3 de julio de 2007

Casa tomada, internet, el Che y otras letras libres

Me llegaron al Google Reader los encabezados del nuevo número de Letras libres, de México, dedicado a internet, y encontré varios que me llamaron la atención. Uno de ellos está emparentado --en otra escala y con otros alcances, pero es mucho de lo mismo-- con un caso reciente en El Salvador. Resulta que hace unas semanas, por primera vez en 30 años, El país no publicó --o censuró, o lo que se quiera-- un artículo de Fernando Savater que contradecía un editorial del diario y, por tanto, la línea de éste. Ni Savater ni El país hicieron ruido, pero sí los lectores, a través de blogs, comentarios y eso. El artículo se titula "El periodismo y el conflicto", de Arcadi Espada, y las conclusiones valen la pena de reproducirse:

El “Caso de la Casa Tomada” [se refiere al artículo de Savater, titulado como el cuento de Cortázar] revela, paradójicamente, un conmovedor respeto a las opiniones. Porque sólo alguien convencido de que un artículo cambia el mundo, sólo alguien formado (aunque perversamente, qué más da) en la retórica y en el ideal del “Yo acuso” o del “No es esto, no es esto” puede tomarse la molestia de censurar un artículo y pensar que los beneficios de hacerlo son mayores que los de publicarlo. Es una muestra de dudoso discernimiento sobre el valor de las opiniones en el mundo moderno que desde luego, y como los que van a morir, yo saludo y honro.
Es difícil, y sobre todo prematuro, listar las transformaciones que internet ha aportado al periodismo. Se piensa normalmente en las transformaciones que experimenta el lector, es decir, si seguirá leyendo en papel, si será capaz de leer en el futuro textos que sobrepasen los diez mil caracteres (que, naturalmente, son los que tendrá este artículo) o si en internet se leen las imágenes y los sonidos, del mismo modo que en la televisión se ven o en la radio se oyen. Menos se piensa en las que está experimentando el propio oficio de periodista y menos aún en las que dentro de ese capítulo son poco espectaculares. Por ejemplo, la importancia que internet ha tenido en la mejora de la precisión del periodismo y en su inteligibilidad. Pero hay algo, estructural, que el “Caso de la Casa Tomada” ilumina, aunque sea con su sombra. Gracias a internet el periodismo ha perdido el monopolio práctico del debate y el conflicto que durante doscientos años ha ejercido en las sociedades modernas.8 Ni los libros ni las universidades ni la plaza pública pudieron disputarle al periódico ese monopolio. Pero la situación ha cambiado: foros, webs, blogs son hoy espacios del conflicto social ni organizados ni controlados por el periodismo. Es posible que durante cierto tiempo todavía algunos medios puedan seguir haciendo como que no ven. Pero corren el riesgo de que la costumbre les deje ciegos.
Como virtual complemento a estas reflexiones, vienen otras más provocadoras, y quizá más profundas, de Jean-François Fogel, "Veinte apuntes sobre el Ciberleviatán". Señala:

A. Históricamente, el periodismo ayudó al ejercicio de la ciudadanía: el periódico moderno nació para gritar en los rincones más lejanos de un país lo que se había dicho en los debates del Congreso el día anterior; era un vector orientado desde la capital hacia la provincia.
B. Internet ignora el recorrido de lo que vincula; es una red abierta: al no tener un servidor central prescinde de un centro, entonces desconoce la periferia. Ignora la existencia de la capital o del territorio del imperio.
[...] Empiezo a teclear algo para demostrar cómo internet, la red planetaria, no contribuye a la identidad política del ciudadano ubicado en un país, nación, pueblo, etc. Busco referencias, hasta descubrir una cita en La galaxia Gutenberg de Marshall McLuhan:
El impreso creó la uniformidad nacional y el centralismo gubernamental, pero creó también el individualismo y la oposición al gobierno.
Ejemplo perfecto de la cuarta ley establecida por el mago de los medios: al alcanzar los límites de su potencialidad, un medio funciona al revés. La ley vale para internet como para los otros medios. Internet es también el contrario de internet: vincula y aparta.

