Diez poetas y una explicación
Hoy se inaugura a las siete de la noche, en el Teatro Poma, el V Festival Internacional de Poesía. Mi orgullo de papá gallino está bastante exacerbado: diez de los poetas de La Casa del Escritor participarán en él, para un total de 17 salvadoreños. La gente de la Fundación Poetas --que organiza el festival-- me pidió trabajos para evaluarlos, y esperaba que escogieran a dos o tres, como en años anteriores. En 2004, por ejemplo, estuvimos Krisma Mancía, Teresa Andrade y yo, y desde luego hice trampa. Cuando desempolvé mis poemas, me di cuenta de que no llegaba al nivel de Krisma y de Tere, así que saqué fragmentos de novelas y de relatos y eso presenté. Era divertido cuando me preguntaban dónde podían conseguir mis poemarios. Contestaba la verdad: que se trataba de prosa, pero que con gusto les daba los títulos de los libros. Casi todos sonreían y se retiraban sin muchas intenciones de buscarlos. En 2005 les tocó a Roger Guzmán y Vilma Osorio. Para este año tenía pensado enviar a Nathaly Castillo Menjívar, Alberto Quiñónez y Herberth Cea, todos de dieciocho años, pero Paulina Aguilar, presidenta de la Fundación, me preguntó:
--¿Tienes diez?
--Hay diez.
Y no me puse a entrar en detalles, no se fuera a arrepentir. (Lo digo en broma, porque Paulina no es de las que se arrepientan una vez que han tomado una decisión y han dado su palabra.) Así que van a estar los poetas más adelantados, con una excepción: Nathaly, una de las veteranas a pesar de sus 18 años, quien en estos días debe irse a Cuba a estudiar medicina. En cualquier momento la llaman, la suben en un avión y ya nos veremos en seis años. Eso sí, antes de irse terminó su poemario, que está bastante bueno; son tres años y medio de trabajo. Quienes sí estarán --en orden de tiempo de trabajo en La Casa-- son Krisma, Tere, Vilma, Roger, Alberto, Herberth, Sandra Aguilar, Mario Zetino, René Figueroa (no, no el ministro de Gobernación, sino el guitarrista de La Pita Vieja) y Ana Escoto.
Dentro de las actividades del V Festival habrá dos en las que ha participado La Casa: una llamada "La noche de los poetas muertos", que se celebrará en La Luna el martes a las siete de la noche, y el "Debate generacional", que será el jueves a las cuatro de la tarde en El Mirador, en Los Planes de Renderos.
No voy a hablar de "La noche de los poetas muertos" porque me han pedido que sea una sorpresa. Les puedo decir que no se la pierdan; será algo fuera de serie.
Este festival tiene una característica especial: la mayor parte de los participantes andan en dos rangos de edades: de los 18 a los 25 años y de los 55 a los 80. Sólo algunos, muy pocos, están entre los 25 y los 55, un agujero de treinta años, es decir una generación completa, si no más. Le sugerí a la Fundación que hubiera ese debate, porque me pareció interesante que conversaran escritores que apenas están entrando en la literatura (y casi en la vida) y otros que ya están completando su ciclo; la confrontación de perspectivas es en sí misma interesante. Aunque será abierto el público, el debate será entre los propios escritores participantes en el festival, más otros que se sumen y a los que ya hemos invitado.
Algo muy importante es la participación en el festival de uno de los grandes maestros de la literatura centroamericana, el guatemalteco Marco Antonio Flores. Aunque la mayor parte de su obra es poética, creo que es quien inauguró la novela centroamericana moderna, con su libro Los compañeros, publicado en México por Joaquín Mortiz en 1976. (La seguiría, con simlar importancia, Caperucita en la zona roja, de Manlio Argueta, según me da el entendimiento.) A Flores le ha ido mal con "el medio" literario y hasta con el político; sospecho que no es tanto porque Los compañeros sea un libro provocador, sino porque es bueno. Como sea, le pediré que sea él quien marque la pauta de la discusión el próximo jueves; no veo a nadie más adecuado. La nota respectiva, en La prensa gráfica, viene aquí.
Eso sí, este año le dieron --después de merecerlo durante treinta años-- el Premio Nacional de Literatura. Me alegra mucho por él, por la literatura guatemalteca, por la literatura en general y por la decencia.
Y viene la explicación, aunque es innecesaria: sí, le cambié el color y la fuente a este blog. Aniuxa (es decir Ana Escoto) me dijo que ya no leía las notas largas de este blog porque le molestaba el blanco sobre azul y la fuente anterior. Vilma Osorio, por su parte, me dijo que copia el texto en Word para poder leerlo en negro sobre blanco. Y me imagino que habrá otras personas a quienes no les guste, así que lo pongo como lo puse. No me pidan fondo blanco; hasta allí no llego. Este gris está cómodo, me parece.
--¿Tienes diez?
--Hay diez.
