Pago de favores, oposición y columna
El domingo pasado, Discovery Channel programó, en varios horarios, el documental Guerra ajena, que trata de la participación de tropas salvadoreñas en la guerra de Estados Unidos contra Irak. Me parece un primer buen acercamiento al tema. Cada quién puede leerlo como mejor le parezca, pero creo que se enfoca a mostrar el absurdo de que un país que aún sufre las consecuencias de su propia guerra (económicas, políticas, morales) se involucre en un conflicto que desde el principio no tenía razón de ser.
Esto último se enuncia claramente en el libro Contra todos los enemigos, de Richard A. Clark, uno de los más importantes protagonistas de la lucha antiterrorista en Estados Unidos bajo los gobiernos del George Bush, William Clinton y el hijo del primero, George W. Entre otras cosas dice que la guerra contra Irak era innecesaria e inútil en los términos en que se planteó: desde siempre se supo que no había armas de destrucción masiva, que Irak no tenía nada que ver con Al Qaeda ni con Osama Bin Laden, y que ni siquiera había planes del gobierno de Hussein de "molestar" a Estados Unidos. Esto es: los iraquíes estaban en sus cosas, Hussein incluido, y por alguna obsesión de George W. (que no descarta para nada el control del petróleo) se lanzó una guerra de la que ahora no hay modo de salir dignamente --si es que hubo alguna dignidad en ella--, mientras Al Qaeda sigue más o menos intacta y con Bin Laden vivito y coleando. (Me impresionó del libro de Clark el que se hable del "destino manifiesto" de Estados Unidos con una mano en la cintura y la otra en el botón rojo: el derecho inmanente de Washington de hacer lo que se le pegue la gana, eso sí, con fachadas de legitimidad moral que no dejan de ser pura retórica autogratificatoria. Digno de leerse en todo caso.)
En el documental del Discovery pasan cosas interesantes. Por ejemplo, como contraparte del presidente Saca se coloca casi siempre a Mauricio Funes, "periodista y analista político", según el letrero, y lo identifican como la oposición política al gobierno. No digo que esté bien o mal; digo que es interesante y hasta significativo. Lo otro son los motivos que da Saca para que las tropas salvadoreñas hayan participado en la guerra con nueve misiones hasta la fecha: la lucha contra los enemigos de la democracia y la libertad --un discurso un tanto añejo y poco explícito--; que si se mandó tropas desde el principio no sería correcto retirarlas a medio proceso --el más débil--, etcétera.
Uno de los puntos en los que se pone énfasis, tanto en documentación como en entrevistas, es que el Batallón Cuscatlán de algún modo es el "pago" del favor norteamericano de ayudar a diversos gobiernos salvadoreños (incluso el primero de ARENA) durante la guerra. La ayuda, llegó a alcanzar más de un millón de dólares diarios, que no nos caerían mal en estas épocas de paz...
La idea me molestó. No es un favor que todos los salvadoreños debieran pagar, o sentirse contentos de pagar; hubo una parte bastante amplia de la población que estaba del otro lado de la ayuda, esto es: de los que recibían las balas y los resultados del entrenamiento obtenidos en Estados Unidos. Hay un símil un tanto brusco, pero que me parece adecuado: en China, cuando se ejecuta a alguien, se le lleva a la familia un recibo por un dólar o algo así. La familia tiene que pagar la bala con la que se ejecutó a su ser querido. Morboso.
Hay cosas bastante conmovedoras en el documental, como la de los soldados que esperan la nacionalidad estadounidense a cambio de su participación y el drama de los familiares de los cinco soldados muertos en aquella guerra. La esposa de un oficial lo pone claro: "Mi esposo juró que iba a defender a su patria, no a otra patria." Como contraparte, las autoridades diciendo que entienden el dolor de los familiares, etcétera, pero que en una guerra existe el riesgo de morir, y ni modo. Por un sueldo --enfatiza el reportaje-- de $346 mensuales.
Si tiene cable y no ha visto el documental, búsquelo. Creo que es el punto de vista más independiente que se puede encontrar en estos días en que las noticias son shows y la verdad es tan relativa que empieza a parecerse sospechosamente a la mentira.
