21 de diciembre de 2006

La verdad

Desde hace meses estoy en la onda de escribir acerca de cosas mías, muy mías y muy terribles, más como novela que en forma de "memorias" (todavía me quedan cosas más interesantes que escribir, espero). El problema es encontrar el modo y el tono adecuado. Había pensado en armar a las personas como personajes, pero es imposible, al menos para mí; el elemento emocional es demasiado fuerte. Un tratamiento demasiado directo también mata el texto: puede ser sincero, pero no tener interés. (Creo que ya lo había dicho antes: no hay nada peor para la literatura que la sinceridad. Sin cierta truculencia, no hay literatura interesante.) Entonces: ¿cómo contar la verdad sin que sea tediosa, melodramática, patética (odio el patetismo) o simplemente aburrida?
En las novelas es fácil poner algunas cosas propias. En Trece hay una escena larga y muy fuerte que es totalmente autobiográfica, aunque se la presté al personaje para que la contara como suya, porque tenía sentido. Es el único caso en que me ha salido algo así, y quizá un poco en Instrucciones para vivir sin piel. Unos detalles aquí y allá y listo: las cosas tal y como pasaron, con implicaciones y todo. En otras partes de ésas y otras novelas hay hechos aislados, ideas, cosas, tan bien disfrazadas que ya no tienen que ver conmigo; sólo quedan los referentes.
Hoy me puse a escribir con el tema en mente e intuí que el asunto puede resolverse por el lado del lenguaje: darle vida propia al lenguaje. Es más fácil hacerlo que explicarlo. Hay un personaje narrador (yo, pues), pero mi lenguaje "natural" no sirve para lo que lo necesito. Tampoco un lenguaje abiertamente literario, técnicamente literario, bien medido, pesado y lo que sea. Hasta donde voy, el narrador tiene que estar construido de lenguaje, no de hechos; éstos se contarán en su momento. El personaje debe ser algo así como un elemento conductor a través del cual pasen los hechos a medida que sean necesarios y se traduzcan en lenguaje.
Ya me hice bolas.
Créanme: funciona. Estoy contento. Ya encontré el modo de decir cosas a las cuales he estando dándoles vueltas desde siempre, y es necesario que salgan. No creo que salga algo mejor que las novelas que llevo, pero es el libro que quiero escribir.
Ya van cuatro cuartillas...

12 comentarios:

Unknown dijo...

Esto me suena bien a la Claudia. Veo que también te aplicaste la receta. Y es eso, no importa que sea mejor que las otras (las otras no eran más que novelas), lo importante es que sea lo que querés escribir. Qué bueno, veo que para enero que vengás vamos a platicar largo y tendido. Lástima que ya no fumo.

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

No, Claudia anda por otro lado, creo que más complejo. Lo mío es sencillo: el lenguaje no es sólo un vehículo, sino un protagonista; el personaje es el vehículo, y sólo es el pretexto.
Si lo lees te vas a dar cuenta de que no hay mucha diferencia práctica entre lo que digo y lo que sale; nomás es un modo de trabajo.

Unknown dijo...

Ah, ok. Tons tendré que leerlo. Y bueno, leí del almuerzo de mañana. Qué la pasen super bien y un abrazo a todos. Saludos.

ixquic* dijo...

Pues seguí contándonos cómo van creciendo esas cuartilla y dando técnicas para escribir mejor...

es curioso: la sinceridad directa, aburre. hay que buscar una sinceridad creativa!

ahora imaginate el mundo de los abogados, es para dormirse.

Saludos.

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Por cierto, Ixquic*, estás invitada al almuerzo de La Casa. De estricto traje, eso sí. Mañana sábado a las 12.

Denise Phé-Funchal dijo...

A parte de escribir, cocinaràs algo delicioso estas fiestas? un abrazo.

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Rivotril, 2 gramos, y un pavo que está haciendo Krisma con salsa y relleno de menudos de pollo. Escribir, lo que se llama escribir, espero que sí. Ahora los dedos se me traban un poco por el susoddicho Rivotril. Escribiré más lento, supongo.

Denise Phé-Funchal dijo...

Ahh el compañe Rivotril, a mi se me traba pero la lengua, espero que el pavo de Krisma te aliviane. ;)

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Se te traba todo. Y ni squiera es eso: me doy cuenta de que las cosas funcionan a la velocidad adecuada, y que no pasan de esa velocidad ni aunque tomes tres vasos de coca con azúcar. Pensar una sola cosa a la vez puede ser maravilloso, si me preguntas.
Es más: a lo mejor mañana puedo sentarme, leer y oír algo de música durante más de unos minutos.
Hay que ponerle un altar a San Rivotril. Lo interesante es que se está llevando los males asociados (no voy a hablar de ellos, por supuesto). Se suponía que tenía otra cosa, y no: histeria acumulada, nada más. ("Stress", dijo Silvia, mi médica y mamá.)
Me dijo que hasta hace un par de años, en dosis un poco mayores, se usaba para casos de epilepsia. Descubrieron que, de manera adecuada, es un tranquilizante genial. Las benzodiazepinas en general me ponen de malas después de un par de días; éste no. ¡Y no produce adicción!

Unknown dijo...

Y bueno, terminé de leer hoy Cualquier forma de Morir (no quise terminarlo ayer, porque era 24... tú verás). Gerardo me preguntó: Y, qué tal? Le respondí: Voy a volver a leerla y te cuento... Se rió. Y bueno, como siempre muy limpia... en cuanto a la escritura claro, no de sangre. Los puntos puestos como balas. Saludos y felicitaciones!

Unknown dijo...

También, de la novela, me gusta mucho la idea de que nadie cree que esa es su hora de morirse, y que siempre se cree que son sólo los otros los que se mueren. Por eso la gente que se muere dice: !No puede ser! De acuerdo a Freud esto se llama Pulsión de Muerte, y sirve para sobrevivir mientras llega la verdadera forma de morir.

Unknown dijo...

Upps, seems que publiqué con otro usuario! Saludos.