9 de noviembre de 2007

El miedo: imagen e imágenes del Che

(c) Alberto Korda 1960.

Me enteré a través de Pueblo Bloguero, de mi hermano carnal Hugo Martínez Téllez, que, cuarenta años después de su muerte, se han dado a conocer "nuevas" fotografías de Ernesto "Che" Guevara. (Allá arriba pongo la más conocida de él, la tomada por Alberto Korda, quizá la más reproducida, aun parcialmente, en la historia humana. Habrá historias también que no sean humanas, pero obviamente no las conocemos.) Me fui a buscarlas, porque Hugo habla de que en una de ellas está el guerrillero heroico con una expresión de miedo, y eso, en serio, es algo que uno no esperaría del Che, aunque si se piensa con calma cabría esperarlo de Ernesto Guevara de la Serna. La foto, que encontré aquí, es la que sigue:

Al parecer pertenece a un lote que estuvo en subasta hace unas semanas, según se señala en este link, y pertenecían a Gustavo Villoldo, un cubano ligado a la CIA, encargado de la identificación forense. El lote tendría tales evidencias forenses, con un mechón de la barba incluido. (Las fotos también pueden hallarse aquí, en mejor resolución, y hay otras acá, las "históricas".)
No sé qué decir ante la expresión de esa foto. Me llena de conflictos. El Che Guevara es un personaje que, desde que comencé a seguirlo --o sea desde la primerísima infancia-- me llenó de contradicciones. Algunas de ellas, con un mucho de humor negro, las puse aquí hará cosa de año y medio. Y nada contra el Che, sino contra quienes han hecho de su imagen un instrumento de demagogia o simplemente un objeto comercial. En el post al que hago referencia, digo:
Entonces, ¿cuál fue --y es-- el encanto del Che? La respuesta es triste: morir. No necesariamente en combate, como Camilo [Torres]. Sólo morir. Asesinado, de acuerdo, pero eso es incidental. Morir. Y el detalle maestro: morir patético y bello.
Cuando escribí el post, pensaba en varias fotografías, precisamente, como las de los lavaderos, en las que parece vivo y tiene una sonrisa con la cual se burla de sus asesinos, que lo rodean. También pensaba en la imagen de mártir que los propios militares bolivianos dieron a conocer --como las de los lavaderos--, en la que parece un santo en proceso de martirilogio. Es la siguiente:


¿Cómo resistirse ante esa imagen? ¿Cómo no estar con el Che, y con lo que representa, del modo en que lo habrán hecho los antiguos cristianos con sus mártires?
Entre las "nuevas" fotos hay unas en las que aparece el Che recién asesinado, y son terribles. En una en especial su cara aparece totalmente desencajada: un cadáver, nada más, un muerto como tantos que dejaron las dictaduras en Latinoamérica, en la Europa más reciente de lo que se cree y en donde sea, en cualquier época. De esas fotos se infiere que sus asesinos "arreglaron" el cuerpo para que "se viera bien" y estuviera presentable para la prensa. Cuarenta años después queda claro que matarlo fue lo peor que pudieron hacer, así en el momento les pareciera una idea excelente, y difundir las fotos que difundieron un error irremediable. Quizá si simplemente se hubieran puesto forenses y hubiesen dado a conocer las del cadáver la historia se habría escrito de otra manera, y el Che sería otra cosa, así estuviera por allí la foto de Korda. Fueron las imágenes las que hicieron buena parte del mito del Che, y es la imagen del Che lo que hizo buena parte de los mitos que manejó siempre la izquierda revolucionaria.
¿A dónde quiero llegar? A ninguna parte. Sólo intuyo que esa imagen de miedo del Che pudo ser mucho más poderosa que todas las que se conocían hasta el momento, y quizá nos dé a un Che menos apto para los folletos y las camisas playeras, pero más cercano a nosotros, a todos, al libertario que pudiéramos llevar dentro --si es que lo llevamos--, a un parámetro más humano y digno y triste y realista de lo que nos esperaría si siguiéramos nuestros ideales, y que aun así valiera la pena. No es el Che de turismo guerrillero para mártires futuros o sublimados, sino el de la paradoja: él mismo dijo que un revolucionario debía ser una fría y precisa máquina de matar; a punto de morir, y sabiéndolo, quizá pensara en que estaba en las garras de frías y precisas máquinas de matar, y que para eso no había que ser revolucionario. Y que, en fin, el "hombre nuevo" no deja de ser hombre, y ya se sabe que homo homini lupus.
Hay una imagen que siempre resultó divertida: la del Che cuando entró clandestinamente a Bolivia. Es todo lo contrario de su imagen de siempre: viejo, blando, feo. (Hay varias fotos tomadas con ese personaje.) Así y todo fue detectado por la CIA casi de inmediato, y fue la CIA la que ña dio a conocer.


Después de que publiqué el post "Para todas sus necesidades revolucionarias...", lo comentamos con Hugo Martínez Téllez, que ha sido --y sigue siendo-- un gran admirador del Che. Me decía que el post lo había impactado bastante, que se lo pasó a varios de sus amigos y compañeros, y que lo comentaron y todo. En su muy particular modo chilango, me dijo que lo cruel del post es que decía cosas que eran ciertas, y ante las cuales "todos nos hemos hecho pendejos".
Veo las fotos "nuevas" y no me alegraría tener la razón, o me alegraría no tenerla.

6 comentarios:

MARTINEZ TELLEZ dijo...

Maestrísimo:
A pesar de todo sigo creyendo que el Che es un barco (tal vez un barquito) que no se ha hundido... No sé qué habría pasado si el Che hubiera seguido vivo. ¿Se habría convertido en otro Fidel, decrépito y aferrado al poder?
Se oye muy cruel, pero creo que es mejor que haya muerto a los 39.
Por cierto, nunca te comenté que el boliviano que capturó al Che en la quebrada del Yuro, un tal Gary Prado, fue embajador en México. Y el que lo descubrió, ejem, fui yo.
Se publicó de ocho en Crónica en 2001 y Prado no duró mucho más en el puesto.
Un abrazo
Yo

Raúl Marín dijo...

Buenisimo artículo.
La inmortalidad es conseguida con su muerte... Quizas, no?

Denise Phé-Funchal dijo...

Terribles fotografías men, terribles, no puedo evitar derramar un par de lágrimas y pensar que me da una rabia asquerosa que hayan hecho de él un mártir y un producto comercial, como diría Kevin Johansen, parece Mac Guevara´s o Ché Donalds, y que le toco ser Jesucristo. Triste, mejor ya no las veo... ciao.

Anónimo dijo...

Quisiera ver tu cara de miedo, cerote, ahora que el Frente va a ganar las elecciones y perdas tu hueso en Concultura!

Seria gracioso tenerlas!

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

De la "izquierda vengativa" luego hablaré.
Para más detalles acerca de cómo se ve mi cara por que vaya a ganar el FMLN, vaya a perder el FMLN o vaya a ir a una segunda vuelta, apachurrar aquí .
Claro que ya bajé de peso.
Los pendejos en serio que son pendejos=

Ricardo Hernández Pereira dijo...

Como sea, tanto Fidel como el Ché seguirán siendo leyendas, nada más que recordados en formas y edades distintas.
Excelentes fotos, y estoy de acuerdo con que el hombre nuevo es siempre hombre.
Saludos