Antes de poner la columna, vale la pena mencionar de nuevo el reportaje de Centroamérica 21 acerca de la muerte del comandante Ernesto Jovel, máximo dirigente de la Resistencia Nacional, en 1980. Hay algunos datos novedosos y, aunque uno no comparta la posible interpretación, es un nuevo ángulo que debe tenerse en cuenta. La tercera entrega puede encontrarse aquí, y al pie de la nota vienen los links a las anteriores. Me llamó también la atención la entrevista con Gerson Martínez (que puede hallarse aquí) porque plantea algo que se vio en las anteriores elecciones presidenciales: por mantener una imagen de independencia, el centro político (en concreto Centro Democrático Unido, ahora Convergencia Democrática) se colocó en una posición anodina, sin propuestas interesantes, tratando de buscar esa equidistancia de la que habla Martínez.
También se puede encontrar, aquí, la primera parte de una nota acerca de soldiers of fortune salvadoreños en Irak, tanto ex guerrilleros como ex militares.
Y va la columna, que puede hallarse en este link:
La danza de los precandidatos
Rafael Menjívar Ochoa
La política a veces parece una compleja danza de personajes enmascarados, a veces un baile de salón, a veces una fiesta callejera sin orden ni concierto. En El Salvador, como en tantos lugares, es como la tradicional danza de moros y cristianos: hay bandos enemigos que portan armas peligrosas, hacen complejos movimientos, chocan machetes y se hablan fuerte, pero forman parte de la misma trouppe, y los pasos de unos dependen siempre de los pasos de los otros.
Entre la izquierda y la derecha las reglas están claras, porque la polarización –real o no– trae incorporada su propio manual de comportamiento. Los problemas se desatan cuando se trata de las relaciones entre las propias fuerzas de la izquierda, de éstas con el centro y viceversa.
El primer obstáculo es el reconocimiento del “otro” como igual o como alguien digno de tomarse en cuenta; la demostración está en que el actual FDR está formado por expulsados del FMLN, y hasta hace poco estaba claro que no había posibilidades de acercamiento. Otra es la desacreditación o la indiferencia hacia el centro –una indiferencia activa cuando se trata de bailar–, luego de una historia de ataques destructivos.
Ahora está en marcha la danza del candidato a la presidencia para 2009, y los pasos son interesantes, pero también previsibles. Es un modo de negociar sobre hechos consumados, en busca de una posición de hegemonía que, si se logra, podría no ser más que el triunfo pírrico que preludia una nueva derrota. Porque los mensajes que el FMLN está enviando son contradictorios, y porque no está jugando a ampliar la base electoral, sino a esperar que “algo” haga que el voto duro crezca y saque a ARENA del poder.
Cuando se filtró la noticia de que Mauricio Funes sería el posible candidato del FMLN, la respuesta de los “duros” –la cúpula del partido– fue negativa y de sabotaje. El primer contratiempo fue filtrar la noticia; luego hubo declaraciones ambiguas o contrarias, y el lanzamiento de Salvador Arias como eventual contrincante. Lo que estaba en juego era el control que el FMLN tendría sobre la fórmula presidencial, y la posible participación de Salvador Sánchez Cerén –o de alguien de la cúpula– en ella.
En unas semanas había un desgaste innecesario y prematuro, y ARENA comenzó a afinar baterías contra el discurso “radical” que el mayor partido de izquierda estaba lanzando, en una reconstrucción de la precampaña de 2004. El FMLN detuvo hostilidades y postergó el asunto para diciembre próximo, quizá para más adelante.
Cuando Arturo Zablah lanzó su candidatura para una eventual coalición, la reacción de la dirigencia fue contraria y ocurrió un interesante cambio de discurso: se habló de un apoyo a Mauricio Funes, y a Zablah se le consideró para ocupar, si acaso, algún cargo en el gabinete. El viraje resultó obvio: del mismo modo en que antes se defendía el derecho de ser candidato de alguien de camiseta antigua, de pronto se apoyó a alguien “de fuera” que resultara cercano al discurso tradicional del FMLN.
Una encuesta de opinión que da a Funes como un candidato fuerte –lo fue desde el principio– quizá contribuyera a que el apoyo fuese más decidido. La semana pasada hubo mítines en su favor, y se da por hecho de que será el elegido. Funes, separado de su programa de entrevistas, trabaja con más empeño en su “precampaña”. Ha logrado apoyos en Estados Unidos, y una visita a Brasil lo puso en contacto con el gobierno de Lula, con obvias intenciones de obtener su aval.
