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Se me había olvidado presentar a Teresa Ayala, la dueña de la Librería Azteca, donde desde anoche se realiza la feria del libro salvadoreño en Los Ángeles. Pues bien, allí está. Ella es mexicana, aunque ha vivido toda su vida por estos rumbos. La librería fue fundada por su padre, quien ya es bastante mayor y se ha retirado, y ella y sus hijos la mantienen a flote. Mauricio Ruano --izquierda-- le planteó la posibilidad de hacer la feria hace unos meses y ella, entusiasmada, dijo que sí. Remodeló el local, pintó, etcétera. Es un poco difícil que logre ganar algo en esta ocasión; lo que espera es seguir vendiendo libros de autores y/o editoriales de El Salvador. Por lo que sé, ya se trazaron mecanismos para que así ocurra.
Ayer, de camino a la librería para la inauguración, Manlio Argueta detectó varios locales de comida salvadoreña y ni modo de no fotografiarlos. Éste es extraño: ¿a quién se le ocurriría ir a Ilopango a comer pupusas? De que los hay, los hay, pero supongo que todavía se toma por allí una buena sopa de cangrejo.
Uno de nombre más bien ortodoxo, con un ortodoxo "OPEN" para que uno sepa que puede entrar.
Y el premio al mejor nombre se lo lleva "Mi querido Pulgarcito", cómo no, también con su rótulo de OPEN.
Carlos Rodríguez (a quien presenté hace unos días) y su equipo se hicieron cargo de la comida. Hubo pupusas acompañadas de todo tipo de bebidas: desde vino tinto hasta agua pura y simple, pasando por jugos, gaseosas y lo que hubiese menester. Empezó la repartición de comida desde antes de la inauguración, y terminó hasta que todo terminó, es decir cualquier rastro de comestible o bebestible.
Antes de la inauguración, visitas. Aquí aparece, inconfundible, Carlos Velis, acompañado de un escritor local cuyo nombre les debo, su mamá --de Carlos-- y Gustavo Herodier.
El acto de inauguración, a cargo de Mauricio Ruano. Hablaron los cuatro del centro y los de los extremos nos quedamos calladitos, porque no veníamis al caso en ese momento. En el extremo contrario al mío, Carlos Herodier, quien trabaja con la Cancillería y, entre otras cosas, va a leer poemas de Alfredo Espino. Anoche estuvimos oyendo unas grabaciones de los mismos en lo que empezaba el acto.
Una parte del público y una exposición institucional de cosas acerca de El Salvador, a cargo del viceministerio para los salvadoreños en el exterior. Abajo, más de los mismo.
Ya veremos qué tal funciona hoy. Ayer hubo una buena venta de libros salvadoreños, algo lógico si tomamos en cuenta que la mayor parte de los asistentes, más los que estaban afuera comiendo, eran salvadoreños residentes en LA. Hubo también representantes de editoriales, como de la Universidad José Matías Delgado, de la UCA y no registré de dónde más.
Ayer, de camino a la librería para la inauguración, Manlio Argueta detectó varios locales de comida salvadoreña y ni modo de no fotografiarlos. Éste es extraño: ¿a quién se le ocurriría ir a Ilopango a comer pupusas? De que los hay, los hay, pero supongo que todavía se toma por allí una buena sopa de cangrejo.
Uno de nombre más bien ortodoxo, con un ortodoxo "OPEN" para que uno sepa que puede entrar.
Y el premio al mejor nombre se lo lleva "Mi querido Pulgarcito", cómo no, también con su rótulo de OPEN.
Carlos Rodríguez (a quien presenté hace unos días) y su equipo se hicieron cargo de la comida. Hubo pupusas acompañadas de todo tipo de bebidas: desde vino tinto hasta agua pura y simple, pasando por jugos, gaseosas y lo que hubiese menester. Empezó la repartición de comida desde antes de la inauguración, y terminó hasta que todo terminó, es decir cualquier rastro de comestible o bebestible.
Antes de la inauguración, visitas. Aquí aparece, inconfundible, Carlos Velis, acompañado de un escritor local cuyo nombre les debo, su mamá --de Carlos-- y Gustavo Herodier.
El acto de inauguración, a cargo de Mauricio Ruano. Hablaron los cuatro del centro y los de los extremos nos quedamos calladitos, porque no veníamis al caso en ese momento. En el extremo contrario al mío, Carlos Herodier, quien trabaja con la Cancillería y, entre otras cosas, va a leer poemas de Alfredo Espino. Anoche estuvimos oyendo unas grabaciones de los mismos en lo que empezaba el acto.
Una parte del público y una exposición institucional de cosas acerca de El Salvador, a cargo del viceministerio para los salvadoreños en el exterior. Abajo, más de los mismo.
Ya veremos qué tal funciona hoy. Ayer hubo una buena venta de libros salvadoreños, algo lógico si tomamos en cuenta que la mayor parte de los asistentes, más los que estaban afuera comiendo, eran salvadoreños residentes en LA. Hubo también representantes de editoriales, como de la Universidad José Matías Delgado, de la UCA y no registré de dónde más.
4 comentarios:
Muy interesante, lastima que los periódicos no publican este tipo de actividades que realizan escritores salvadoreños. Sos todo un cosmopolitan verdad xDDD! Saludos.
Te vas más seco!!! los viajes te han adelgazado!!! ;)
Estimado Rafael, mi nombre es Raúl Marín, y me comentaban sobre el esfuerzo conjunto de la casa del escritor, y me interesaba plantearle la posibilidad de asistir a sus reuniones, a modo de aprender. Mi interes se decanta mucho mas a la narrativa. Esperando su respuesta.
Raúl.
Raúl: Domingo a las 3 de la tarde en La Casa, en Los Planes. Lleva materiales. Es gratis, y hasta te regalan coca de dieta.
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