Madre soltero
Estoy de madre soltero. Hace un rato se fue Krisma a Buenos Aires, a participar en la Feria del Libro, a dar una conferencia y a presentar sus dos libros.
Claro que me estoy haciendo la víctima; doña Rosa Adela, la mamá de Krisma, me ayudará con Valeria en las tardes de este sábado y domingo, porque me toca trabajo pesado. El lunes me la llevaré (a Valeria) a dar una vuelta, quizá a ver algunos parientes. Zoológico, no; cierra los lunes y martes. Y el martes ya veré. En principio, Krisma regresa en la noche de ese día. Muy poco tiempo para ir hasta allá; ojalá lograra cambiar su pasaje y quedarse un par de días más.
Le he mandado unos libros, café y dulces a Nicolás Doljanin, uno de mis hermanos mayores, y algo más a mi maestro de periodismo, Carlos Vanella, un tipo sensacional. Gracias a ellos dos no me perdí mucho a la hora de escribir Tiempos de locura. No porque les haya consultado mientras lo hacía, sino porque aprendí mucho de ellos por allá por finales de los setenta (Carlos) y principios de los ochenta (ambos).
Valeria acaba de dormirse. Voy a trabajar en unos videos mientras tanto.
Por cierto, qué terrible TACA. Casi se cancela el vuelo por la obtusez de los que atienden y de sus supervisores. Y no hay modo de hablar con nadie que no sean ellos, alguien que supervise a los supervisores y no sea juez y parte.
Les interesa vender, no atender a nadie. Cuando no hay dinero extra de por medio, no hay manera de que muevan un dedo. Lo mismo me pasa cada vez que tengo que hablar con gente de ventas. Una vez hecha la venta, se olvidan de que están allí para atender a la gente. Terrible.
Claro que me estoy haciendo la víctima; doña Rosa Adela, la mamá de Krisma, me ayudará con Valeria en las tardes de este sábado y domingo, porque me toca trabajo pesado. El lunes me la llevaré (a Valeria) a dar una vuelta, quizá a ver algunos parientes. Zoológico, no; cierra los lunes y martes. Y el martes ya veré. En principio, Krisma regresa en la noche de ese día. Muy poco tiempo para ir hasta allá; ojalá lograra cambiar su pasaje y quedarse un par de días más.
Le he mandado unos libros, café y dulces a Nicolás Doljanin, uno de mis hermanos mayores, y algo más a mi maestro de periodismo, Carlos Vanella, un tipo sensacional. Gracias a ellos dos no me perdí mucho a la hora de escribir Tiempos de locura. No porque les haya consultado mientras lo hacía, sino porque aprendí mucho de ellos por allá por finales de los setenta (Carlos) y principios de los ochenta (ambos).
Valeria acaba de dormirse. Voy a trabajar en unos videos mientras tanto.
Por cierto, qué terrible TACA. Casi se cancela el vuelo por la obtusez de los que atienden y de sus supervisores. Y no hay modo de hablar con nadie que no sean ellos, alguien que supervise a los supervisores y no sea juez y parte.
Les interesa vender, no atender a nadie. Cuando no hay dinero extra de por medio, no hay manera de que muevan un dedo. Lo mismo me pasa cada vez que tengo que hablar con gente de ventas. Una vez hecha la venta, se olvidan de que están allí para atender a la gente. Terrible.
2 comentarios:
Simplemente son unos hijos de puta esa gente que atiende en Taca.
supongo ke la kerias llevar al zoologico a ver a sus parientes jajajajaja no te creas jajaja tkm nis vemos pronto okis???? es mas te prpongo ke cuando regreses pases por mexico y me saludes jajaja y bueno te edes mas tiempo ya ke no me kieres ver en uruapan jajaja atte maternal b1
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