Pero Héctor Dada Hirezi fue claro al señalar que la eventual candidatura de Funes es un asunto interno del FMLN; de haber alianza, deberá llegarse a un consenso. Con esto, Dada mantiene la candidatura de Zablah, y los movimientos alrededor de Funes significarían dos cosas: que se sostiene la búsqueda de hegemonía del Frente o que éste negocia con cartas fuertes y bien marcadas. En el último caso, Funes sería una figura prescindible, en todo caso negociable.
El FMLN debe considerar si es capaz de ganar las elecciones por sí solo, con Funes al frente, y una alianza formal con el CD y el FDR, o si necesita de apertura para llegar al poder, y no de manera exclusiva. Dependerá en gran medida del plan de gobierno que presente para los próximos días y su necesidad de cuadros para desarrollarlo.
Esto último se enuncia claramente en el libro Contra todos los enemigos, de Richard A. Clark, uno de los más importantes protagonistas de la lucha antiterrorista en Estados Unidos bajo los gobiernos del George Bush, William Clinton y el hijo del primero, George W. Entre otras cosas dice que la guerra contra Irak era innecesaria e inútil en los términos en que se planteó: desde siempre se supo que no había armas de destrucción masiva, que Irak no tenía nada que ver con Al Qaeda ni con Osama Bin Laden, y que ni siquiera había planes del gobierno de Hussein de "molestar" a Estados Unidos. Esto es: los iraquíes estaban en sus cosas, Hussein incluido, y por alguna obsesión de George W. (que no descarta para nada el control del petróleo) se lanzó una guerra de la que ahora no hay modo de salir dignamente --si es que hubo alguna dignidad en ella--, mientras Al Qaeda sigue más o menos intacta y con Bin Laden vivito y coleando. (Me impresionó del libro de Clark el que se hable del "destino manifiesto" de Estados Unidos con una mano en la cintura y la otra en el botón rojo: el derecho inmanente de Washington de hacer lo que se le pegue la gana, eso sí, con fachadas de legitimidad moral que no dejan de ser pura retórica autogratificatoria. Digno de leerse en todo caso.)
En el documental del Discovery pasan cosas interesantes. Por ejemplo, como contraparte del presidente Saca se coloca casi siempre a Mauricio Funes, "periodista y analista político", según el letrero, y lo identifican como la oposición política al gobierno. No digo que esté bien o mal; digo que es interesante y hasta significativo. Lo otro son los motivos que da Saca para que las tropas salvadoreñas hayan participado en la guerra con nueve misiones hasta la fecha: la lucha contra los enemigos de la democracia y la libertad --un discurso un tanto añejo y poco explícito--; que si se mandó tropas desde el principio no sería correcto retirarlas a medio proceso --el más débil--, etcétera.
Uno de los puntos en los que se pone énfasis, tanto en documentación como en entrevistas, es que el Batallón Cuscatlán de algún modo es el "pago" del favor norteamericano de ayudar a diversos gobiernos salvadoreños (incluso el primero de ARENA) durante la guerra. La ayuda, llegó a alcanzar más de un millón de dólares diarios, que no nos caerían mal en estas épocas de paz...
La idea me molestó. No es un favor que todos los salvadoreños debieran pagar, o sentirse contentos de pagar; hubo una parte bastante amplia de la población que estaba del otro lado de la ayuda, esto es: de los que recibían las balas y los resultados del entrenamiento obtenidos en Estados Unidos. Hay un símil un tanto brusco, pero que me parece adecuado: en China, cuando se ejecuta a alguien, se le lleva a la familia un recibo por un dólar o algo así. La familia tiene que pagar la bala con la que se ejecutó a su ser querido. Morboso.
Hay cosas bastante conmovedoras en el documental, como la de los soldados que esperan la nacionalidad estadounidense a cambio de su participación y el drama de los familiares de los cinco soldados muertos en aquella guerra. La esposa de un oficial lo pone claro: "Mi esposo juró que iba a defender a su patria, no a otra patria." Como contraparte, las autoridades diciendo que entienden el dolor de los familiares, etcétera, pero que en una guerra existe el riesgo de morir, y ni modo. Por un sueldo --enfatiza el reportaje-- de $346 mensuales.
Si tiene cable y no ha visto el documental, búsquelo. Creo que es el punto de vista más independiente que se puede encontrar en estos días en que las noticias son shows y la verdad es tan relativa que empieza a parecerse sospechosamente a la mentira.
