y setenta, más algunos de los ya citados que aparecieron en una antología en 1999. No sé qué tanto les importen a los críticos esos datos, porque la realidad a veces les queda floja. Por mi parte, las ediciones de Cénomane son joyitas de tipografía y materiales, y sólo publicar allí ya justifica mi inexistencia.
Me parece que ese rollo de que El Salvador no tiene literatura, y que apenas hasta ahora hay un escritor, es un asunto de mercadotecnia utilizado por la editorial y por el agente de Horacio, al que los críticos se han sumado bastante acríticamente.
Bien por Horacio que está obteniendo publicidad. Mal por los ignorantes y mentirosos de siempre.
Bien por Horacio que está obteniendo publicidad. Mal por los ignorantes y mentirosos de siempre.
5 comentarios:
No estoy de acuerdo contigo en la última frase, en eso de "Bien por Horacio". Conseguir publicidad a costa de hundir a los otros.... grrrr
Es el mismo Horacio quien tendría que haber detenido ya todo esto.
Se me ocurre: ¿Será un ejemplo de punche salvadoreño?
Aldebarán:
A lo mejor no quiero armar una polémica que sólo agitaría una publicidad que me parece nefasta.
Ya Horacio sabrá qué hacer con su presente y su futuro. Yo lo único que sé es escribir.
Fíjate que no muy en el fondo es una cuestión de prisa. Y la prisa es muy mala consejera.
Saludos.
¿Quién te publica en España?
En España, nadie. Sólo aparecí en una antología llamada Pequeñas resistencias 2, de la editorial Páginas de Espuma, hará un año y medio. Donde he publicado más o menos bastante es en México.
Saludos.
Sé que no quieres armar polémica y por eso no ahondaste en el punto. Y precisamente por eso lo saqué a colación. ES que me parece.... grrrrr
Pero tienes razón, no hay que darle altura a una cosa que no la tiene.
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