Viene otro artículo, de Fernando García Ramírez, que tiende a irse a las generalidades, acerca de cómo internet puede servir como un medio de mantener una fiscalización ciudadana con respecto a las acciones de los gobiernos. Le da un énfasis quizá un tanto amplio a las instituciones de estado, que es importante se fiscalicen a sí mismas, y poco a eventuales organizaciones ciudadanas, pero es un tema para reflexionar.
En otra tónica, Gabriel Zaid publica un artículo llamado "De la cultura a las culturas", con bastante material de discusión, como en todo lo suyo. Transcribo el primer párrafo y el último, tomando en cuenta que se trata de una nota larga donde hace todo un recorrido por el/los concepto/s de cultura en diferentes idiomas, épocas y --claro-- culturas:

La historia de la cultura, la historia de los conceptos de cultura y la historia de la palabra cultura son distintas, pero se confunden, sobre todo al usar palabras y conceptos de una época para las realidades, conceptos y palabras de otra. Históricamente, apareció primero la cultura (que de hecho es prehistórica), después la palabra cultura (en latín), que no tenía nada que ver con la cultura, sino con el cultivo del campo y el culto a los dioses, y luego el primer concepto de cultura (cultivarse, especialmente por el culto a los clásicos griegos). El segundo concepto (nivel de las sociedades avanzadas) aparece en el siglo XVIII y el tercero (carácter nacional) en el XIX.
[...]
El uso antropológico de cultures (en plural) se estableció a mediados del siglo XX en los Estados Unidos, por el prestigio universitario y la militancia de Franz Boas, nacido en Alemania y lector de Herder. Claude Lévi-Strauss, que trabajó en los Estados Unidos, recibió su influencia y se volvió una celebridad mundial. Hablar de culturas en plural se popularizó en todas partes. Después, los etólogos extendieron el concepto de cultura a los animales. Finalmente, hoy se llama cultura a todo lo prestigiable coquetamente, como una elegancia generosa.

Desde febrero pasado había pensado en poner por aquí el vínculo a un reportaje de Letras libres acerca del descubrimiento del cadáver del Che Guevara en una pista de aterrizaje militar en Bolivia, pero no había hallado la oportunidad. Si usted es "muy" de izquierda, mejor ni lo lea, porque se va a ofender. Se llama "Operación Che. Historia de una mentira de estado", y está firmado por Maite Rico y Bertrand de la Grange. Me llama la atención el tema, porque hace años pasó algo parecido a lo que allí se menciona: en el momento en que Fidel Castro anunciaba la peor crisis económica de Cuba hasta ese momento, como paliativo anunció que habían aparecido las manos del Che. Por supuesto que a todo el mundo se le olvidó la crisis...

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He estado escribiendo un par de posts para el resto de la semana, aprovechando el descanso, y éste no pensaba escribirlo. Quedan los otros para cuando se necesiten.
Pongo en mi La mancha en la pared otro de los cuentos --o lo que sean-- que publiqué en Hablemos en 1999, titulado "Retrato de mujer con canario". También apareció en la revista Arena, de Excélsior, hace como tres años.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Quienes son Maité Rico y Bertrand de la Grange? : dos periodistas neofascistas que se afanan por adquirir nombradía con "investigaciones" que tratan de deslegitimar la lucha de los abanderados contra injusticias y marginaciones.

Vean un poco quienes son estos dos "periodistas" neofacistas del Le Monde:

http://www.derechos.org/nizkor/guatemala/doc/lagrange.html

http://www.rebelion.org/internacional/040520giraldi.htm

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Pues sí, y por eso lo advertí de entrada. Pero igual el tema me parece interesante por posible, no porque sea cierto. Si es demasiado fuerte, aquí se puede uno suscribir al club de fans de Paris Hilton. Un poco más abajo, en este mismo blog, puedes encontrar posts que se ajusten a tus necesidades. Otros a lo mejor no. Aquí se publica de todo; por algo es mi blog y yo decido lo que pongo.
Letras libres es una revista de derecha, y no siempre de la más moderada; lo ha sido desde que se llamaba Vuelta, en épocas de Octavio Paz. Igual leo Rebelión y La insignia, y las noticias sobre Paris Hilton, y veo Legalmente rubia cada vez que la ponen en la tele.
No sé si Rico y La Grange sean neofascistas. Muy seremos no me parecen a la hora de hacer sus análisis. Tampoco los detractores de Paris Hilton.

Enrique Soria dijo...

A mi no es que me preocupe si son o no son los restos. Lo digo en dos platos: me gusta discutir o ver (leer) discutir. Es un voyeurismo mío y sólo mío. Acá está el link de la otra cara de la noticia: http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2007040308

Insisto, la controversia me alimenta.

Saludos.

Quique Soria

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Y así debería ser, ¿no? A algunos más bien los pone bulímicos o anoréxicos.