Antes de poner la columna, vale la pena mencionar de nuevo el reportaje de Centroamérica 21 acerca de la muerte del comandante Ernesto Jovel, máximo dirigente de la Resistencia Nacional, en 1980. Hay algunos datos novedosos y, aunque uno no comparta la posible interpretación, es un nuevo ángulo que debe tenerse en cuenta. La tercera entrega puede encontrarse aquí, y al pie de la nota vienen los links a las anteriores. Me llamó también la atención la entrevista con Gerson Martínez (que puede hallarse aquí) porque plantea algo que se vio en las anteriores elecciones presidenciales: por mantener una imagen de independencia, el centro político (en concreto Centro Democrático Unido, ahora Convergencia Democrática) se colocó en una posición anodina, sin propuestas interesantes, tratando de buscar esa equidistancia de la que habla Martínez.
También se puede encontrar, aquí, la primera parte de una nota acerca de soldiers of fortune salvadoreños en Irak, tanto ex guerrilleros como ex militares.
Y va la columna, que puede hallarse en este link:
La danza de los precandidatos
Rafael Menjívar Ochoa
La política a veces parece una compleja danza de personajes enmascarados, a veces un baile de salón, a veces una fiesta callejera sin orden ni concierto. En El Salvador, como en tantos lugares, es como la tradicional danza de moros y cristianos: hay bandos enemigos que portan armas peligrosas, hacen complejos movimientos, chocan machetes y se hablan fuerte, pero forman parte de la misma trouppe, y los pasos de unos dependen siempre de los pasos de los otros.
Entre la izquierda y la derecha las reglas están claras, porque la polarización –real o no– trae incorporada su propio manual de comportamiento. Los problemas se desatan cuando se trata de las relaciones entre las propias fuerzas de la izquierda, de éstas con el centro y viceversa.
El primer obstáculo es el reconocimiento del “otro” como igual o como alguien digno de tomarse en cuenta; la demostración está en que el actual FDR está formado por expulsados del FMLN, y hasta hace poco estaba claro que no había posibilidades de acercamiento. Otra es la desacreditación o la indiferencia hacia el centro –una indiferencia activa cuando se trata de bailar–, luego de una historia de ataques destructivos.
Ahora está en marcha la danza del candidato a la presidencia para 2009, y los pasos son interesantes, pero también previsibles. Es un modo de negociar sobre hechos consumados, en busca de una posición de hegemonía que, si se logra, podría no ser más que el triunfo pírrico que preludia una nueva derrota. Porque los mensajes que el FMLN está enviando son contradictorios, y porque no está jugando a ampliar la base electoral, sino a esperar que “algo” haga que el voto duro crezca y saque a ARENA del poder.
Cuando se filtró la noticia de que Mauricio Funes sería el posible candidato del FMLN, la respuesta de los “duros” –la cúpula del partido– fue negativa y de sabotaje. El primer contratiempo fue filtrar la noticia; luego hubo declaraciones ambiguas o contrarias, y el lanzamiento de Salvador Arias como eventual contrincante. Lo que estaba en juego era el control que el FMLN tendría sobre la fórmula presidencial, y la posible participación de Salvador Sánchez Cerén –o de alguien de la cúpula– en ella.
En unas semanas había un desgaste innecesario y prematuro, y ARENA comenzó a afinar baterías contra el discurso “radical” que el mayor partido de izquierda estaba lanzando, en una reconstrucción de la precampaña de 2004. El FMLN detuvo hostilidades y postergó el asunto para diciembre próximo, quizá para más adelante.
Cuando Arturo Zablah lanzó su candidatura para una eventual coalición, la reacción de la dirigencia fue contraria y ocurrió un interesante cambio de discurso: se habló de un apoyo a Mauricio Funes, y a Zablah se le consideró para ocupar, si acaso, algún cargo en el gabinete. El viraje resultó obvio: del mismo modo en que antes se defendía el derecho de ser candidato de alguien de camiseta antigua, de pronto se apoyó a alguien “de fuera” que resultara cercano al discurso tradicional del FMLN.
Una encuesta de opinión que da a Funes como un candidato fuerte –lo fue desde el principio– quizá contribuyera a que el apoyo fuese más decidido. La semana pasada hubo mítines en su favor, y se da por hecho de que será el elegido. Funes, separado de su programa de entrevistas, trabaja con más empeño en su “precampaña”. Ha logrado apoyos en Estados Unidos, y una visita a Brasil lo puso en contacto con el gobierno de Lula, con obvias intenciones de obtener su aval.
