24 de noviembre de 2006

La mujer esqueleto

En el aciago año de 1990, antes de entrar a trabajar a La jornada, conocí a una muchacha bastante agradable: morena, delgada, más o menos alta. No que quisiera nada con ella; simplemente me agradó, e iba a ser mi compañera de trabajo. Fui a una especie de fiesta en su casa, me sirvió coca cola y me dio algunas galletitas y no platiqué de manera especial con ella, y nada de contacto físico de ningún tipo, muy mexicano el asunto.
A los pocos días llegué a mi primer día de trabajo en el periódico y ella estaba en la redacción. La saludé, le di la mano... y fue espantoso. Era una mano llena de huesos muy pequeños y delgados, sin mucho músculo ni carne entre ellos y la piel. Apenas la apreté un poco y sentí que todo se movía allí adentro al azar, y que si apretaba un poco más algo iba a crujir y me lo iban a cobrar.
Ese mismo día empecé a escribir un poema, "La mujer esqueleto", que terminé al día siguiente. Después lo corregiría durante meses y años (hoy mismo le cambié una palabra que estaba mal, o que no estaba tan bien), y con él empezaría un poemario que se llamaría Cosa personal, como el subtítulo de este blog. Un día estuvo a punto de publicarse, y al editor le pareció que el título recordaba demasiado a una telenovela que estaba pasando en ese momento, Nada personal, y le dije que mejor, mientras pasaba la calentura de la telenovela, le pasaba una novela mía. Así hicimos. Un poco molesto conmigo mismo y con la televisión, le cambié el nombre al poemario por Manual de sobrevivencia, que no me gusta, pero qué diablos; igual se lo vuelvo a cambiar. Casi todos los poemas se han publicado en revistas, en varios países, y en otra ocasión cambié su publicación por el de otra novela. Es lo mío. Prefiero no dispersar esfuerzos y hacer algo bien que tener credencial de narrador, poeta, cuentista y lo que sea (los domingos se hace sopa de patas y los sábados se compone música incidental, honorarios según cantidad de compases); me parece honesto y responsable. (Sí, sí tengo un poemario publicado, Algunas de las muertes, Claves Latinoamericanas, México, 1986. No, no lo vuelvo a hacer.)
Todo lo anterior viene a cuento porque ya tengo varias semanas hablando de poesía, y al mismo tiempo diciendo que no soy poeta, y al mismo tiempo coordinando un taller de poesía, y al mismo tiempo hablando de métrica, y me parece que uno tiene que sustentar lo que dice no sólo con su nombre y apellido, sino también con su obra (también lo he dicho muchas veces, así que me friego). Entonces puse "La mujer esqueleto" en La mancha en la pared, exactamente aquí.
La idea original, que hablé con Hugo Martínez Téllez en su momento, era hacer un blues, pero se me pasó la mano y salió eso. Como se verá, está en estricta métrica, aunque no corresponde a una forma en particular. (Es una especie de letanía, y de ésas hay de muchos tipos.) La base son endecasílabos, mezclados con algunos heptasílabos y, para romper, eneasílabos y pentas, y algún alejandrino para dar algún efecto rítmico especial.
Ya sé que no tengo que explicar un poema (se explican solos o no sirven), pero hay gente que me escribió en privado y espera que le explique un poco por qué hablo de poesía si no soy poeta. Insisto: es una cuestión de honestidad y decencia. Yo, a mi vez, espero que me envíen algo de lo suyo, para que platiquemos en igualdad de condiciones, o para ver si vale la pena platicar.

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Hugo: Tú has de saber a quién me refiero, y por favor guárdate el nombre. Creo que en algún momento quedó de jefa, después de que me salí de La Joranda, antes de que te fueras y me dejaras como novio de pueblo por casarte con Verónica. ¡Qué fea mano tenía, en serio!

Para los de siempre: En La mancha hay algún otro poema mío, digamos aquí, en verso libre. Si se toman el tiempo, en este mismo blog hay dos o tres más, incluso un soneto rarísimo. Me da pereza buscarlos, porque ya sé lo que van a comentar, y por qué voy a rechazar los comentarios. (Me acabo de acordar de un chiste de Pepito que no voy a contar, a menos que sea en persona.)

5 comentarios:

Unknown dijo...

Yo quiero el chiste! Me lo contás mañanaa

Ya leí el poema. Qué ritmo, me encanta... me voy a aventurar a leer más de métrica, nomás para entenderla porque no tengo los sesos para aplicarla :P

Anónimo dijo...

Todo un sector de platea para "los de siempre".
Como que las obras nunca estan completas,me decia un profesor que lo que uno hace es dejar descansar un rato la lucha,pero uno sabe que algo habra que ajustar,pero hay que comer asi que provecho a todos y a los de siempre(es que me recuarda con gracia
que en el colegio,siempre que pasaba algo,los mismos fulanos era que llegaba el coordinador de aula y:"LOS DE SIEMPRE!!"
Perez,Martinez,Dominguez para la direccion y casi el 99% eran y eramos los de siempre,aclaro ahora
creo ya no ser de los de siempre pero igual opinamos.

Saludos y gracias.

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

Aniuxa: No es apto para menores de edad. Lleva tu DUI y con gusto.
Lo de la métrica no es muy difícil, nomás es trabajoso, como todo. Y es lindo cómo puedes jugar con los ritmos, los cortes de verso, todo eso. Y se supone que tú no debes leerlo, pero igual uno tiene que poner cosas en el tapete para que más o menos le crean... Chale. Ya no hay actos de fe. (Y qué bueno.)

Bonampak: Me reí bastante. No lo había relacionado con "los de siempre" de la escuela. "The usual suspects", pues.
Parece que siempre hubieran estado allí, que siempre dijeran lo mismo, que siempre reaccionaran de la misma manera... Como si fueran la misma persona. Lo triste es que no lo son. Cambian. Mutan. Pero ni con mutaciones cambian, ni para bien ni para mal. ¡Son tan previsibles...!

Anónimo dijo...

Maestro Menjívar:
No sólo quedó de jefa sino, por decirlo de algún modo, de "primera dama". Y el poema lo sigo viendo como un blues.
Un abrazo chilango

Rafael Menjivar Ochoa dijo...

O sea que le dio golpe de mano (y de alcoba) a la jefa anterior. que también fue su jefa... No sé cómo le hará C*** con unos güesos así, tú. Quizá le gusta la fragilidad extrema, pero no está de mi tamaño, je je.
Gracias por pensar que es un blues. Quedaron algunas cosas que sí tienen que ver con eso, como lo de "sí / tu cosa personal", etc.
Un abrazo planeño. (Así les dicen a los que viven en Los Planes.)