El milagrero
Hoy me llegó de Alemania un libro bien bonito, en bonita edición, que se llama El milagrero (o su equivalente en alemán). Trae cuentos de gente de Perú, Colombia, El Salvador, Chile Honduras, Dominicana y Ecuador; la noticia se puede encontrar aquí, y ya me dirá quien entienda, porque yo el alemán, más o menos como el copto, el griego (del siglo que sea) y el arameo.
De El Salvador incluyen a tres: Jacinta Escudos, con su cuento "Costumbres prematrimoniales", quizá mi favorito de ella; Horacio Castellanos Moya, con "Hipertenso", y yo, con "Cementerio de carros". La traducción, hasta donde sé, es de Verónica Engeler (al menos la de mi texto), argentina residente en Alemania, según se presentó ella misma por correo electrónico.
Ya me ha tocado compartir varias veces antología con Jacinta y Horacio. Verónica Engeler me contó que encontró "Cementerio de carros" en una antología de autores centroamericanos preparada por Enrique Jaramillo Levi, Pequeñas resistencias 2, publicada en España hace casi tres años; allí se antologa también "Costumbres prematrimoniales". Antes, en 1999, tocó en la revista francesa Meet; allí publicaron un pedazo de mi cuento "Fade-out", que Thierry Davo ha retraducido completo. No encuentro mi ejemplar de Meet, y no recuerdo qué textos se publicaron de Horacio y Jacinta. (Vienen también Álvaro Menen Desleal, Alfonso Quijada Urías, Miguel Huezo Mixco y... ya no me acuerdo. Creo que Manlio Argueta, cómo no.)
En 2002 se publicó otra antología en Alemania, Papayas und Bananen (¡qué título, por san Judas!), de Werner Mackenbach. Werner había leído (en mi caso) el trozo de "Fade-out", le gustó como si fuera el cuento completo. Cuando le dije que no, que era la mitad, le gustó más traducirlo, o eso me dijo. De Jacinta viene "¿Y ese pequeño rasguño en tu mejilla?", un relato muy bueno del libro Cuentos sucios (como "Costumbres prematrimoniales"). No viene nada de Horacio (aunque por El Salvador aparecen también Salvador Canjura, una Claudia Hermández que aparece como guatemalteca y Mauricio Orellana Suárez). En la versión en español, que se llamó Cicatrices y se publicó en Managua en 2004, ya aparece un cuento de Horacio, "Paternidad".
En 2004, en la revista italiana Crocevia, aparece una microantología con Jacinta ("Sin remitente, otro muy bueno) y viene "Cementerio de Carros", que aquí está en la traducción de Attilio Aleotti.
Siempre me ha resultado curioso que me incluyan en antologías de cuentos (hay un par más donde aparecen "Cementerio de carros", "Una luz que nunca se apaga" y "Espejos"). Horacio y Jacinta cultivaron durante un buen rato el cuento. Por mi parte, excepto Terceras personas, que según yo no está formado por cuentos ni por cosas que se le parezcan (o por cosas que sólo se les parecen), no me he dedicado con fervor al género. He escrito más novelas que cuentos en mi vida. (Hablo de los publicables. También empecé con cuentos, y deseché algunas docenas. Y he desechado al menos seis novelas, por malas.)
En fin, contento. El lunes próximo voy a arreglar los libros y revistas donde vienen cosas mías, para gusto del ego. Hace unos pocos años apenas ocupaba unos diez centímetros de anchura con mis obras publicadas completas, y ahora ya me echo un par de anaqueles pequeños. Se siente rico, para qué miento.
Otra cosa es ponerse a leerse a sí mismo. Lo hago de vez en vez, pero sólo cuando siento que soy capaz de ver mis cosas como si yo no las hubiera escrito. Si no, ¿qué chiste?
Voy a seguir revisando el libro. Viene en edición bilingüe.
De El Salvador incluyen a tres: Jacinta Escudos, con su cuento "Costumbres prematrimoniales", quizá mi favorito de ella; Horacio Castellanos Moya, con "Hipertenso", y yo, con "Cementerio de carros". La traducción, hasta donde sé, es de Verónica Engeler (al menos la de mi texto), argentina residente en Alemania, según se presentó ella misma por correo electrónico.
Ya me ha tocado compartir varias veces antología con Jacinta y Horacio. Verónica Engeler me contó que encontró "Cementerio de carros" en una antología de autores centroamericanos preparada por Enrique Jaramillo Levi, Pequeñas resistencias 2, publicada en España hace casi tres años; allí se antologa también "Costumbres prematrimoniales". Antes, en 1999, tocó en la revista francesa Meet; allí publicaron un pedazo de mi cuento "Fade-out", que Thierry Davo ha retraducido completo. No encuentro mi ejemplar de Meet, y no recuerdo qué textos se publicaron de Horacio y Jacinta. (Vienen también Álvaro Menen Desleal, Alfonso Quijada Urías, Miguel Huezo Mixco y... ya no me acuerdo. Creo que Manlio Argueta, cómo no.)
