23 de junio de 2005

Un par de artículos


Cantos y pujidos poéticos


La métrica no implica normas artificiales ajenas al habla cotidiana, sino una sistematización de sonoridades naturales de la lengua.
En castellano, las frases pentasílabas, heptasílabas, octosílabas y endecasílabas (cinco, siete, ocho y once sílabas) son frecuentes en el habla. No es gratuito que muchas canciones populares se basen en octosílabos, algunas infantiles en penta y heptasílabos y los sonetos en endecasilabos y alejandrinos (estos últimos formados por dos periodos heptasílabos).
Si todo arte es forma (en escultura y danza es más obvio que en literatura), era inevitable que aparecieran patrones que generaran formas basadas en las sonoridades mencionadas, desde las sencillas, como el romance, hasta la casi imposible sextina.
El verso libre y la métrica no son muy lejanos entre sí; ambos presuponen musicalidad y una “estilización” del habla cotidiana. Para la métrica es menos difícil resolver un problema técnico complejo: el corte de verso (por qué un verso termina en cierto lugar y no en otro); si se respetan algunas reglas, la métrica lo resolverá de antemano.
La discusión acerca de las bondades del verso libre por sobre la métrica, o viceversa, es intrascendente: lo importante es la creación de un objeto poético único. Ningún patrón métrico, o su carencia, dará validez a un poema; es sólo un vehículo para expresar cosas más profundas.
Se puede hacer buena poesía sin conocer de métrica, pero no es sano desechar a priori una herramienta fundamental para encarar el verso libre (la más difícil de las formas); el riesgo es obtener un texto cuyos versos pujan en lugar de cantar.


El tiránico verso libre

¿Por qué los versos de los poemas se cortan de cierta manera, y no de otra? Es una pregunta que pocos poetas se hacen; la mayoría da por sentado que el verso libre ofrece el beneficio de la arbitrariedad, y no es extraño ver textos formados por versos que no fluyen rítmicamente ni tienen un valor especial dentro del poema.
La métrica tradicional trae implícita la extensión de los versos, la sonoridad, y hasta cierto punto indica los modos posibles de acomodar las ideas que desee expresarse.
En el verso libre es necesario encontrar la extensión adecuada de cada verso, de manera que el poema tenga una lógica interna, y que al final sea notoria una estructura, una forma única pero de igual coherencia que, digamos, un soneto o una endecha.
Lo ideal es que cada verso contenga al menos una idea completa, que no dependa de otros versos para cobrar significado. Se espera que el ritmo del verso sea compatible por lo menos con el de los versos aledaños, a modo de lograr sonoridad y musicalidad. En otras palabras, cada verso tendrá un significado único, y este significado, con los valores rítmicos exigidos por la estructura, indicará su extensión. Si no, sólo habrá un texto cortado sin ton ni son.
Miguel Huezo Mixco sugiere que, al escribir, los poemas se lean en voz alta para buscar una rítmica propia, basada en las cualidades del habla del poeta, en su aliento. Pero es necesario recordar que los poemas no fueron escritos para la voz, sino para los ojos, que tienen su propio modo de oír.

Publicados en El diario de hoy
en algún momento de 2003 ó 2004

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, esto ayuda. Rafa, donde encontrar reglas para contar las sílabas, eso aún me desvela.

Salú

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Cómprate una preceptiva literaria. Hay montones. La que más me gusta es Leyes de la versificación en castellano, de Ricardo Jaimes Freyre, que está en Aguilar. Creo que se ha agotado desde hace años, pero igual la encuentras en una buena biblioteca. Lo que tiene en relación con otras es que es más práctica y al mismo tiempo te habla de la lógica de la música en el lenguaje.
Saludos.

Anónimo dijo...

Despué de todo es tan sencillo explicar lo complicado, intenté hacerlo con mis cuates, pero bueno, gracias

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

JRenta:
No es complicado; es trabajoso, nada más. A mí me llevó tres años de estudios hacer un soneto decente, aunque en un año ya manejaba el romance y esas formas. Nada que una preceptiva y unas pláticas con alguien que sepa de eso no resuelvan.
El verso libre sí es retecomplicado, para que veas. No nomás es de cortar líneas y listo.
Saludos,
Rafael.

Anónimo dijo...

A mí me cuesta trabajo leer poesía, lo he dicho algunas veces, pero mucho más el verso libre. A veces me encuentro con personas que escriben y comienzan directamente con verso libre. Terminan con prosa poetizada, que no es ni una cosa ni la otra.
Un artículo interesante, para las/os interesados en ser poetas.