Pero Héctor Dada Hirezi fue claro al señalar que la eventual candidatura de Funes es un asunto interno del FMLN; de haber alianza, deberá llegarse a un consenso. Con esto, Dada mantiene la candidatura de Zablah, y los movimientos alrededor de Funes significarían dos cosas: que se sostiene la búsqueda de hegemonía del Frente o que éste negocia con cartas fuertes y bien marcadas. En el último caso, Funes sería una figura prescindible, en todo caso negociable.
El FMLN debe considerar si es capaz de ganar las elecciones por sí solo, con Funes al frente, y una alianza formal con el CD y el FDR, o si necesita de apertura para llegar al poder, y no de manera exclusiva. Dependerá en gran medida del plan de gobierno que presente para los próximos días y su necesidad de cuadros para desarrollarlo.
9 comentarios:
No pude ver el documental. Espero poder verlo, y agradezco mucho la reseña que hace en este post del documental.
Tambien no pude asistir a la feria del libro, y entendí que la tercera edicion de su libro "Tiempos de locura El Salvador 1979-1981" se presentaría alli. Me extraña que no haya escrito sobre la presentacion, ¿sera porque no fue asi?. Pregunto porque quiero saber esta ya a disposicion del publico. Si es asi, ¿podria mencionar adonde?
Saludos y gracias de antemano.
Yo tampoco pude asistir a la feria, y también tenía entendido que se iba a presentar allí, pero se retrasó unas semanas por problemas técnicos de los humanos.
No, no está aún a la venta, y ya se está tardando como demasiado, ¿no?
Un par de semanas más, me dicen.
Creo que eran $364 de salario o andamos más o menos cerca. Pienso que también es significativo ver cómo se coloca la figura de Funes en el documental, en contraparte de la demagogia de Saca. Sólo espero que la izquierda no la riegue otra vez.
P.D. Me gustó lo de los historiantes ;)
Je je.
Richard Clarke, empleado de carrera, promovido al consejo de ministros de Clinton, quitado del consejo de ministros de Bush (aunque conservó su cargo oficial, pero sin el acceso al gabinete).
Pero no hace falta buscar ningún ad hominem, puse lo de arriba para ver si el tipo tendría algún motivo para tener rencor contra Bush.
Veamos lo que dijo Clarke al Washington Post el 2 de abril del 2000:
«"We should have a very low barrier in terms of acting when there is a threat of weapons of mass destruction being used against American citizens," says Clarke. "We should not have a barrier of evidence that can be used in a court of law."
He compares the current threat of global terrorism with the situation faced by Western democracies in the period leading up to World War II, when appeasement carried the day. Imagine what would have happened, he says, had Winston Churchill come to power in Britain five years earlier and "aggressively gone after" Nazi Germany. Hitler would have been stopped, but in all likelihood, Clarke says, Churchill would have gone down in history "as a hawk, as someone who exaggerated the threat, who saber-rattled and did needless things."»
... en otras palabras, cuando trabajaba para Clinton, Clarke profesaba que una "baja" amenaza de uso de armas de destrucción masiva requería ya el uso de la acción militar.
Cuando renunció a la administración Bush, ahora el tipo era un Santo Tomás: si no tocaba la llaga, no estaba convencido.
Saque el lector sus propias conclusiones.
Claro que siempre que alguien como Clarks dice algo en contra de la guerra en Irak, los pro-guerra pueden tratar de "shooting the messenger", o levantar "a campaign of character assassination".
Eso, claro esto, no quiere decir que sus palabras o conclusiones esten equivocadas.
Por otra, parte, Rafael, sabe usted si el documental sera programado para otro dia?
Saludos
Rafa, ¿podrías grabar el documental? Ojalá que lo sigan pasando estos días.
Hasta donde sé, lo estarán pasando tooodos estos días, o una parte sustancial de ellos. Aquí pueden encontrar la información acerca del documental.
Salvador: no sé si mi video sirva; hace un par de años que no la uso. Voy a probarla.
¿Qué pensas de la idea de que la participación de tropas salvadoreñas en Irak sirva para mantener al ejército capacitado y curtido en las nuevas tácticas y estrategias de la guerra contrainsurgente? ¿Habrá vínculo entre esa participación y las leyes anti-terroristas que ha promovido el gobierno salvadoreño?
Carlos: Si es así, creo que será de rebote. El ejército nunca ha dejado de entrenarse en todo tipo de tácticas, y estar en una guerra de verdad es el sueño húmedo de cualquier militar: para eso los entrenan.
Me parece que puede ser un motivo, pero no el más importante. Las teorías conspirativas a veces hilan más fino que la realidad.
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