En 2002 se publicó otra antología en Alemania, Papayas und Bananen (¡qué título, por san Judas!), de Werner Mackenbach. Werner había leído (en mi caso) el trozo de "Fade-out", le gustó como si fuera el cuento completo. Cuando le dije que no, que era la mitad, le gustó más traducirlo, o eso me dijo. De Jacinta viene "¿Y ese pequeño rasguño en tu mejilla?", un relato muy bueno del libro Cuentos sucios (como "Costumbres prematrimoniales"). No viene nada de Horacio (aunque por El Salvador aparecen también Salvador Canjura, una Claudia Hermández que aparece como guatemalteca y Mauricio Orellana Suárez). En la versión en español, que se llamó Cicatrices y se publicó en Managua en 2004, ya aparece un cuento de Horacio, "Paternidad".
En 2004, en la revista italiana Crocevia, aparece una microantología con Jacinta ("Sin remitente, otro muy bueno) y viene "Cementerio de Carros", que aquí está en la traducción de Attilio Aleotti.
Siempre me ha resultado curioso que me incluyan en antologías de cuentos (hay un par más donde aparecen "Cementerio de carros", "Una luz que nunca se apaga" y "Espejos"). Horacio y Jacinta cultivaron durante un buen rato el cuento. Por mi parte, excepto Terceras personas, que según yo no está formado por cuentos ni por cosas que se le parezcan (o por cosas que sólo se les parecen), no me he dedicado con fervor al género. He escrito más novelas que cuentos en mi vida. (Hablo de los publicables. También empecé con cuentos, y deseché algunas docenas. Y he desechado al menos seis novelas, por malas.)
En fin, contento. El lunes próximo voy a arreglar los libros y revistas donde vienen cosas mías, para gusto del ego. Hace unos pocos años apenas ocupaba unos diez centímetros de anchura con mis obras publicadas completas, y ahora ya me echo un par de anaqueles pequeños. Se siente rico, para qué miento.
Otra cosa es ponerse a leerse a sí mismo. Lo hago de vez en vez, pero sólo cuando siento que soy capaz de ver mis cosas como si yo no las hubiera escrito. Si no, ¿qué chiste?
Voy a seguir revisando el libro. Viene en edición bilingüe.
4 comentarios:
Bueno, por lo menos veo la portada (mis ejemplares me los mandaron al Salvador). Las traducciones me parece que estarán bien, porque leí la de mi cuento y es excelente, sobre todo tomando en cuenta que Erica (la traductora), nunca hizo ninguna consulta previa.
La dtv es una editorial muy prestigiosa en Alemania, con buena circulación y eso es para mí la parte alegre de esta antología. Muchos saludos, compañero de antologías.
Leí minuciosamente la traducción alemana y sólo encontré palabras largototas que no sé qué significan. Igual levanté la ceja izquierda (con la derecha no me sale) y dije: "Ajá" con aire de entendedor. Ya leí varios cuentos de los que vienen del lado izquierdo, en español (unos siete u ocho, además del tuyo y el de Horacio; el mío me lo sé de memoria, chale). Encontré muchas coincidencias de estilo y de "modo" de decir las cosas. No sé si se deba a que hay gente de Colombia, Perú y Ecuador que escriben muy parecido o a que escogieron a los autores porque escribían así. Noté lo mismo con Pequeñas resistencias. Lo que me gustó de Cicatrices (Papayas und Bananen también tiene palabras largototas que no entiendo) es que hay mucha más variedad en los modos de escribir; creo que Werner Mackenbach buscó más bien la heterodoxia, o cuentos más heterodoxos.
La antología es disfrutable, en todo caso, y han evitado los cuentos de "Había una vez". Eso siempre se agradece.
Y ya hemos estado juntos en varios idiomas. Qué loco.
Me gustó la edición en algo: han hecho coincidir la versión española y la alemana párrafo por párrafo. La caja de las páginas en alemán (a la derecha) es más ancha que la versión en español (izquierda), para que se pueda cotejar la traducción. Hay que tener valor o ser un muy buen traductor para hacer eso. Y el catálogo es bien amplio. Tienen libros de cosas en ruso, en turco, en inglés, en francés, con la misma mecánica. Me advirtieron que son "libros de texto" (es decir educativos, porque todos los libros son de texto, hasta los que tienen dibujitos), y me gustaría que hubiera algo así por aquí cerca. En general, las ediciones bilingües que conozco no son tan minuciosas. Había unas, Río Nuevo, que eran nefastísimas; la traducción al español sólo servía como guía para medio entender lo que venía en la versión original. Por eso nunca pude entender a Hölderlin, otro con palabras largototas.
