20 de mayo de 2006

A fuego manso

La Legión de Cristo ha reaccionado con rapidez y obediencia cristiana a las acusaciones contra su fundador, Marcial Maciel Degollado, en un comunicado publicado aquí. Básicamente dice que el sacerdote, siguiendo las enseñanzas de Jesús, no va a contestar nada, como no lo ha hecho ante las múltiples acusaciones que ha recibido a lo largo de años, ante las cuales ha reiterado su inocencia aunque, según el Vaticano y testimonios de sus abusados, son ciertas.
Las denuncias tardaron entre cuarenta y sesenta años en ser escuchadas (ya habrá alguna cosa en la Biblia que pueda usarse para justificarlo; siempre hay algo), y ahora se dice que, a causa de la avanzada edad de Maciel, el Vaticano no hará un proceso en su contra (como se creía en el post anterior), pero lo invitó a que se retirara del ministerio y se dedicara a una vida de oración y penitencia. La respuesta de la Legión de Cristo es de lo más digna:
Con el espíritu de obediencia a la Iglesia que siempre le ha caracterizado ha aceptado este comunicado, con fe, con total serenidad y con tranquilidad de conciencia, sabiendo que se trata de una nueva cruz que Dios, el Padre de Misericordia, ha permitido que sufra y de la que obtendrá muchas gracias para la Legión de Cristo y para el Movimiento Regnum Christi.

Una nueva cruz...
Lástima que la Legión deba obediencia al papa y prefiera la humildad cristiana a la justicia pagana, o podría hacer una denuncia contra algunos de los culpables de que Maciel deba cargar esa cruz, como algunos de sus acusadores, digamos los que aparecen aquí y en otras partes que por ahora no voy a buscar, pero que el lector puede encontrar en Google. Ahora son señores y alguno ya murió, pero en ese entonces eran incitadores y sucios treceañeros en busca de respuestas, y las que obtuvieron los llenaron de más dudas y de un dolor que quizá aún no superen. (Una prueba terrenal que les dará puntos a la hora de morir, supongo; no sé si lo de las bulas aún funcione, pero seguro que unos años de purgatorio se habrán ahorrado.)
Ya sabemos que levantar falsos testimonios y mentir (el octavo) lleva a la gente al infierno, así que es previsible lo que le va a pasar a los que han ofendido a Maciel. Claro que, al igual que éste, les dan una buena salida: arrepentirse de corazón en el último momento y salvar así su alma.
El comunicado de la Legión no indica ya no arrepentimiento, sino siquiera reconocimiento alguno, de su fundador; pero la puerta del arrepentimiento siempre está abierta, y que se frieguen los treceañeros a los que les cambió la vida abusando de su poder moral. Lástima que, vista como la ve la institucionalidad católica, la pederastia no sea un asunto de los humanos, sino de Dios, o el tipo ya estaría en la cárcel junto con docenas de curas más, ya denunciados, algunos condenados y otros que han viajado a Roma a acogerse al asilo vaticano.
En el sitio dedicado a la Legión de Cristo hay una serie de cartas, discursos, etcétera, de Maciel (los encuentra aquí), y hay uno en especial donde habla de cómo encontró su vocación cuando era un adolescente como los que sedujo en nombre del amor a y de Dios:
«¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?», inquiría Jesucristo a sus oyentes. Me daba cuenta de que yo podía escoger entre dos caminos. Uno, el camino fácil del "tirar adelante" por la vida, sin mayor preocupación: buscarme una buena fuente de recursos para mi sustento y, eventualmente, para asegurar el futuro de una familia; tratar de ganar buen dinerito; soslayar del mejor modo posible las penurias de la vida; y gozar al máximo los pocos años que tenía delante de mí. El otro camino se presentaba, con mucho, más arduo y escabroso. Se trataba de construir la vida, minuto a minuto, mirando hacia la eternidad. Tomar cada instante de mi tiempo como una oportunidad que Dios me concedía para hacer algo por Él y por el bien de mis hermanos. "Invertir", por así decir, cada segundo, en algo constructivo, en algo que sirviera para los demás, y me asegurara, además, la vida eterna. La opción era clara.

Ojalá que exista esa vida eterna de la que habla. Y ojalá Dante haya sido piadoso en sus descripciones.
O, como diría la abuela Mina, "que Dios lo ponga a fuego manso".

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ciertamente estoy sorprendido por tus facultades de "profeta profesional", porque diste en el clavo en el post anterior.

La culpa es de los treceañeros, deberian buscar amigos con cigarrillos y viejas...eso de buscar respuestas en la iglesia, diablos ¡

solo le pido a dios que no se te quite la gripe


saludos

Anónimo dijo...

Me gusta este articulo (sabiendo que en cosas de religiones nunca se queda bien con la gente) pero, pienso que es mas facil decir que Dios se encargue de las cosas que hacer algo y detener a tipos como este.
La iglesia no te da las respuesta de tu vida, Dios si. Lastima que la iglesia no entienda eso y te meta basura en la cabeza.
Ja, mira lo que digo, se que me contestaras porque en estas cuestiones nunca estamos deacuerdo.

Anónimo dijo...

Por cierto, sigo esperando el video de la artista del cine mudo.
ssaludos

Anónimo dijo...

En todas partes se cuecen habas. El problema es que con los acontecimientos de los ultimos 200 años, creo que "el poder infalible" esta cayendo. A fuego lento pero seguro.

Anónimo dijo...

Me decía mi suegro acerca de los ancianos beatos que lo invitaban a formar parte de su comunidad: "Estos hij..procritas le vendieron la carne al diablo y ahora le quieren ofrecer el hueso a Dios..."

Obviamente los caminos del señor son inescrutables y aunque todos somos iguales ante los ojos del creador no todos valemos lo mismo delante de sus vicarios, y lo que es valido para los humildes mortales no aplica para los funcionarios celestiales en la tierra, mucho menos si tienen excelentes relaciones con la alta sociedad eclesiastica, pero eso ya es harto conocido.

Lo vivimos en la justicia humana civil y en la canónica.