Poetas y solemnes
Anoche estuvimos en la celebración del recital número 200 de la Peña Cultural de Los Tacos de Paco y uno de los temas de conversación entre los amigos fue la antología Trilces trópicos, publicada recientemente por la editorial La Garúa (al sitio de la editorial le hace falta una actualización). El libro recoge a varios autores nicaragüenses y salvadoreños, y algunos de los poetas locales incluidos estaban en Los Tacos, como Susana Reyes, Carlos Clará, Osvaldo Hernández y Krisma Mancía. (Sí, también llevamos a Valeria, que se mojó de lo lindo; ojalá no agarre gripe). Los antologados en cuestión se la pasaron haciendo bromas durante todo el rato acerca del libro y sus alrededores, las reacciones en El Salvador y España por su aparición, lo que sea. Se habló acerca de la nota introductoria de Joan de la Vega, el editor de La Garúa, que les pareció buena, sobre todo porque no se mete en lo que a veces se meten algunos antologadores: el estudio y la interpretación de los textos o la demostración de su valor histórico o "estético" o lo que sea; puras cosas extraliterarias.
En eso las risas se cortaron. Apareció alguien y dijo que el estudio introductorio era importantísimo en un libro de ese tipo, que a veces el estudio introductorio era más importante que la antología misma. "¿Te parece?", le pregunté. "En España así es", dictó. "No me gustaría publicar en un lugar así", le dije. Y, claro, siguieron las bromas y las risas.
En serio: cuando sea más importante lo que cualquiera crea que sepa acerca de la poesía que la obra de los poetas, algo se habrá perdido sin remedio.
No sé de antologadores de poesía que hayan pasado a la historia por sus estudios introductorios, ni por sus sesudos juicios acerca de poetas salvadoreños y nicaragüenses de 35 (37, en realidad) o menos años. Alguien a quien le interese la poesía --como bien hizo notar Krisma-- se saltará generalmente los estudios introductorios, y si acaso los leerá después de ver lo que le da sentido a la poesía, es decir la poesía. Si un poeta necesita de un estudio introductorio para que se aprecie su obra, mejor que se replantee su obra, o que a su vez se dedique a hacer antologías con estudios como los que quiere para sí mismo. (O misma.)
En lo personal me gustó el prólogo de Joan de la Vega, porque no hay pretensión, sino una explicación de lo que allí se pone, de los porqués, de las perspectivas, y santo remedio. Me da gusto también que haya mencionado a dos poetas de La Casa a las que no publicó: Vilma Osorio y Teresa Andrade. Creo que ambas podrían estar incluidas sin que la antología pierda calidad, pero aún no publican un libro, una de las condiciones para aparecer allí, con una sola excepción, supongo que debida a la especial calidad en la obra del poeta de marras. ("¡Suelten amarras!", dijo el capitán. Y Marras mordió a toda la tripulación.)
En eso las risas se cortaron. Apareció alguien y dijo que el estudio introductorio era importantísimo en un libro de ese tipo, que a veces el estudio introductorio era más importante que la antología misma. "¿Te parece?", le pregunté. "En España así es", dictó. "No me gustaría publicar en un lugar así", le dije. Y, claro, siguieron las bromas y las risas.
En serio: cuando sea más importante lo que cualquiera crea que sepa acerca de la poesía que la obra de los poetas, algo se habrá perdido sin remedio.
No sé de antologadores de poesía que hayan pasado a la historia por sus estudios introductorios, ni por sus sesudos juicios acerca de poetas salvadoreños y nicaragüenses de 35 (37, en realidad) o menos años. Alguien a quien le interese la poesía --como bien hizo notar Krisma-- se saltará generalmente los estudios introductorios, y si acaso los leerá después de ver lo que le da sentido a la poesía, es decir la poesía. Si un poeta necesita de un estudio introductorio para que se aprecie su obra, mejor que se replantee su obra, o que a su vez se dedique a hacer antologías con estudios como los que quiere para sí mismo. (O misma.)