Me parece excelente que se dé a conocer CEMENTERIOS DE CARROS que es un cuento realmente muy bueno. También tienes otros excelentes. No eres un cuentista, eres un novelista, pero con algunos cuentos muy buenos. Ser novelista en el alma no impide una producción limitada de cuentos buenos. Véase el caso de Camus y Sartre, para dar ejemplos sacados de los autores de mi país; cada uno, entre tantas novelas y obras de teatro tienen, si no me equivoco, un libro de cuentos, nomás. Y por supuesto no hablaré de Cervantes. El problema que tenemos en Francia es que el cuento tuvo su hora de gloria en el siglo XIX, y después dejó de ser un género prestigioso entre el público, aunque sí continuó siéndolo entre los conocedores. De donde el hecho de que un autor serio escribe esencialmente novelas, pero también tiene que demostrar que sabe escribir cuentos. Así que publica un libro de cuentos, con lo cual se gana el beneplácito de la comunidad literaria (mafia, cartel, en otros idiomas), y sigue escribiendo novelas. A mí me fascinan los cuentos, y no creo que sea necesario que un cuentista se sienta obligado a escribir una novela. Nunca terminé de leer una novela de Cortázar, me fastidian. El tipo era un cuentista, genial, uno de los mejores. RAYUELA y EL LIBRO DE MANUEL me caen de las manos. Claudia Hernández es una maravillosa cuentista. Yo no quiero que deje de escribir cuentos. Como tú dices, es una cuentista en el alma y esto hay que protegerlo. Cada uno de sus cuentos es una joya imprescindible. Puse uno de sus libros en el programa de la universidad donde imparto clases y el impacto fue tremendo. Creo que Jacinta Escudos y Horacio Castellanos Moya también son excelentes cuentistas. Creo que cada cual tiene su técnica de escritura propia y de ahí tiene que profundizarla. Sin tratar, por convenencias propias, de torcer su talento. Hay tipos, como Victor Hugo, que te pueden escribir novela, cuento, poesía, canción, que además pintan y dibujan, o traducen. Pero no todos somos Víctor Hugo. Yo por ejemplo lo único que sé hacer es traducir. Talvez porque sea lo único que me interesa, finalmente. Bueno, también sé hacer otras cosas, como cocinar por ejemplo, y no compro el mole para luego quejarme porque no queda, el mole lo hago yo.
Lo que sí sería desastroso sería que cuentistas prefirieran renunciar al cuento que manejan perfectamente para acudir a la novela que no manejan tan bien, para insertarse mejor en el mundo editorial.
H e tenido la suerte de conocer a algunos de los mejores autores de canciones francesa, muchos de ellos escribían letras de canciones como práctica, para luego llegar a escribir novelas. El resultado da pena. Lograron publicar novelas que alimentaron la industria editorial. Y aunque las canciones que habían escrito andaban por todos los labios, se empeñaban en creer que su obra maestra serían sus novelas. Fracasaron en su búsqueda de una gloria vana (ser reconocidos como novelistas) mientras habían sido excelentes autores de canciones. Que no le ocurra lo mismo a los cuentistas...
Como sabes, me pasé veinte años dando vueltas alrededor de El extranjero; es la novela que me hubiera gustado escribir, nomás que Camus me la ganó. A cambio, traté de escribir mi propia versión, que es Trece. Sé que no se parece en nada, pero tampoco era el caso; nomás era lo que yo entendía como "mi novela al estilo Camus". Después cambié de gurú durante dos novelas (Saramago y su manejo de lenguaje). El extranjero es la única novela que me gusta de Camus; las demás no me las creo, aunque sus temas son buenos, sus planteamientos, lo que quieras. Y sus cuentos... ¡Híjole! "El huésped" me marcó también. Es una lección de estructura a la vez que una lección de honor, de cómo hacer ambientaciones y de cómo armar personajes sin que uno sepa mucho de ellos. (El árabe es un personaje completísimo, y casi no se sabe nada de él, ni falta que hace.) En cuento, el que me hubiera gustado escribir es "Berenice", de Poe y, como no pude, lo traduje. Mi ideal de cuento, sin embargo, es "Los asesinos" y "Fifty Grand", de Hemingway, y de allí tengo más influencia que de cualquier otro... pasando por Chandler, Hammett, Jim Thompson y cuanto escritor negro se te ocurra.
A Cortázar no lo soporto como novelista. He intentado con Rayuela unas quince veces. Incluso tengo aquí un ejemplar que era de él (de Cortázar), que Claribel Alegría le regaló a mi padre, y ni así. La única que he leído completa (casi) es Los premios. "Casi" porque las partes donde el fulano se pone a filosofar acerca de la vida, la muerte y todo lo demás me parecen soporíferas. ¡Pero sus cuentos, madre santa...!
Y tiene poemas muy buenos en La vuelta al día, pero son parte del juego de la caja de sorpresas que es el libro, y son cosas que pueden intentarse una vez. Deshoras, su libro póstumo, es bastante regularcito.
Hay mucha gente que migra del cuento a la novela porque "el cuento no vende", como la poesía. No es cierto; lo que pasa es que la mayor parte de los cuentistas son malitos, igual que una legión de poetas contra tres o cuatro decentes. Con la novela las editoriales han sido más benévolas, en la medida en que hay más lectores para ella. Pero me late que anda en crisis también; están publicando cada cosa mala, y la presentan como si fuera tan buena...
No sé a lo que iba. Lo que quiero decir es que, para no variar, estoy de acuerdo contigo.
A medio camino de lo que estaba escribiendo, me dispersé y me puse a hablar de cosas que mejor puse en un post.
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