Y no me puse a entrar en detalles, no se fuera a arrepentir. (Lo digo en broma, porque Paulina no es de las que se arrepientan una vez que han tomado una decisión y han dado su palabra.) Así que van a estar los poetas más adelantados, con una excepción: Nathaly, una de las veteranas a pesar de sus 18 años, quien en estos días debe irse a Cuba a estudiar medicina. En cualquier momento la llaman, la suben en un avión y ya nos veremos en seis años. Eso sí, antes de irse terminó su poemario, que está bastante bueno; son tres años y medio de trabajo. Quienes sí estarán --en orden de tiempo de trabajo en La Casa-- son Krisma, Tere, Vilma, Roger, Alberto, Herberth, Sandra Aguilar, Mario Zetino, René Figueroa (no, no el ministro de Gobernación, sino el guitarrista de La Pita Vieja) y Ana Escoto.
Dentro de las actividades del V Festival habrá dos en las que ha participado La Casa: una llamada "La noche de los poetas muertos", que se celebrará en La Luna el martes a las siete de la noche, y el "Debate generacional", que será el jueves a las cuatro de la tarde en El Mirador, en Los Planes de Renderos.
No voy a hablar de "La noche de los poetas muertos" porque me han pedido que sea una sorpresa. Les puedo decir que no se la pierdan; será algo fuera de serie.
Este festival tiene una característica especial: la mayor parte de los participantes andan en dos rangos de edades: de los 18 a los 25 años y de los 55 a los 80. Sólo algunos, muy pocos, están entre los 25 y los 55, un agujero de treinta años, es decir una generación completa, si no más. Le sugerí a la Fundación que hubiera ese debate, porque me pareció interesante que conversaran escritores que apenas están entrando en la literatura (y casi en la vida) y otros que ya están completando su ciclo; la confrontación de perspectivas es en sí misma interesante. Aunque será abierto el público, el debate será entre los propios escritores participantes en el festival, más otros que se sumen y a los que ya hemos invitado.
Algo muy importante es la participación en el festival de uno de los grandes maestros de la literatura centroamericana, el guatemalteco Marco Antonio Flores. Aunque la mayor parte de su obra es poética, creo que es quien inauguró la novela centroamericana moderna, con su libro Los compañeros, publicado en México por Joaquín Mortiz en 1976. (La seguiría, con simlar importancia, Caperucita en la zona roja, de Manlio Argueta, según me da el entendimiento.) A Flores le ha ido mal con "el medio" literario y hasta con el político; sospecho que no es tanto porque Los compañeros sea un libro provocador, sino porque es bueno. Como sea, le pediré que sea él quien marque la pauta de la discusión el próximo jueves; no veo a nadie más adecuado. La nota respectiva, en La prensa gráfica, viene aquí.
Eso sí, este año le dieron --después de merecerlo durante treinta años-- el Premio Nacional de Literatura. Me alegra mucho por él, por la literatura guatemalteca, por la literatura en general y por la decencia.
Y viene la explicación, aunque es innecesaria: sí, le cambié el color y la fuente a este blog. Aniuxa (es decir Ana Escoto) me dijo que ya no leía las notas largas de este blog porque le molestaba el blanco sobre azul y la fuente anterior. Vilma Osorio, por su parte, me dijo que copia el texto en Word para poder leerlo en negro sobre blanco. Y me imagino que habrá otras personas a quienes no les guste, así que lo pongo como lo puse. No me pidan fondo blanco; hasta allí no llego. Este gris está cómodo, me parece.
5 comentarios:
Yupi Yupiii qué bonito color!!! sobrio y elegante. Y qué bonita reseña :D
La verdad que si esta mejor,se siente
mas relajada la vista,porque no hace
una entrega periodica de alguno de sus escritos(ya me quiero ahorrar com
prarle el libro).
Hay, felicidades a Aniuxa por su participación. Es un gran logro. Y no es que los demás participantes no se merezcan de igual modo los elogios. Es simplemente porque ella es la "bebé" poeta de LaCasa.
Rafael: mantennos informados de cómo va el taller, por favor.
saludos
Aniuxa: Servida estás.
Bonampak: Servido también. Pronto voy a poner un fragmento de una novela que se publica en Guatemala dentro de unas semanas. Pero por entregas no. No quiero competir con Geovani Galeas en eso. Y mis libros no son caros; es parte de su encanto.
Aldebarán: Aniuxa en efecto es la bebé de La Casa, no por edad, sino por tiempo de estar allí. Tiene unas cosas muy buenas de narrativa, y en la poesía está dando sustos.
Y seguiremos informando, cómo no.
Muy buena reseña, siguiendo los pasos del festival a la distancia. Espero leer sobre el debate pronto. Tu paredes pintadas de gris se ven bien. Saludos desde el norte, KC
Me alegra que Aniuxa se decidió a ser parte de la casa del escritor, hace mucho que le vengo siguiendo los pasos. Felicidades a todos!
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