En lo personal me gustó el prólogo de Joan de la Vega, porque no hay pretensión, sino una explicación de lo que allí se pone, de los porqués, de las perspectivas, y santo remedio. Me da gusto también que haya mencionado a dos poetas de La Casa a las que no publicó: Vilma Osorio y Teresa Andrade. Creo que ambas podrían estar incluidas sin que la antología pierda calidad, pero aún no publican un libro, una de las condiciones para aparecer allí, con una sola excepción, supongo que debida a la especial calidad en la obra del poeta de marras. ("¡Suelten amarras!", dijo el capitán. Y Marras mordió a toda la tripulación.)
6 comentarios:
Yo nunca leo los prológos. A veces, s i me ha gustado el libro, o no sé, me da mania por no soltarlo. Leo el prologo y esas cosas. Si no, no. La verdad no he sido fan de las introducciones. Decir que es más importante que el contenido... es, por lo menos, extraño
Que el prologo no era de Pablo Garcia Casado y con el prologo de De la Vega su falta de pretension es mas bien la de una ausencia de una seleccion e interpretacion formal y mas el pregon de el dueño de el changarro por que la Garua es de De la Vega y seamos capaces de juzgar las actitudes de otros pero nos sentimos encantados en el club de el autoelogio.
¿Este Carlos clará es aque moreno, pelo negro y liso un poco alto?.
si tenes algun correo de el tiramelo.
AVISO
Hice un descubrimiento que me a intrigado y se relaciona con
las dinastias indigenas que se desplazaron hacia El Salvador
y se establecieron en el volcan Tecapa, Laguna de Olomega, hasta los vestigios en
las islas de Meanguera.
ver:
http://es.wikipedia.org/wiki/Principado_Maya-Lenca_de_Najochan
Pues que resulta que con Google Earth encontre esto
en la que supongo es la laguna.
http://rolanvela.googlepages.com/lineasdeolomega
Me gustaria que me ayudaras a explicar este misterio.
Rolando Vela.
Aniuxa: Hay libros que de plano compro por los prólogos... pero son de su propio autor, como las piezas de teatro de Bernard Shaw. De hecho aquí tengo un libro de puros prólogos de él, y son dovertidísimos, provocadores, acertados y, sobre todo, muy inteligentes.
Anonymous: No sé quién es Pablo García Casados para decir que alguien hace una cosa u otra, ni al lector para que lea de cierto modo algo que es evidente. Al único que le soporto eso, y además me gusta, es Mijaíl Bajtín cuando habla de Dostoyevski. Lo hace con respeto y una profunda admiración.
Me parece que el trabajo de Joan de la Vega es bueno. Su selección de libros de poesía es de lo más razonable que he leído en años, y tiene buen gusto para las ediciones. Y creo que se ha arriesgado bastante con Trilces trópicos, pero es porque hay trabajos que verdaderamente valen la pena allí. No todos para mi gusto (hay dos de los salvadoreños que nomás no me checan), pero precisamente va en gustos. Creo que no merece que echen tanta amargura sobre él.
Y, no, no me dedico a promover los libros de Krisma. Ni siquiera promuevo los míos. A lo sumo haré una presentación (de los míos, como ella de los suyos) y listo. No tengo tiempo para promoverme. Y no me ha hecho falta, por suerte.
Una última observación: un buen libro no necesita de un prólogo. Un mal libro no lo salva ni que lo escriba Dios. Y el tiempo dirá quién vive y quién muere (poéticamente). Te sorprenderían cuáles son mis apuestas. Y te sorprenderías --si no lo sabes-- de lo mal que me cae eso de intercambiar elogios como estampitas. Crea gente mediocre, y ya dije una parte de lo que pienso de ellos. Quizá después siga con el tema, porque hay unos que de verdad son divertidísimos, y de eso nos reímos mucho anoche en Los Tacos de Paco.
