Olvida uno
Hoy me hicieron llegar un ejemplar de Olvida uno, el tercer libro de Claudia Hernández, en una edición hermosa y parca, de las que ya se hacen poco. Es un libro pequeño, el papel y el cartón de la tapa son para disfrutarse, una buena tipografía y la caja de texto es cómoda y original. Es el número uno de la colección de narrativa de la nueva editorial Índole, y de verdad que dan ganas de publicar allí nada más por lo bonito del libro.
No estoy hablando del contenido porque a Claudia no le gusta que uno hable de sus cosas, así que no puedo decir (y no lo haré) que es uno de los libros de cuentos más importantes que se han publicado en El Salvador después de Cuentos de barro y Cuentos de cipotes, de Salarrué; Una cuerda de nylon y oro (entre otros), de Álvaro Menen Desleal; ¿Qué signo es usted, niña Berta?, de Horacio Castellanos Moya; Cuentos sucios, de Jacinta Escudos y, desde luego, Mediodía de frontera y Otras ciudades, de la propia Claudia.
Me gustaría decir, pero tampoco puedo, que lo más importante de este libro, literariamente, es la búsqueda de nuevas formas para el género, y que hay hallazgos técnicos y temáticos que serán de gran importancia no sólo en El Salvador, sino donde quiera que el libro se aparezca. En alguna parte de este blog Thierry Davo comparaba los cuentos de este libro (que conoce en formato electrónico) con los de Cortázar, no tanto porque se parezcan, ni mucho menos, sino porque establece nuevos parámetros y le da fuertes alientos a un género que ha sido despreciado en favor de la novela (contra la que no tenemos nada, desde luego, ejem).
Y tampoco voy a decir que es un orgullo conocer a Claudia y, a veces, seguir más o menos de cerca sus procesos creativos. En este caso empecé a conocer los materiales desde que ella estaba en Nueva York, hará unos tres años y medio o cuatro. Me mandó el que aparece como primer texto, "La mía era una puerta fácil de abrir", una maravillita propiamente. Y tampoco lo diré.
Lo que sí puedo decir es que el libro estará a la venta en los próximos días, y que voy a hacerme de algunas copias para repartirlas a gente que de seguro estará feliz de leer un libro de ésos que hacen que dé gusto que exista la literatura.
No estoy hablando del contenido porque a Claudia no le gusta que uno hable de sus cosas, así que no puedo decir (y no lo haré) que es uno de los libros de cuentos más importantes que se han publicado en El Salvador después de Cuentos de barro y Cuentos de cipotes, de Salarrué; Una cuerda de nylon y oro (entre otros), de Álvaro Menen Desleal; ¿Qué signo es usted, niña Berta?, de Horacio Castellanos Moya; Cuentos sucios, de Jacinta Escudos y, desde luego, Mediodía de frontera y Otras ciudades, de la propia Claudia.
Me gustaría decir, pero tampoco puedo, que lo más importante de este libro, literariamente, es la búsqueda de nuevas formas para el género, y que hay hallazgos técnicos y temáticos que serán de gran importancia no sólo en El Salvador, sino donde quiera que el libro se aparezca. En alguna parte de este blog Thierry Davo comparaba los cuentos de este libro (que conoce en formato electrónico) con los de Cortázar, no tanto porque se parezcan, ni mucho menos, sino porque establece nuevos parámetros y le da fuertes alientos a un género que ha sido despreciado en favor de la novela (contra la que no tenemos nada, desde luego, ejem).
Y tampoco voy a decir que es un orgullo conocer a Claudia y, a veces, seguir más o menos de cerca sus procesos creativos. En este caso empecé a conocer los materiales desde que ella estaba en Nueva York, hará unos tres años y medio o cuatro. Me mandó el que aparece como primer texto, "La mía era una puerta fácil de abrir", una maravillita propiamente. Y tampoco lo diré.
Lo que sí puedo decir es que el libro estará a la venta en los próximos días, y que voy a hacerme de algunas copias para repartirlas a gente que de seguro estará feliz de leer un libro de ésos que hacen que dé gusto que exista la literatura.
6 comentarios:
|Ah! Eso de las cosas que nos tenemos que guardar entre pecho y espalda ;-)
Felicidades a Claudia por el nuevo trabajo.
Hummmmm un libro de Claudia... se me hacen agua las papilas literarias... espero que me guardés una copia. Salve!
Qué bueno que se publique este libro. Recuerdo perfectamente mi reacción cuando me enseñaste "La mía era una puerta fácil de abrir", en agosto de 2002. Pero no seamos ingratos, a partir de este cuento por cierto genial, Claudia Hernández va desarrollando un universo muy particular de cuento en cuento, y uno termina cerrando el libro sin saber a ciencia cierta cuál cuento es el de más impacto. Libro impecable.
felicitaciones por el triunfo en el festival de video a la casa del escritor, y a claudia hernandez por la publicacion de 'olvida uno'.
volviendo a temas anteriores quiero avisar de dos magnificos articulos sobre los legionarios de maciel, hoy martes 30 de mayo, en la edicion de elmundo.es los articulos se llaman:"6millones de euros para los legionarios de cristo" (donados por la poderosa familia ruiz-mateos en españa) y acompañando a este tambien "los legionarios de cristo, el ejercito de juan pablo II".
Yo quiero una copia, encárgola de antemano, gracias. salú pue.
Quique Soria
Parece que voy por allá en agosto. Llevaré unos ejemplares. Jalú.
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