Rolando Vela: Yo de eso no sé, la verdad; mi ignorancia abarca muchísimos temas. Sí, Clará es uno alto, moreno, etcétera, y además un excelente poeta, quizá de lo más notable que hay en el país. Puedes encontrarlo en la Dirección de Publicaciones e Impresos de Concultura; el teléfono está en el directorio.
Es de un articulo de Nora Mendez que
se incluye en la antologia,que menci-
ona a Garcia como el posible autor de
el prologo y la razon de que sea De la Vega.
Sí, lo leí. Se puede encontrar aquí. También lo leí en su blog y también lo envió a varios amigos y socios de Joan de la Vega, según me contaron. Entiendo que a Joan se lo enviaron otras personas, no ella; le llegó de rebote, como me han llegado a veces cosas en las que dicen cosas espantosas de mí, y yo sin enterarme, y a veces sin haber hecho lo que dicen. (Qué fea costumbre, ¿no? En El Salvador es endémica, tanto como los blogs anónimos llenos de insultos.) Supongo que Nora habrá extraviado el correo de Joan, o lo habrá escrito mal, porque no quiero imaginar que hubiera mala fe de su parte. (La carta es clara.)
Me da la impresión --no lo sé, ni tengo por qué saberlo-- que fue más una campaña para llamar la atención que un intento de averiguar o arreglar nada. Una mala campaña, además: el de los editores es un gremio de hermanos que a veces no se llevan bien, pero son hermanos, y si yo fuera uno de ellos no me atrevería a publicar a alguien que reacciona así y que trata tan mal a su editor, a mi hermano: dejando aparte la solidaridad, yo podría ser el próximo. A menos que valga la pena arriesgarse por la calidad de la obra, pero eso no soy yo quien lo va a juzgar sino... uh... Pablo García Casados; así se llama.
Igual me equivoco y no estoy preparado para entender que hay cosas de simple dignidad que es imposible aceptar. Quizá entiendo la dignidad de otro modo. Quizá me tiene sin cuidado lo que hagan los demás con sus vidas y sus carreras.
Con todo, sigo sin ver qué le añade o qué le quita a una antología de poesía salvadoreña y nicaragüense que un prólogo lo escriba García Casados o De la Vega. A uno no lo conozco y con el otro platiqué una vez por el Messenger mientras Krisma le cambiaba el pañal a Valeria.
Uno cuando compra una antología no busca un panorama de nada, a menos que tenga que hacer un trabajo para la escuela o sea un académico interesado (hay pocos de ésos) o un adicto a los prólogos (hay menos aún); uno busca a poetas individuales, para ver quién funciona, quién no, quién vale la pena de recordarse y a quién más vale olvidar. Si uno sabe leer, no hay prólogo que lo guíe o lo desvíe. ¿Que García Casados le da prestigio a una antología o Joan se lo quita? Pues qué triste, ¿no? Lo que debería darle valor es la calidad de la poesía, y cada quién sabe --sí, lo sabe-- si lo suyo tiene algún valor o tiene que recurrir a otros recursos para hacer que destaque. Insisto: si vale más un prólogo que lo que va dentro, algo se ha perdido. O quizá nunca estuvo allí.
Una buena amiga y mejor escritora me dijo una vez que quería que le hiciera un prólogo a su primer libro. Por respeto a ella me negué. Y me he negado a prologar libros de literatura, con todo y que no soy García Casados, y sólo he aceptado alguno para mí porque es una decisión del editor, y allí no manda más que él. (A lo mucho puedo decidir que no quiero publicar mi libro allí, y listo.)
Hay una cosa que sé y otra que no sé.
Lo que sé es que en esa antología hay cosas buenas y cosas malas. El panorama es ése. Para gustos se hicieron los poemas (y los colores), y ya sabrá cada quién lo que escoge.
Lo que no sé es qué sentiría si escribiera una carta como ésa. Imagino que me daría vergüenza. Hasta ahora me han incluido en siete u ocho antologías, y todas las he agradecido, con estudios o con simples presentaciones. Y lo más importante: da gusto estar junto a amigos que comparten lo que es la razón de escribir: el placer. Lo demás me parece veleidad.
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